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LA CRÓNICA
Columna
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Camps batalla por el trasvase del Júcar

Vaya semanita movida la del presidente Francisco Camps. El miércoles pasado, en el selecto Forum Europa, de Madrid, tuvo que vérselas con un auditorio y claque de postín, donde por cierto no se arredró ante un replicante que los palmeros oficiales han querido presentar como un alborotador. Al decir de algunos cronistas, cortó orejas y rabo, si se nos permite el símil taurino. Y el jueves, sesión de control en las Cortes Valencianas, donde reiteró sus habituales lamentos y mandobles por las asechanzas que abruman al País Valenciano poniendo en un brete su futuro. El principal culpable, como gusta recordar, es Esquerra Republicana de Cataluña, que tiene "atenazado" al Gobierno de Rodríguez Zapatero y a sus huestes periféricas.

De entre todos los lastres que el presidente aireó en ambas intervenciones puso el énfasis en los trasvases. Se refirió al del Ebro, cuya derogación criticó, si bien sabe que éste es un asunto amortizado, por más que lo aproveche como argumento movilizador de su feligresía. Ignoro si invocó el Júcar-Vinalopó, pero apostaría que lo tuvo en mente, habida cuenta de su cuestionamiento y el riesgo próximo de que corra la misma suerte que el antes citado y por idéntica razón: no hay agua que trasvasar, todo el proyecto es de papel y hormigón macerado con buenas dosis de demagogia. Que en estos momentos se construya la obra civil no garantiza que por él se canalicen recursos hídricos.

Para el próximo día 28 y convocada por la Plataforma Xúquer Viu tendrá lugar una concentración en Sueca, donde acudirá el plural y beligerante universo ecologista con una veintena de ayuntamientos de La Ribera. El propósito es obvio: salvar el río, acerca del cual se vienen divulgando datos y cifras tan contundentes como expresivas del grave peligro al que se le aboca si se le detraen caudales del volumen que fueren. Las gentes del PSPV-PSOE no participan en el evento por presuntas expectativas electorales: no quieren perder la clientela del sur valenciano. Un oportunismo que les pasará factura en las comarcas ribereñas y en el estamento reflexivo de la Comunidad.

Hemos aludido a los datos y cifras que se viene divulgando y en ningún caso replicadas o matizadas por el Gobierno autonómico. Mucho menos -¡vaya delirio que se me ocurre!- puestas a debate en la televisión autonómica, brindando la oportunidad de que los expertos de una y otro criterio expongan sus razonamientos. La suerte del río, y los irreparables daños que se gestan -por no aludir a las inversiones a favor de los únicos beneficiarios: los constructores y compañías eléctricas- bien merecería ese contraste de pareceres ante uno de los problemas medioambientales -y vitales- más graves que tenemos y ante el cual el oficialismo rampante se oculta tras el mandra Agua para todos, que es un falsedad escandalosa.

Un debate de tal guisa quizá nos ilustrase sobre los embustes que han nutrido la gestación de este proyecto, intoxicando a los usuarios virtuales del Vinalopó y a las autoridades de la Unión Europea, financieras de la obra. Muy aleccionadora a este respecto la carta que un colectivo de entidades ecologistas enviaron a los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados. Y como a mano viene, no puedo sino recomendar el libro de Emili Piera y Alex Milian ¿L'aigua de tots? (Bromera), donde se cuenta con amenidad, pelos y señales las menguas de caudales y litorales que hemos padecido por culpa de una política tan irresponsable como la que hoy sigue hostigando al Júcar.

Aunque lejos de nosotros la tentación del catastrofismo, en el que la derecha abunda, quisiéramos saber si las aguas del Júcar están tan degradadas como desaconsejadas para regar las hortalizas; si L'Albufera saldrá indemne de este desmán hidráulico, y si realmente no es posible que en el PP haya cabezas amuebladas para comprender que de donde no hay no se saca, pues estamos hablando de un río exangüe, cuando se lo ensueñan amazónico, tal cual el acuífero de la Plana de Valencia, que deben confundir con el lago Baikal soterrado. Camps parece que batalla por un trasvase que se prefigura como un caudal de frustraciones.

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HERENCIA

En el Forum que hemos mencionado más arriba, el molt honorable tuvo el coraje de desmentir la crisis -ya crónica- que sacude al PP valenciano. En este partido no hay "istas" de nada. Ni de Zaplana, ni propias. Eso sí, ya empiezan a elaborarse listas electorales. Para demostrar que se vive en paz, el presidente se declaró heredero de cofrades señeros, como Zaplana, Olivas y Aznar. También citó a Carlos Fabra, el presidente de la dipu de Castellón que anda empapelado por unos presuntos delitos contra la Administración Pública. Sospechamos que, en este caso, Camps aludiría a otro tipo de legados que no fueran los judiciales, pues sólo le faltaba sentarse en el banquillo sin haberse comido una rosca.

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