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Maragall pide excusas por su "estupidez" con la corona de espinas

El presidente asegura que la "anécdota" no comprometió sus objetivos en Oriente Próximo

Enric Company

Pasqual Maragall reconoció ayer en el Parlamento catalán, en la sesión de control al Ejecutivo, que fue "una estupidez" bromear en Jerusalén con una corona de espinas en el curso de su viaje oficial a Oriente Próximo. Sin embargo, el presidente de la Generalitat rechazó enérgicamente que aquel episodio comprometiera para nada el objetivo de su viaje, que era promover la segunda Conferencia Euromediterránea, que se celebrará en noviembre en Barcelona.

La de ayer fue la segunda petición de excusas que Maragall se ha visto obligado a presentar desde su regreso de Oriente Próximo. Ayer fue a instancias de los líderes de los dos partidos de la oposición, Artur Mas, de CiU, y Josep Piqué, del PP. La primera se produjo el lunes ante el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach.

"Como usted sabe, ya he pedido excusas, y vuelvo a pedirlas", respondió Maragall a Artur Mas. Por si no bastaba, el presidente añadió: "Debo decir que realmente aquella fue una actitud que no venía a cuento de nada, que ahora podemos calificar como una estupidez. Lo fue, y me hago responsable de ello".

Mas había calificado como "impropio" de un presidente el comportamiento de Maragall cuando, en Jerusalén, cerca de la basílica del Santo Sepulcro, bromeó con una corona de espinas junto con el consejero de Economía, Antoni Castells, y el líder de ERC, Josep Lluís Carod. Y le había solicitado que, además de disculparse ante el arzobispo por haber herido "los sentimientos íntimos" de los creyentes, se disculpara también "ante el pueblo de Cataluña y los ciudadanos que se sintieron avergonzados por aquel comportamiento".

La intervención de Piqué tuvo otro registro. El dirigente del PP catalán calificó la política de proyección exterior de Cataluña llevada a cabo por Maragall como "un auténtico desastre" y le pidió que cese a sus responsables. "Se hace sin criterios claros, está llena de improvisaciones, sin profesionalidad y normalmente se pierde en medidas de consumo interno por intereses partidistas". Le recordó que su comportamiento en Jerusalén, con la "colaboración inestimable" de Carod, ha logrado la crítica unánime de responsables de todas las religiones monoteístas. "Es una contribución al movimiento ecuménico, pero no creo que sea una contribución al prestigio de Cataluña", ironizó Piqué.

Maragall se defendió de estos ataques acusando a su vez a la oposición de agarrarse a esa "anécdota" para reducir el alcance de una política del Gobierno catalán en el Mediterráneo. Afirmó que durante los ocho años de alianza PP-CiU, en parte de los cuales Piqué fue ministro de Asuntos Exteriores, "no mejoraron las posiciones de Cataluña y España en el Mediterráneo, en absoluto. Y ahora que ya no mandan, ni aquí ni en Madrid, tiran contra el Gobierno que está haciendo lo que ustedes no supieron hacer".

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Respecto a "errores" como el de la corona de espinas, Maragall sostuvo también que "el prestigio de Cataluña no depende de una fotografía". Afirmó que la imagen del país proyectada en Oriente Próximo es "enormemente positiva" y le refuerza como "una gran región de Europa". Argumentó también que este prestigio acaba de ser reafirmado en Francia por el diario Le Monde a propósito de la concesión del Premio Internacional Cataluña a Claude Lévi-Strauss. "Y así nos lo han dicho en este viaje israelíes y palestinos", aseguró.

Pasqual Maragall (derecha), junto al primer consejero, Josep Bargalló, ayer en el Parlamento catalán.
Pasqual Maragall (derecha), junto al primer consejero, Josep Bargalló, ayer en el Parlamento catalán.MARCEL·LÍ SÁENZ

Atlántico y Mediterráneo

"Cataluña quiere contribuir al proceso de paz como hace 10 años, y lo hará", aseguró ayer el presidente Pasqual Maragall para explicar el objetivo de su reciente viaje a Oriente Próximo. Y, en particular, al éxito de la Conferencia Euromediterránea. En este viaje, Maragall se entrevistó con tres jefes de Estado, el rey Abdulá de Jordania, el presidente de Israel, Moshé Katsav, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.

El Gobierno catalán colabora con la Autoridad Nacional Palestina con actuaciones en el ámbito del urbanismo, la sanidad y aportando tecnología fitosanitaria y quiere mejorar las relaciones económicas con Israel.

Pero Maragall situó ayer su actuación en el Mediterráneo en el marco de la política del Gobierno español. Recordó que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha dicho que España "juega a dos bandas: Atlántico y Mediterráneo" y que su pretensión como presidente de la Generalitat es "insistir en esta segunda banda", con especial atención al Magreb. "Argelia tiene un excedente invertible de 50.000 millones de dólares en cinco años y es bueno que nuestros empresarios lo sepan", dijo.

También recordó que en un año y medio ha viajado ya a Marruecos, Túnez y Argelia y, la semana pasada, a Israel, Palestina y Jordania, en una actuación sin precedentes en la acción exterior de la Generalitat. Nunca Cataluña había estado "con tanta fuerza" en Oriente Próximo y, en general, en el Mediterráneo, afirmó.

Sostuvo, además, que si bien la Generalitat no actúa como un Estado, tampoco lleva a cabo su acción exterior "como una pieza de lucimiento simbólico en el interior".

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