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EL DESMONTAJE DEL RASCACIELOS INCENDIADO

El desmontaje del Windsor va a un ritmo más rápido del previsto

El Ayuntamiento ha desmantelado en tres meses 12 de las 28 plantas del rascacielos

En tres meses han sido desmontadas 12 de las 28 plantas del edificio Windsor, destruido por un incendio el pasado 12 de febrero. Por eso, aunque las autoridades municipales tenían previsto que los trabajos de demolición se alargaran durante casi un año, ahora las previsiones han cambiado.

El Ayuntamiento es reacio a fijar una fecha, porque ésta depende de factores externos. "Los trabajos están yendo al ritmo que tienen que ir, que es el que marca la seguridad de los trabajadores", explicó ayer el alcalde, quien interrumpió su recorrido por la zona del Windsor tras conocer la explosión de un coche-bomba en el distrito de San Blas.

La concejal de Urbanismo, Pilar Martínez, que acompañó al alcalde en su visita a la zona arrasada para supervisar cómo marcha el proceso de desmantelamiento del rascacielos, explicó que es probable que el próximo septiembre pueda ser abierta al tráfico la calle de Raimundo Fernández Villaverde, que discurre junto al rascacielos, en los dos sentidos.

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Cuando pueda abrirse a la circulación esa calle, será la señal de que el desmontaje ha llegado a un punto en el que esta operación ya carece de riesgos y, por lo tanto, ya no será necesaria la participación del Ayuntamiento, según explicó la edil. Quedará entonces en manos de la empresa propietaria, Asón, que pertenece a la familia Reyzábal. Ayer uno de sus miembros, Javier Reyzábal, acompañó al alcalde en su visita, durante la que recorrió los sótanos, en los que se hicieron labores de apeo para sujetar los cimientos, y comprobó la velocidad con la que marchan las obras.

Tras su marcha, la concejal de Urbanismo detalló que, después de la firma el pasado jueves de un convenio con los propietarios -que asumieron el presupuesto inicial del desmontaje de 17,5 millones de euros, más un recargo del 25% en intereses: unos 21,9 millones-, ha sido creada una comisión técnica mixta, integrada por técnicos municipales y de la propiedad. Este grupo se reunirá cada 15 días para controlar la ejecución de los trabajos.

Esta comisión deberá determinar a partir de qué planta se retira el Consistorio. Esa decisión será tomada "sobre la marcha", según Martínez. Ésta precisó que el estado de "la cimentación y la parte de abajo del Windsor permiten volver a levantarlo", por lo que no será necesario demoler todas las plantas. Es posible reconstruir a partir de la octava planta.La retirada de las primeras 12 plantas (o las últimas, si se cuenta desde la base del rascacielos) ha dejado hasta ahora 400 toneladas de elementos metálicos y 11.000 de escombros, que proceden de la estructura y de los elementos que permanecen inestables. Éstos tuvieron que ser cortados uno a uno por los operarios.

A pie de obra los restos sacados del rascacielos son separados y clasificados para que luego puedan ser reciclados. "Hemos colocado un punto limpio en la propia obra para que luego los escombros se puedan tratar", explicó Gallardón. Los restos metálicos son llevados a una planta de tratamiento de Mejorada del Campo, y los cascotes, al vertedero de Valdemingómez.

Guiado por el director de la operación de desmontaje, Emilio García de Burgos, el alcalde pudo ver algunas de las grandes piezas que los más de 40 operarios, que trabajan en turnos durante las 24 horas, han retirado con la ayuda de las cuatro grúas (dos de gran capacidad de carga y otras dos de maniobra).

Junto a la base del edificio había una pared entera, con un tramo de escaleras completo pegado a ella. Para retirarla, los obreros tuvieron que suspender la pieza con una grúa e ir cortando la base, hasta que ésta quedó completamente separada del edificio. En sus trabajos utilizan tres cestas metálicas, suspendidas de las grúas, que se elevan a gran altura y permiten trabajar a los encargados del desmontaje, sujetos a ellas mediante arneses.

La planta en la que en la actualidad se está trabajando, la 17ª, es la denominada planta técnica, que estaba formada por un anillo de vigas de gran canto -de 3,75 metros-, que soportaban la franja superior del edificio, hasta la corona, cuya estructura era más reducida que el resto del edificio. Durante el incendio, los bomberos del Ayuntamiento tuvieron la esperanza de que esta planta frenara el avance de las llamas. No fue así. "Es una operación complicada, porque la losa está fracturada en varias zonas", explicó ayer el alcalde respecto a la planta técnica.

En la parte alta de la torre destruida puede advertirse por dónde se desplomaron los pisos más altos: las vigas retorcidas lo atestiguan. En el otro lado, los obreros trabajaban con tres robots manipulados a distancia: primero pican las paredes, luego retiran los cascotes y los echan a un contenedor. A la vez que trabajan las máquinas, los operarios humedecen las paredes que quedan para amortiguar la polvareda que impediría el trabajo. En realidad disponen de un cuarto robot, pero ayer fue bajado para que el alcalde pudiera comprobar cómo trabaja, dirigido a distancia por un operario que lo guía mediante un cable.

Una vez que sea desmontada la planta técnica, el proceso será más fácil. Y cuanta menos altura tenga el edificio, más rápido irán los trabajos, según la edil Pilar Martínez. Cuando comenzó el delicado desmontaje, el pasado febrero, los técnicos del Ayuntamiento ya avisaron de que a partir de este punto podría optarse por cambiar el proceso y utilizar máquinas demoledoras. Pero será la comisión técnica la que lo decida. Mientras, los operarios trabajan a buen ritmo. Y abajo, todavía muchos ciudadanos se paran a contemplar cómo va perdiendo altura el coloso de hierro y hormigón.

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