_
_
_
_
Análisis:LAS NUEVAS CUENTAS NACIONALES
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El efecto estadístico

Hace 40 años me recibía en su casa de Oxford don Salvador de Madariaga. Casualmente, aquella tarde el gran liberal entregaba a la que luego se convertiría en su mujer, Emilia Skezely, el manuscrito de un prólogo al libro de un rumano huido del telón de acero. Al extenderme la mano, don Salvador me dijo paternal: "Los asturianos son los más europeos entre los españoles", razonamiento que ya había desarrollado de forma prolija, literaria y audaz. Aquella divisa y la autoridad de quien me la infundía pasó a sustituir otros tópicos que nunca arraigaron como el archiconocido: "Asturias es España, y lo demás, tierra conquistada".

Lo cierto es que me acuerdo de Madariaga casi todas las semanas cuando aterrizo en Bruselas. No obstante, mi fe europeísta, y pienso que la de muchos de mis paisanos, se pone ahora a dura prueba desde que el señor Juncker, primer ministro de Luxemburgo, difundiera el documento 8292 / 05 por el que Asturias y otras cinco pequeñas regiones ( Basilicata, Algarve, Murcia, Melilla y Ceuta), sin motivo alguno que lo justifique, pudieran padecer más que el resto de las europeas los rigores de la ampliación a los países del Este.

No es de recibo que se recorten de forma drástica derechos por mera estadística

Me explico. En el periodo 2000/2006, las regiones citadas disfrutaron la consideración de ser Objetivo 1 en las ayudas para la convergencia europea, dada su débil posición en la escala del PIB comunitario. Ahora, para el siguiente periodo, al haber entrado en la Unión Europea diez países más pobres y la próxima incorporación de otros dos, se produjo un aumento virtual o estadístico de nuestro PIB que nos expulsa de ese objetivo prioritario. Consciente de la injusticia del problema, la Comisión Europea tenía prevista una salida armónica y gradual que no era una maravilla, pero que paliaba las consecuencias más dramáticas de la nueva situación y debería satisfacer a los países contribuyentes netos.

Y en esto llegó el documento luxemburgués, que, con el ánimo de apaciguar a las partes, hace, como ha denunciado el secretario de Estado Alberto Navarro, una clara discriminación en la propia clasificación de las regiones del efecto estadístico. Así, Brademburgo, Luneburgo, Leipzig y Halle de Alemania; las Macedonia Central y Occidental y Ática de Grecia, y Burgenlad, de Austria, resuelven con una simbólica rebaja su dignidad y se nos carga aún más la mano a las regiones españolas con el acompañamiento de una italiana y una portuguesa. Se exceptúa al 76% de los afectados y se margina hasta lo increíble a tres millones de habitantes europeos, entre los que están más de dos millones de españoles). Esto no puede, o no debería, suceder en una Unión presidida por el derecho y la racionalidad.

Asturias ha sufrido una bien conocida reconversión industrial y minera y una adaptación terrible en la agricultura, con una discutible limitación al derecho a trabajar. No es de recibo, pues, que tras haber cumplido los criterios de convergencia, abierto nuestro mercado, sacrificadas nuestras potencialidades, se recorten de forma drástica derechos por mera estadística, que no corresponden al crecimiento real, y además se discrimine a algunos caprichosamente.

Juncker, cuyos primeros pasos al frente del Consejo aplaudimos muchos expresamente, así como toda su trayectoria política, está a punto de dar un lacerante traspié. Sé que es un político que admira, como yo, a Madariaga, pero en su posición parece más próximo a algún autor rumano cuyo manuscrito tuve cerca aquella tarde en Oxford. No sé cuál era exactamente su nombre, pero, como quiera que Rumania, con un problemático ingreso en la Unión, se reclama constantemente del europeísmo de Ionesco y de Ciorán, es decir, del teatro del absurdo y de la filosofía fatalista, prefiero seguir reivindicando a Madariaga y su optimismo.

Esté seguro el señor Juncker y el resto del Consejo del europeísmo leal de la tierra asturiana, pero también del alto sentido de la justicia que anida en nosotros. En eso, señor primer ministro de Luxemburgo, somos intransigentes.

Antonio Masip es eurodiputado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_