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Tribuna:DESARROLLO URBANÍSTICO
Tribuna
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La peligrosa posmodernidad urbana de Sevilla

Dicen que el paradigma de la ciudad postmoderna es Los Ángeles porque nunca tuvo centro, límites configurados ni Planeamiento Urbanístico y porque ha hecho posible el desarrollo de sus elementos característicos: la autopista urbana, el edificio singular, el mall, el parque temático.

Lo cierto es que el vertiginoso avance de la ciencia y de la tecnología ha promovido la economía globalizada que ahora: depende principalmente de la producción inmaterial, prescinde de la geografía y determina también nuevas formas de producir, de reproducir, de distribuir, de relacionarse y de consumir hasta el tiempo e incluso el suelo.

Antes, los asentamientos humanos se encontraban en un fragmento de suelo esterilizado, arrebatado al campo; ahora éste ha desaparecido y lo urbano se encuentra disperso en todo el territorio. Responde a una nueva forma de vida en la que el hombre depende cada vez más del entorno, lo asume y lo prolonga, en el soft y en el hardware, en las ideas para ordenar las acciones y en la máquina, materia transformada con sofisticado diseño.

Se está construyendo la ciudad dispersa posindustrial: sin un Plan, contrariando a la Ley

De ahí que la relación del sujeto con el objeto ha pasado de unidireccional a ser interactiva, compleja. Los artilugios que antes pertenecían a nuestro entorno, ahora son parte de nuestro cuerpo: marcapasos, chips y audífonos para discapacitados, masas de silicona para mejorar la estética corporal, materiales utilizados en cirugías reparadoras. Así también el coche, del cual no pueden desprenderse los urbanitas que viven en El Aljarafe.

Las coincidencias formales que se encuentran en el crecimiento de las grandes ciudades de todo el mundo expresadas en la metáfora topológica del archipiélago, que ya no de la mancha de aceite, se explican y deben comprenderse de manera diferente.

Sobre un plano, la forma de Sevilla dispersa coincide con las de Quito o Houston; pero, sus realidades humanas y culturales sugieren interpretaciones provenientes de la historia, de la cultura. Por eso es que la reflexión acerca de Los Ángeles invita a pensar en sus singularidades históricas, económicas, políticas y culturales.

Precisemos: el origen de la ciudad mediterránea se ubica hace más de 2000 años directamente asociado a lo cultural, a lo social y a lo político; el de la hispanoamericana obedece a un propósito previsto de conquista; la usamericana, a una necesidad operativa inmediata.

Los actuales desarrollos dispersos en todas las ciudades formalmente se parecen pero, en USA, no son manifestaciones de ruptura sino de cambios fuera de la tradición, muy próximas a los objetivos empresariales. En Europa sucede todo lo contrario: la ciudad compacta y continua, construida a partir del recinto amurallado, actualmente tiene su borde y su periferia fracturados por los nuevos crecimientos.

Para ilustrar lo dicho, guardando las proporciones, valga la pena una breve comparación entre Los Ángeles y Sevilla en referencia a la forma actual de ocupar el suelo; formal y financieramente similares pero culturalmente, no.

El territorio sobre el que se está generando la Sevilla dispersa, con menos de 40 kilómetros de radio, tiene 46 núcleos urbanos además de la capital (702.620 habitantes), cuya antigüedad, superior a 2000 años, les hace poseedores de un extraordinario y denso patrimonio cultural inmaterial y material de todos los períodos: megalítico, romano, bizantino, musulmán y cristiano.

Dentro de aquellos núcleos, destacan los 28 Municipios de El Aljarafe que suman 289.392 personas. El crecimiento demográfico medio de la última década es superior al 100% y la ocupación del suelo urbano promedio es de 3,9 m2/año/habitante. La Sevilla dispersa -posmoderna- pese a estos elevados índices se está expandiendo, como en muchos Estados de EE.UU: sin un Plan de Ordenación Territorial.

Los Ángeles que, actualmente tiene 3.912.200 habitantes, fue fundado en 1781 y nunca tuvo centro ni límites configurados. Durante la última década, 5000 habitantes han llegado a vivir en su Condado (13.967 Km2) donde existen 88 ciudades con 10.103.000 personas. Geográficamente constituyen un solo asentamiento disperso. Se ha desarrollado sin un Plan, pero a este territorio se le ha impuesto una malla de vías para garantizar su eficacia; aún así solamente se ha conformado una inmensa periferia que requiere un centro pero que no es capaz de generarlo porque el protagonismo en la ciudad no lo tiene el ciudadano sino las empresas, los consumidores y sobre todo el coche que devora suelo y despilfarra energía.

La forma de las áreas dispersas de Sevilla y de Los Ángeles, es similar; pero la gente, la cantidad y la calidad de las permanencias y pre-existencias urbanas (culturales) en el territorio sevillano no son comparables a las del territorio angeleño.

Sin embargo, se está intentando borrar soterradamente de El Aljarafe su Patrimonio Cultural, incluso el Camino de El Rocío. Al mismo tiempo la cuenca del río Pudio está en inminente peligro. Todo, para hacer espacio atas las urbanizaciones dispersas a los molls, las autopistas y los coches, eliminando los espacios de contemplación y convivencia. Destrozando el paisaje.

Se está construyendo la ciudad dispersa posindustrial: sin un Plan, contrariando a la Ley y al sentido común; sin confines. En el futuro, el coche será imprescindible y la insostenibilidad estará asegurada.

Ciudad sin cultura es simple urbanización. Sevilla no puede adoptar, por dejación, el despilfarrador modelo de una ciudad usamericana.

Jorge Benavides Solís es profesor Titular de la ETSA. Sevilla.

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