La protesta saharaui se traslada a la Universidad de Rabat
Los presos islamistas marroquíes ponen fin a su huelga de hambre
El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, vivió ayer una jornada de calma tras las manifestaciones de los últimos días, las más graves desde 1999. Las protestas saharauis se trasladaron ayer a Rabat, donde unos 200 estudiantes colocaron pancartas a favor del Frente Polisario en la verja de la Universidad de Suissi II provocando una violenta reacción policial. Varios jóvenes resultaron heridos y otros fueron detenidos.
El pequeño contingente policial estacionado en el campus universitario quedó rápidamente desbordado por los estudiantes. Cuando llegaron refuerzos, compuestos por varias dotaciones antidisturbios de las fuerzas auxiliares, los jóvenes los recibieron a pedradas. Los agentes se emplearon con contundencia, según informa la agencia Efe, para restablecer el orden y detener a los cabecillas. Entraron en varios edificios universitarios, los que se habían refugiado los estudiantes para ponerse a salvo de las cargas, y los desalojaron a palos al tiempo que practicaban varias detenciones.
La manifestación de Rabat fue, explicó por teléfono una joven saharaui, convocada en solidaridad con "los hermanos de El Aaiún duramente reprimidos" el martes por la policía antidisturbios marroquí. La protesta en la capital del Sáhara empezó, el domingo, tras el traslado de un preso de la cárcel de El Aaiún a la de Agadir, a 600 kilómetros al norte. Adquirió rápidamente tintes políticos a favor de la independencia de la ex colonia española. Ayer no se produjeron disturbios pero, según la agencia de prensa del Polisario, un conato de concentración fue rápidamente disuelto en Dajla, la antigua Villa Cisneros.
El ministro de Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, hizo ayer en Luxemburgo "un llamamiento urgente" a la calma.
Los presos islamistas marroquíes, en huelga de hambre desde hace 25 días, pusieron, por otra parte, ayer fin a su protesta, según fuentes oficiales marroquíes y de la asociación Ennasir, que agrupa a la mayoría de las familias de los reos. A cambio han obtenido algunas promesas y concesiones.
Un total de 638 prisioneros, según el Ministerio de Justicia, unos 1.200, según Ennasir, empezaron a ayunar el 2 de mayo respondiendo a una convocatoria de cuatro líderes espirituales islamistas encarcelados entonces en Kenitra.
Sus reivindicaciones, recogidas en un comunicado, incluían desde la revisión de sus juicios -muchos de ellos cumplen largas penas a las que fueron condenados tras los atentados terroristas de mayo de 2003 en Casablanca- hasta el procesamiento de los agentes de las fuerzas de seguridad que, según ellos, les torturaron.
Abderrahim Mohtade, presidente de Ennasir, señaló, en conversación con este periódico, que las autoridades marroquíes habían dialogado hasta la madrugada de ayer con Mohamed Fizazi, uno de los dirigentes espirituales, ahora encarcelado en Tánger.
Le prometieron que muchos presos se beneficiarían en breve de indultos reales, que otros, a los que les quedan pocos años por cumplir, obtendrían la libertad condicional y que el trato y las comodidades mejorarían en las cárceles. A cambio, Fizazi aceptó, tras consultar con los demás cabecillas, desconvocar la huelga.
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