Bush ofrece ayuda al futuro Estado palestino en la primera visita de Abbas a Washington
El presidente de EE UU recibe a su homólogo en la Casa Blanca para resucitar el plan de paz
El presidente palestino, Mahmud Abbas, logró ayer lo que su antecesor, el fallecido Yasir Arafat, no pudo: hablar con George W. Bush en la Casa Blanca. El presidente Bush pidió a Israel "eliminar instalaciones no autorizadas y detener la expansión de los asentamientos" en Cisjordania, defendió el futuro Estado palestino y anunció una ayuda de 50 millones de dólares para Gaza tras el desalojo israelí. Mahmud Abbas reiteró su compromiso con el proceso de paz, pero advirtió: "Nuestro mayor enemigo es el tiempo. Tenemos que acabar este conflicto antes de que sea demasiado tarde".
Bush, que recibió en su rancho de Tejas el mes pasado al primer ministro israelí, Ariel Sharon, intenta que vuelva a la mesa de negociaciones; el Gobierno israelí dice que lo primero es desalojar Gaza y parte de Cisjordania y que no negociará hasta que la Autoridad Palestina no controle mejor a los grupos terroristas. Lo que el presidente hizo ayer es reiterar su doble mensaje -a Israel, que detenga la expansión de los asentamientos; a los palestinos, que acaben con los grupos armados- y anunciar el envío de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, a Jerusalén y Ramala antes del desalojo de Gaza, previsto para agosto.
Abbas, que asumió su cargo en enero y que estuvo en la Casa Blanca en 1993, cuando Isaac Rabin y Yasir Arafat se dieron la mano ante Bill Clinton, dijo que no hay justificación para que Israel mantenga "el muro, que es ilegal, como los asentamientos". Los palestinos "hemos elegido la democracia", pero la otra cara de la moneda democrática "es la libertad, y no tenemos libertad, no vivimos en libertad en nuestra tierra". En la posterior conferencia de prensa, Abbas añadió que le había expresado a Bush su "profunda preocupación" por "la continuación de las actividades de asentamientos israelíes y la construcción del muro en nuestras tierras, sobre todo en la zona de Jerusalén". Esas actividades, añadió, "han contribuido a aumentar la frustración, el desasosiego y la pérdida de la esperanza".
Bush pareció atender la queja palestina. Situado junto a Abbas, dijo: "Israel debe seguir dando pasos adelante hacia un futuro de paz y no debería llevar a cabo ninguna actividad contraria a las obligaciones de la Hoja de Ruta o que altere las negociaciones sobre el futuro de Gaza, Cisjordania y Jerusalén". Por tanto, añadió el presidente, "Israel debe eliminar las instalaciones no autorizadas y detener la expansión de los asentamientos". Al tiempo, el presidente no olvidó decir a los palestinos que "no se puede tener una democracia basada en el imperio de la ley si hay bandas de gente que usa sus armas para intentar lograr un fin político".
Ayuda económica
En cuanto a la ayuda económica, los 50 millones para construir casas e infraestructuras son la tercera parte de los 150 que la Casa Blanca ha pedido al Congreso y servirán para "mejorar la calidad de vida de los palestinos en Gaza, donde hay mucha pobreza y desempleo". Bush repitió su compromiso con la reactivación de la Hoja de Ruta "como la única visión de dos Estados que vivan juntos", y añadió que la retirada de Gaza puede suponer el principio de la vuelta al plan de paz, apadrinado por Estados Unidos, la UE, Rusia y la ONU y bloqueado desde hace dos años.
Abbas dijo que el gran enemigo de la paz en Oriente Próximo es el tiempo. "Y pasó ya el momento de las soluciones a medias y los acuerdos provisionales y parciales". Por el bien de la paz y la democracia, es tiempo ya de acabar este conflicto, dijo, además de criticar el desalojo de Gaza como "una distracción de la expansión en Cisjordania".
Bush se dirigió a Abbas para marcar las diferencias con Arafat y para tratar de imprimir a sus palabras calor y compromiso personal: "Usted ha vuelto a empezar un difícil camino que requiere cada día valor y liderazgo. Haremos ese camino juntos". El presidente confió en que los palestinos no respalden mayoritariamente las candidaturas islamistas de Hamás en las próximas elecciones parlamentarias.
Las palabras de Bush en este sentido fueron interesantes: por una parte, mantuvo la política oficial de que "Hamás es un grupo terrorista, y está por esa razón en la lista de organizaciones terroristas". Por otra, añadió que "naturalmente, queremos que todo el mundo participe en las elecciones; es muy saludable que la gente haga campaña y explique a favor de qué está". En su opinión, los palestinos respaldarán a Abbas, "que está a favor de la paz", y rechazarán a "los candidatos que apoyen la violencia: "Las madres palestinas quieren que sus hijos crezcan en paz, exactamente igual que las madres estadounidenses".
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