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Reportaje:EL ECUADOR DE LA LEGISLATURA

Pla, antes y después del Estatut

El secretario general del PSPV afianza en los dos primeros años de legislatura su liderazgo orgánico y político

El pacto alcanzado con el PP para reformar el Estatut d'Autonomía marca un antes y un después en la trayectoria de los socialistas del País Valenciano y, en especial, en la de su secretario general Joan Ignasi Pla. En el ecuador de la legislatura, el PSPV hace balance en clave orgánica, política y social. "Pla ha pasado de ser el portavoz socialista, ninguneado por el presidente de la Generalitat al comienzo de la legislatura ['Pla ¿quién es Pla?', diría con ironía el PP en esas fechas] a convertirse en rival político para Camps, sobre todo tras el pacto del Estatut", destaca uno de los estrategas de Blanquerías, sede del PSPV-PSOE. Pla se ha dedicado en estos dos años a consolidar ese liderazgo orgánico y político sin perder de vista que para ganar en 2007 necesita convencer a los valencianos de que representa una alternativa sólida de gobierno.

La reforma estatutaria pactada con el PP le ha afianzado como rival político de Camps
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Pla debutó en el verano de 2003, tras los comicios de mayo, como líder orgánico y parlamentario de los socialistas valencianos. Ahora, tenía escaño en las Cortes Valencianas y una tribuna pública desde la que articular un discurso político y a la vez trabajar la imagen de líder del principal partido de la oposición. Un Camps ausente de las Cortes y en su papel de presidente apenas le brindó la oportunidad de contrastar liderazgos. Como reconoció tras los 100 primeros días de legislatura en una entrevista a este diario, "se me ve y se me oye poco porque no hay Parlamento".

El político socialista abandonó las Cortes y se dedicó a preparar el 10º congreso nacional del partido, donde si bien nadie cuestionaba su reelección sí se especulaba sobre si impondría un nuevo modelo de dirección que no cediese a las presiones territoriales o de familias. El aviso a navegantes que Pla envió a los barones del partido fue claro: seguiría con su intento de romper la dinámica de familias y el reparto de responsabilidades lo haría de acuerdo a la valía de cada uno y no en función de con quién estaba o había estado. Pla pensó en una Ejecutiva muy parecida a la del grupo parlamentario, capaz de combinar la labor propositiva realizada hasta entonces -Pla ofreció a Camps durante el debate de investidura tres grandes pactos políticos- con un mayor mordiente en el control al Consell. Hubo expectación sobre si aguantaría el tirón o cedería a las presiones del partido, pero al final resistió y el congreso de julio en Castellón selló su liderazgo orgánico. "No es un hombre de decisiones radicales", comenta otro miembro del equipo para explicar algunas de las concesiones que hizo, "pero en julio de 2004 dio señales de que tenía un guión y sabía lo que se proponía".

Sobra decir que en su actitud pesó el resultado de las generales de marzo de 2004 (cuatro meses antes del congreso del PSPV), en las que el PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, accedió al gobierno de España. Por primera vez en años había gobiernos de distinto signo político en Madrid y Valencia.

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En septiembre, durante el debate de política general en las Cortes, y con una división en el PP que pocos se molestaban ya en disimular, Pla hizo un discurso duro denunciando la parálisis del Gobierno valenciano. "En la jerga pugilística, Pla fue el boxeador que más veces dio", valoran en Blanquerías.

Los hitos de julio, en clave interna, y de septiembre, en clave política, refuerzan la imagen de Pla como alternativa de gobierno a Camps. Los sondeos periódicos que encarga el PSPV para conocer la valoración del candidato y de la acción del partido no van mal, pero son insuficientes para contrarrestar la potente política de mercadotecnia del Consell y la que ofrecen los medios de comunicación públicos, como RTVV, de absoluta entrega al PP y cerrada a cal y canto a los partidos de la oposición.

De unos meses a esta parte, Pla ha dedicado tiempo a recorrer la Comunidad Valenciana de arriba abajo, con especial atención a Castellón y Alicante, donde el vuelco político parece más claro a tenor de las encuestas. Y ello, a pesar de la "delicada" situación orgánica que el PSPV tiene en comarcas como la Vega Baja o en L'Alacantí, donde el partido se dividió hace unas semanas entre partidarios y detractores del plan urbanístico de Rabassa. Tampoco ha trascendido en exceso la pérdida de alcaldías, pero los socialistas están sufriendo una sangría auténtica dos años después de las municipales, con la pérdida de más de una docena de ayuntamientos. Otras decisiones del gobierno de Zapatero como fue la derogación del trasvase del Ebro, el no soterramiento del AVE o los envites de ERC, socio del gobierno de Maragall, les han superado en algunos momentos, pero también les ha permitido elaborar un discurso propio, equidistante del del PSOE de Madrid y del PSC de Catalunya. "No somos más que nadie, pero tampoco menos", es una de las ideas más repetidas por Pla.

En este contexto, la reforma estatutaria pactada con el PP le ha afianzado como rival político de Camps, algo que el PP ha intentado evitar a toda costa. "Ha planteado temas sobre los que el presidente no tenía discurso propio, sobre todo en el ámbito de la economía, donde el secretario de los socialistas valencianos cuenta con un equipo sólido [el decano Enrique Villarreal, el ex secretario de Economía y diputado al Congreso Ricard Torres, la secretaria federal Inmaculada Rodríguez y la colaboración de Miguel Sebastián y Pedro Solbes en la Moncloa]. Ha conseguido crear equipo", afirman rotundos. El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, pese a los recelos que sigue despertando en los sectores del PSPV, está considerado el ministro de Valencia y políticos como el ex presidente Joan Lerma y el ex secretario de Organización del PSOE Ciprià Ciscar han colaborado en la comisión de notables que asesoraba a la dirección del PSPV en la negociación de reforma estatutaria tras años de frías relaciones. Que la reforma valenciana sea la primera que se pacta en España ha dado a Pla, teniendo en cuenta que está en la oposición, una proyección nacional sin precedentes como se vio en el Ritz de Madrid, en un acto organizado por el Foro Nueva Economía. "No hay que confiarse, pero las cosas van por buen camino", subrayan.

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