Serafín Marín: "Madrid lo es todo para mí"
Serafín Marín (Montcada, Barcelona, 1983) vuelve hoy a su segunda y última comparecencia en la Feria de San Isidro después de que el sábado día 14 cortara la primera oreja del abono. Satisfecho, porque, según sus palabras, fue capaz de resolver las dificultades de un toro complicado al que, además, mató de forma brillante, afronta esta tarde con una alta responsabilidad.
"Madrid lo es todo para mí", confiesa el torero, "ésta es la plaza de donde parte mi temporada, la auténtica llave de mi carrera, y, junto a la Maestranza, me lo ha dado todo".
En Sevilla ha obtenido trofeos en las dos últimas ferias y asegura que allí lo han visto torear mejor que en Las Ventas: "En Madrid, los toros me han obligado a destacar por el valor más que por mis condiciones artísticas", afirma; "sin embargo, en Sevilla he tenido la oportunidad de dar 10 muletazos templados, aunque creo que no he tocado techo en ninguna plaza". Asegura que su corta carrera, -se doctoró en Barcelona el 4 de agosto de 2002- no ha sido un camino de rosas. "A mí nadie me ha regalado nada", dice, "vengo de la nada, nadie me conocía y he debido arrimarme todas las tardes para hacerme un hueco".
Como todo el escalafón, Serafín Marín aspira a ser figura y, de momento, intentará hoy abrir la puerta grande de Madrid. "Dios lo quiera", suspira el torero, "pero no depende sólo de mí, sino de los toros que me toquen en suerte; de todos modos, no estoy obsesionado como antes, sino descargado de responsabilidad, y cuando llegue, llegó". "Pero, estando como estoy, estoy seguro de que no tardará en llegar", señala.
Prefiere, finalmente, mantenerse al margen de la polémica desatada en Cataluña contra la fiesta de los toros: "Puedo ser catalán", explica Marín, "pero si no triunfo, no consigo nada; quizá suscite por ello algún tipo de simpatía entre los aficionados, pero creo que lo más inteligente es dedicarme a mi carrera".
La corrida de hoy: toros de Charro de Llen y José Ignacio Charro Sánchez-Tabernero para Juan Diego, Sebastián Castella y Serafín Marín. A las siete de la tarde.
Babelia
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