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New Order decepciona en su concierto en el Primavera Sound

La actuación de New Order fue el punto culminante de la jornada del viernes en el Primavera Sound, festival que ha clausurado sus puertas en el Fórum esta madrugada. La actuación del grupo de Manchester fue bastante decepcionante, tanto que el cuarteto sólo estuvo a la altura de su leyenda, por lo que respecta a su notable capacidad de convocatoria. Según datos estimativos de la organización, la asistencia superó las 17.000 personas.

New Order era el plato fuerte del festival al suponer el reconocimiento a una banda seminal en lo que luego ha venido a llamarse música indie. Sin embargo, lejos de respetarse a sí mismos, New Order pasaron por el escenario principal como un grupo cuyo único afán pareció el recaudatorio. Con un espectáculo que por inexistente mejorarían hasta Café Quijano, sin producción propia y fiando buena parte de su repertorio a un último disco decepcionante, New Order entristecieron. En su delirio parecieron creer que su talento se mantiene incólume, y en lugar de fundamentar su concierto en las canciones populares del grupo, que era lo que el público quería oír, tocaron muchos temas tan nuevos como insulsos. Casi fue mejor así, pues, cuando el repertorio se acercó al clasicismo, las versiones escogidas fueron bastante vulgares.

En su papel

En este sentido estuvieron muchísimo mejor The Human League, una banda que al menos se respeta a sí misma. Salieron a escena sabiendo que no tienen 20 años, que ya no hay melenas que atusar y que nada volverá a ser como antes. La banda cumplió con su trabajo y con su historia protagonizando un concierto con un montaje propio, una intención estética definida y el deseo de recuperar sus viejos éxitos. Iggy Pop también estuvo en su papel y, cambiando los rascacielos de Diagonal Mar por las montañas pirenaicas, situó la memoria en el Doctor Music Festival de 1996. Esta vez se bajó más el pantalón y enseñó medio culo, además de tocar junto a sus Stooges I wanna be your dog y No fun, entre otras gemas del pasado. La gran ventaja de Iggy es que nunca se ha ido y siempre se ha dedicado a lo mismo. Como el vitriólico Genesis P Orrigde; enseñando sus pechos siliconados, su paso por escena redujo a chiste de monaguillo incluso las provocaciones de Iggy Pop. Las estupendas actuaciones de American Music Club y Enrique Morente dieron lustre al festival.

En la jornada final, la tarde estuvo presidida por la emoción contenida de Vic Chesnutt, un artista emotivo y un comunicador diáfano. Hizo suyo el Auditori aprovechando las estupendas condiciones acústicas de un espacio que no por enorme pierde intimidad. Mientras Christina Rosenvinge actuaba en el escenario RockdeLux y Josh Rouse abría el escenario principal con su pop inmaculado, la descarga de pop galo comenzaba en el escenario CDDrome. Allí, artistas como Coralie Clement, Bertrand Betsch o Francoiz Breut evidenciaron que hay una vía no estrictamente anglosajona hacia el pop-rock.

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