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150 AÑOS DE 'TELECOS'

Los 'telecos', en constante renovación

Europa hará desaparecer la distinción entre ingenieros e ingenieros técnicos

Tomàs Delclós

La demanda de ingenieros de telecomunicaciones que ha habido en el sector privado ha provocado una escasa presencia de los mismos en el sector público. Aunque el mapa ha cambiado, para Enrique Gutiérrez Bueno, decano del Colegio de Ingenieros de Telecomunicación (COIT), todavía hay una alarmante carencia en la Administración, especialmente la local. "Es muy difícil desplegar la sociedad de la información sólo con personas formadas en la cultura del ladrillo".

El avance en la sociedad digital exige, según Gutiérrez Bueno, "resetear el sistema", y pone como ejemplo las dificultades que viven las operadoras para que los ayuntamientos permitan la instalación de antenas para la cobertura de móviles. Para combatir la creencia de que perjudican a la salud, el colegio ha colaborado en un estudio de la Asociación Española contra el Cáncer. "Hemos actuado como interlocutores entre la tecnología y la sociedad, lo que pasa es que, a veces, cuando el experto no dice lo que quieres escuchar... no le haces caso, lo cual es, al menos, preocupante".

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Carencias

"La Administración ha de jugar siempre un papel impulsor". Para Gutiérrez Bueno, un excelente ejemplo es la normativa ICT, que obliga a las nuevas edificaciones a dotarse de una infraestructura común de telecomunicaciones. "El hogar digital plenamente desarrollado no está a la vuelta de la esquina, pero así se abre el camino hacia su expansión".

Por su parte, el Colegio de Ingenieros Técnicos (COITT), según comenta su decano José Javier Medina Muñoz, está participando activamente en los foros abiertos por la Administración para elaborar un nuevo plan de convergencia con Europa del que espera un impacto real, a diferencia de lo ocurrido en el pasado, cuando "el Libro Blanco que se elaboraba era buenísimo pero su implantación en indicadores, muy deficiente".

Los tres frentes abiertos en los que se debe actuar son el tecnológico, el de mercados y el de contenidos. Los ingenieros se ocupan del primero, pero su preocupación se extiende a los otros dos. "No hay una cultura mayoritaria sobre las tecnologías de la información. Es preciso trabajar en la alfabetización digital". Medina no culpa a los ciudadanos de su analfabetismo tecnocientífico. "La clave está en que puedan apreciar la utilidad de las TIC y no somos capaces de mostrarla con usos amigables de las mismas".

Un ejemplo es la carencia de estándares rápidos y sencillos. Los fabricantes intentan forzar sus propios estándares, comenta, y esa guerra comercial entorpece el desarrollo de tecnologías que faciliten, entre otras cosas, el diálogo entre distintas máquinas.

Donde hay un cambio a la vuelta de la esquina es en la titulación universitaria, que deberá acomodarse a los criterios europeos de Bolonia. Los nuevos ingenieros de telecos europeos, salvo Francia, que se resiste a ello, estudiarán una carrera con una duración y perfil convergentes. Va a desaparecer la distinción entre ingeniero e ingeniero técnico. Se estudiará una carrera de cuatro años y cabrá, luego, la posibilidad de hacer estudios de especialización. "Es el modelo que funciona en Japón o Estados Unidos. Un ingeniero con una formación equilibrada entre el especialista y el generalista que saldrá apto para firmar cualquier tipo de proyecto", comenta.

Gutiérrez Bueno, considera que la situación universitaria no era un problema prioritario. "El país tiene muchas carencias, pero la calidad de conocimientos de los ingenieros no es una de ellas". Acepta la propuesta europea, pero pide que se haga "sin mermar la preparación de los titulados". Y defiende el camino inevitable a la especialización. "El ingeniero apto para todo es una figura anacrónica, un proyecto complejo exige distintos especialistas y disciplinas".

La UE prepara una directiva que da a los colegios, o similares, la habilitación profesional. Actualmente esta habilitación colegial no se exige en España. "En España, la universidad da el título y puedes ejercer sin una entidad profesional que certifique tu aptitud", señala Medina. También hay diferencias en Europa en el visado colegial de los proyectos. En 15 países no lo exigen. España está entre los 11 que sí lo hacen. "Los colegios de telecos visamos los proyectos con rigor para el servicio al público. Hacemos algo más que poner el sello. No sólo visamos. Revisamos el proyecto. Lo hacemos tan a fondo desde nuestro gabinete de calidad que en los proyectos de ICT (en edificaciones) nos han encargado desde la Administración tareas inspectoras", comenta Medina.

Los dos colegios defienden la necesidad del visado porque da mayores garantías al cliente y claros mecanismos de reclamación. Gutiérrez Bueno insiste en que la tarea de visado no consiste sólo en comprobar la habilitación profesional del autor y su corrección formal. "A partir del momento en que el visado presume el cumplimiento de la norma se debe proceder a un análisis técnico para comprobar su corrección. Defendemos visar de los trabajos. No porque lo firme un titulado el proyecto ya es bueno". Los dos colegios tienen un sistema de visado digital, pero, como destaca Gutiérrez Bueno, "cuando terminamos nuestra tarea, realizada íntegramente por vía telemática en más el 75% de los proyectos que llegan, hemos de imprimirlos para la Administración", un reflejo más de la tardanza de la Administración en incorporarse al universo tecnológico.

Empleo y expulsión de veteranos

El COIT realiza cada cuatro años una encuesta laboral. Los datos permiten hacer un retrato robot de este profesional: hombre, entre 25 y 39 años (69%), 40% de probabilidad de residir en Madrid, profesional por cuenta ajena, empleado en grandes empresas del sector TIC y con nivel de responsabilidad media de carácter técnico.

Aunque el número de mujeres crece, su porcentaje es bajo, como lo es, por regla general, su nivel de responsabilidad y retribución. "Es un reflejo de una realidad más general", comenta Gutiérrez Bueno. Mientras que los telecos veteranos trabajan mayoritariamente en Madrid y Barcelona, hay núcleos de jóvenes en zonas como Navarra. "Las escuelas dan un tirón a la demanda con una buena oferta de especialistas".

El índice de paro ha bajado tres puntos desde 2002 lo que permite hablar de cifras de pleno empleo, aunque se detecta un aumento de la precariedad. No muy distintas son las cifras del COIT. Medina afirma que España disfruta de un buen censo de técnicos, pero teme la "pauperización del empleo de los telecos" hacia tareas orientadas al telemarketing.

A ello se añade la expulsión del mercado laboral de gente valiosa cuando traspasa la frontera de los 50-55 años. "Es evidente que las TIC son las tecnologías más cambiantes que existen. Es lógico que el técnico formado en la empresa hace 10 años corra el riesgo de quedar desfasado, pero el profesional de 50 años está en lo más alto de la curva de rendimiento laboral y no debe descartarse, de entrada, su capacidad de reciclaje y formación continua. Resulta que el trabajo de la gente joven es el más técnico y el de éstos se orienta más hacia el gestión, un trabajo más operativo y estratégico que exige un conocimiento sintético. Me temo que la única explicación es que no hay voluntad de reciclaje en las empresas y sólo un cálculo: buscar el ahorro evitando antigüedades y renovar plantilla con contratos menos caros".

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