Un 'western' rodado en 36 días
El actor norteamericano Tommy Lee Jones llegó ayer a Cannes para mostrar su nueva cara, la de director de cine. Y ha elegido para su debut un tema que él, tejano de nacimiento, conoce en profundidad, y que él mismo protagoniza. Los tres entierros de Melquiades Estrada trata de la emigración mexicana hacia la tierra de las promesas, en busca de alcanzar sus sueños al otro lado de Río Grande, en Estados Unidos. Lee Jones narra la historia de un sin papeles.
Para integrar las dos realidades, la mexicana y la estadounidense, el realizador se ha valido precisamente del talento del mexicano Guillermo Arriaga, autor de elogiados guiones (Amores perros y 21 gramos). "Me gustó porque Guillermo no es un escritor de narrativa lineal. Sus historias no son cronológicas. La rigidez de la secuencia matemática no le interesa en absoluto", señaló. "Y me interesé mucho justamente porque lo que deseaba resaltar en esta historia es que el pasado, el presente y el futuro suceden simultáneamente. Por ello decidimos presentar diferentes perspectivas en tiempo secuencial y que éstas fueran apreciadas desde diferentes puntos de vista, algunas en el pasado, otras en el presente".
La película fue rodada en apenas 36 días, en su mayoría en un rancho en Davis Mountains, que en aquel entonces aún pertenecía a Lee Jones. "En esta película he querido exponer los contrastes sociales, las injusticias que allí suceden, la fusión de culturas, las aspiraciones humanas, las creencias y la fe, la ironía, la gloria, la belleza natural y la redención que puedes encontrar en estos increíbles parajes con personalidad propia, avasalladora, incontrolable e inspiradora", agregó. "De hecho", acotó Arriaga, "el paisaje se impone como personaje principal y logra moldear los demás personajes, transformándolos en seres rudos y solitarios. Se trata de un viaje de aprendizaje, lealtad, amistad y perdón".
La cinta es un western moderno. Tommy Lee Jones ha aprovechado la ocasión para mostrar su gran afición por los paisajes tejanos, los caballos y su conocimiento del español. "Lo he estudiado desde que era pequeño en el colegio y lo he ido mejorando a través de mis largos viajes por México, Argentina y España. Mi mujer, además, es de origen mexicano. Es parte de mi cultura, y por eso me pareció esencial incluirlo en la película y en mi personaje como elemento integrador", admitió.
Reto superado
En cuanto a su nueva experiencia detrás de la cámara, el actor admitió que se trata de una vieja aspiración, desde que dirigiera 10 años atrás un filme para la televisión, The good old boys. También aprecia la herencia artística que ha recibido de grandes directores, como Peckinpah, Kurosawa y Godard. "Dirigir ha sido un reto superado, más aún conmigo mismo en la interpretación, pues sabía perfectamente lo que quería obtener, por un lado, y cuánto podía dar, por otro".
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