La centrifugadora del doctor English
La Agencia Antidopaje inglesa investiga los métodos de recuperación del médico del Chelsea
Bryan English, el médico del Chelsea, campeón de la Premier y semifinalista de la Liga de Campeones, llegó al club en febrero precedido por su fama de gurú de la medicina deportiva, recuperador mágico de atletas británicos y sanador de casos imposibles. Cuatro meses después, la Agencia Antidopaje británica espera hablar pronto con él. La razón: English recomienda a los jugadores del Chelsea que recurran al blood spinning [centrifugado de sangre], un novedoso método, aún bajo estudio, para acelerar la recuperación de sus lesiones.
"Nuestra recomendación a todos los jugadores de la Liga es que sean cautos y no usen este método hasta que sepamos si es legal o no", declaró ayer a este periódico Russell Langley, portavoz de la Agencia Antidopaje británica. Y sus recomendaciones no han caído en saco roto: el holandés Robben y el alemán Huth, jugadores del Chelsea, decidieron no someterse al tratamiento de centrifugado para evitar una sanción de dos años sin jugar si la Angencia Mundial Antidopaje (AMA) -que está estudiando el caso- decide que recurrir al blood spinning es doparse. "La técnica es tan nueva que sabemos muy poco de ella. Necesitamos hablar con expertos para saber cómo funciona y cuáles son sus efectos. Por eso vamos a hablar con el doctor English", añadió Langley. "Según nuestras informaciones, ningún futbolista de la Premier lo ha utilizado todavía".
El blood spinning se utiliza para acelerar la recuperación de jugadores con tendinitis, problemas en los cartílagos y roturas fibrilares. Los pasos son sencillos: el médico extrae sangre al jugador y la somete a un proceso de centrifugado que transforma la muestra en un concentrado con una cantidad de plaquetas cinco veces superior a la normal. Luego se añade calcio y enzimas de trombina, lo que produce que la mezcla se coagule hasta formar un gel que puede ser inyectado o aplicado sobre la lesión. Como resultado, el jugador acelera su recuperación porque las plaquetas empiezan a generar elementos de crecimiento, como lo harían normalmente, pero con una concentración cinco veces superior.
"No cuestionamos el método en sí", dijo a EL PAÍS Frederic Donze, portavoz de la AMA. "Lo que nos preocupa es que a la muestra de sangre extraída se le añadan factores de crecimiento
[que permiten la construcción de tejidos sanguíneos, glandulares y óseos]", continuó. "Los médicos tienen que demostrar que no añaden esos factores de crecimiento. Que no manipulan la sangre, porque eso sí que sería dopaje", agregó Donze.
El blood spinning fue inventado en 1998 por Robert Marx, un cirujano maxilofacial que la utiliza para operaciones de reconstrucción facial y que siempre la ha defendido: "No aumenta el número de plaquetas, sino que las concentra en donde son necesarias para ayudar a que las cicatrices y roturas se solden antes". Ahora que el blood spinning ha llegado al mundo del deporte, la Comisión de la AMA, que redacta anualmente una lista de sustancias prohibidas, está estudiando si algún paso intermedio del proceso de centrifugado puede ser utilizado para introducir elementos dopantes en la sangre, como hormonas de crecimiento, insulina o eritoproyetina (EPO). La AMA ha abierto un proceso de consultas con científicos, coordinado con la Agencia Antidopaje británica, para saber durante cuánto tiempo se trata la sangre, qué pasos se siguen durante el proceso y qué medidas de seguridad se toman para preservar la integridad de la sangre. Además, como se trata de un método utilizado en la recuperación de lesiones, la Comisión medita establecer un período sin competición para los deportistas que soliciten ser tratados con esta técnica.
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