Un apagón sume a Moscú en el caos
La capital rusa vivió ayer uno de los apagones más graves de toda su historia: caos en las calles, embotellamientos, accidentes, decenas de miles de personas atrapadas en los túneles del metro, barrios enteros sin luz ni agua, la Bolsa paralizada... Éstas fueron algunas de las consecuencias de la avería eléctrica que se produjo en la mañana de ayer en la central de Cháguino. El apagón afectó también a zonas adyacentes a Moscú: 24 ciudades se vieron paralizadas por la falta de energía eléctrica.
La situación más angustiosa la vivieron los pasajeros del metro, cuando los vagones se detuvieron de repente en medio de los túneles. Muchos ciudadanos, que no habían olvidado el sangriento atentado en el metro de febrero del año pasado, pensaron en un primer momento que se podía tratar de un ataque terrorista. Al miedo se le unía la falta de ventilación y una temperatura sofocante. Decenas de miles de pasajeros tuvieron que ser evacuados de los laberintos subterráneos y muchos atendidos por los médicos. Mil quinientas personas se vieron atrapadas en edificios.
Los semáforos -al igual que los tranvías y los trolebuses- dejaron de funcionar, lo cual provocó el caos y numerosos accidentes automovilísticos; los embotellamientos que se formaron al mediodía -a pesar de no ser hora punta- fueron monstruosos, sobre todo en el centro de la ciudad.
Numerosas instituciones se vieron afectadas, entre ellas el Ministerio del Interior. Y la Bolsa de Moscú, que tuvo que suspender sus operaciones durante casi tres horas. Las zonas más castigadas fueron las del sur de Moscú. Allí, barrios enteros se quedaron sin luz ni agua, y en uno de ellos la canalización se rompió e inundó importantes arterias.
Fuera de Moscú, el apagón afectó especialmente a la provincia de Tula, donde provocó incluso un accidente en una empresa química que pudo haber tenido consecuencias trágicas. La nube tóxica -de unos 25 por 30 metros- tomó rumbo a Tula, por lo que la dirección urbana del Ministerio de Situaciones de Emergencia recomendó a la gente que permaneciera en sus casas y que cerrara las ventanas. Afortunadamente, la nube, que en un principio avanzaba a dos metros de altura, se elevó y comenzó a disiparse. A las cuatro de la tarde (dos de la tarde en la España peninsular), el peligro había pasado, según informó el gobernador de Tula.
El presidente ruso, Vladímir Putin, retrasó su vuelo a Rostov para escuchar los informes de los ministros de Situaciones de Emergencia, además de a los jefes de la Agencia Federal de Energía Atómica y del Sistema Eléctrico Unificado (SEU), la compañía federal de electricidad. Las 10 centrales nucleares de Rusia no se vieron afectadas por el apagón.
Putin culpó a la dirección del SEU por el apagón y la fiscalía ha abierto un expediente por negligencia. El liberal Anatoli Chubáis, jefe de la compañía y ex viceprimer ministro, asumió la responsabilidad, pero dijo que "la humanidad todavía no ha aprendido a vivir sin averías". Al final del día, la ciudad volvía a la normalidad.
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