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El Papa defiende en su primer viaje en Italia la unidad de los cristianos

Benedicto XVI critica el "desierto espiritual" del mundo contemporáneo

Enric González

Benedicto XVI realizó ayer su primera salida oficial del Vaticano para clausurar el Congreso Eucarístico de Bari. Su visita a la ciudad del sureste convocó a unas 150.000 personas, menos de las que se preveían, que asistieron a la misa papal y escucharon una homilía en la que Joseph Ratzinger comparó el mundo contemporáneo con un "desierto espiritual" y anunció "gestos concretos" para conseguir la unidad cristiana con protestantes y ortodoxos. Benedicto XVI destacó también la necesidad de "redescubrir la alegría del domingo cristiano".

Hacía mucho calor en Bari y la explanada de Marisabella, donde se celebró la misa, no llegó a llenarse de gente como estaba previsto. Más de 500 personas tuvieron que ser atendidas por insolaciones y desmayos. A su llegada, en torno a las nueve de la mañana, el Papa circuló entre la multitud a bordo del papamóvil y recibió las habituales aclamaciones. Se reforzó sin embargo la impresión, ya sugerida en días pasados desde el propio entorno papal, de que Benedicto XVI no deseaba hacer de los actos de masas -tan habituales con su predecesor, Juan Pablo II- una de las claves de su pontificado.

Los grandes encuentros no van con su carácter ni con el estilo que quiere imprimir a su gestión. Según una frase que circula por el Vaticano, al Papa Ratzinger "hay que leerle, no verle en televisión". Los próximos viajes en la agenda, como el de agosto a Colonia para presidir la Jornada Mundial de la Juventud y el que en julio de 2006 le llevará a Valencia, con motivo del Encuentro Mundial de la Familia, darán la medida de la eficacia de sus desplazamientos pastorales.

Benedicto XVI basó la homilía de Bari en su conocido desacuerdo con la laicidad occidental. "Ni siquiera para nosotros", dijo, "es fácil vivir como cristianos. Desde un punto de vista espiritual el mundo en que nos encontramos, marcado a menudo por un consumismo desenfrenado, por la indiferencia religiosa y por un secularismo cerrado a la trascendencia, puede parecer un desierto".

Y subrayó la prioridad del proyecto ecuménico. "Aquí en Bari, ciudad que custodia los restos de San Nicolás, tierra de encuentro y diálogo con los hermanos cristianos de Oriente, querría insistir en mi voluntad de asumir como empeño fundamental el de trabajar con todas mis energías en la reconstrucción de la unidad plena y visible de todos los seguidores de Cristo", proclamó. Como señal de su voluntad de encuentro con los ortodoxos, una de las lecturas evangélicas fue realizada en griego.

Uniones civiles

Entre las autoridades civiles que le recibieron figuraba el presidente regional, Nichi Vendola, elegido en abril. Vendola, comunista, católico y homosexual, rogó al Papa a través de declaraciones a la prensa que "abriera la mano" en cuestiones como las uniones civiles entre personas del mismo sexo, a las que la Iglesia católica se opone con firmeza.

En el viaje de regreso a Roma, el helicóptero papal descendió hacia un campo deportivo de la localidad de Duronia y, sin que el aparato llegara a posarse en el suelo, Benedicto XVI envió una inaudible bendición a un millar de personas. Duronia es la localidad natal del piloto del helicóptero, Tonino Berardo.

Benedicto XVI saluda a los fieles a su llegada a la explanada de Marisabella, en Bari.
Benedicto XVI saluda a los fieles a su llegada a la explanada de Marisabella, en Bari.ASSOCIATED PRESS

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