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Entrevista:PETE TRAVIS | Director de 'Omagh'

"Se debe negociar la paz sin olvidar a las víctimas"

Jesús Ruiz Mantilla

Muchos pensarán que llega en el momento oportuno; otros, todo lo contrario... El caso es que los dilemas que plantea Omagh, la película dirigida por Pete Travis, que cuenta, de frente, sin escatimar tensión ni dolor, el brutal atentado cometido por el IRA Auténtico en agosto de 1998 que acabó con la vida de 29 personas (dos de ellas españolas), se estrena en España el viernes en mitad de un debate -el de la negociación de los procesos de paz- sobre el que nadie va a quedar indiferente. Travis, un inglés de Manchester, "pero anti-Beckham", aclara, y con vocación de hacer cine de denuncia, que toma un partido claro en su primera película como director: "No se puede despreciar a las víctimas, pero tampoco se deben frenar las iniciativas por la paz".

"Missing' es la película que más se parece a 'Omagh', porque cuenta también la lucha de un padre"
"Cuando te metes en algo así, al final la lucha se convierte en algo normal para ti, pero desde fuera es heroico"
"Hacer una película como ésta da sentido al hecho de hacer cine, y me siento muy orgulloso de ello"
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En el caso de la barbarie gratuita y horrorosa de Omagh, el desprecio a las víctimas fue tan sangrante que era de justicia dedicar una película al asunto. Nadie les ofrecía explicaciones y los responsables no han sido juzgados: "Los políticos, ya se sabe, cuando ocurre una cosa así, te prometen que cambiarán el mundo, pero cuando pasan los años y pides cuentas, se les ha olvidado todo", asegura Travis, cuya película ganó el premio del jurado al mejor guión en el pasado Festival de San Sebastián.

Todo lo que tiene que ver con el terrorismo queda bien claro en la película. Desde el momento en que los asesinos aparcan un coche con 220 kilos de explosivos en mitad de una calle abarrotada de niños y compradores y se van, tan tranquilos, cubriéndose las espaldas escondidos entre sus posibles víctimas; hasta la lucha desesperante de las familias por saber quién lo hizo. En medio, se confunden los gritos sordos de quien espera un hijo que no llega a casa, la frialdad de los bancos en los hospitales donde se sientan los familiares en espera de que alguien les cuente si los suyos están vivos o muertos confundidos en mitad de un río cuyos afluentes son la sangre y las lágrimas... "Fueron las víctimas quienes nos pidieron que lo contáramos todo así, con esa crudeza", afirma Travis.

Los Gallagher, sobre todo. Porque el relato se centra en Michael Gallagher, padre de Aidan, e interpretado por Gerard McSorley, por esclarecer una verdad todavía enterrada. "Cuando su familia vio la película, les gustó y se sorprendieron de lo que ellos mismos habían hecho junto al Grupo de Apoyo y Autoayuda de Omagh. Cuando te metes en algo así, al final, la lucha se convierte en una cosa normal para ti, pero quienes lo observan desde fuera lo ven como algo heroico. Y eso es lo que ha sido importante para ellos, que enseñando su experiencia por todo el mundo, han reforzado su coraje", asegura el director.

Que lo vieran en Omagh, donde no se ha rodado ni un plano, por otra parte -"me hubiese parecido muy insensible por nuestra parte", dice Travis-, fue importante también: "Eran escépticos mientras lo hacíamos, pero cuando vieron el resultado, lo apreciaron y les pareció que abordaba esa atrocidad con sensibilidad", dice Travis.

Gustó, sobre todo, el respeto por quienes más sufren el garrotazo del terrorismo. "Que te ofrezcan un guión así es una responsabilidad. Siempre había soñado con hacer una película como ésta, emocionante, comprometida; algo así da sentido al hecho de hacer cine y estoy orgulloso de ello", asegura el realizador. Así ha visto cumplido su deseo de seguir los pasos de esos directores que admira: "El Costa Gavras de Z y Missing, que creo que es la película que más se parece a Omagh, porque cuenta también la lucha de un padre por conocer la verdad", cuenta. Aunque la película también deja sentir la huella de otras influencias, como la de Ken Loach, por supuesto, Fassbinder o también Paul Greengrass, director de Bloody sunday y productor de Omagh.

En España espera que guste, aunque es consciente de que llega en un momento candente y especialmente sensible para estos temas, justo cuando se empieza a abrir un proceso negociador. Él no rehúye sus dilemas. "Cuando se puede abrir una esperanza de paz, no está bien utilizar a las víctimas como arma arrojadiza. Es cierto que todo el mundo desea la paz y que ésta exige un precio. Pero, ¿son las víctimas quienes deben pagarlo? ¿Por qué no pueden conseguirse ambas cosas, paz y justicia? Los políticos no quieren responder a eso, pero debe haber un camino para satisfacer ambas cosas", asegura. "Se debe negociar la paz sin olvidarlos".

Para eso se necesitan líderes firmes y mucha audacia política. Travis cree que en el proceso de paz de Irlanda del Norte, tanto Tony Blair como Gerry Adams han jugado un papel fundamental. "Me parece que se ha equivocado en Irak, pero hay que reconocer que su papel en Irlanda del Norte ha sido muy importante". Blair aparece en Omagh en una pequeña secuencia televisiva, pero a Adams se le dedica toda una reunión con los representantes de las familias en la que el líder del Sinn Fein trata de navegar entre dos aguas: "Yo creo que el papel de Adams en todo este proceso ha sido algo muy complicado y que ha tenido que moverse con pies de plomo", reconoce Travis.

Pero, en el cine político, lo de menos son precisamente los políticos. "Es que las películas comprometidas en ese sentido no tratan de política pura y dura, sino de cómo ésta afecta a las vidas de la gente normal", asegura el director. Son esas reacciones, esas consecuencias, las que dan todo el sentido a esa forma de entender el cine: "A mí me interesaba analizar las razones que llevan a una familia normal que ha sufrido un golpe tan fuerte a poder levantarse por las mañanas", dice Travis. "Yo no sé qué hubiera hecho en su caso, cómo habría reaccionado, no sé si hubiese sido tan positivo y me admira cómo han sido capaces de transformar su dolor en esperanza", asegura.

En ese dolor también incluye a quienes sufrieron por no haber podido evitarlo. "Hubo muchos policías que, ante el aviso confuso que hicieron los del IRA Auténtico, enviaron a mucha gente cerca del lugar donde estaba el coche. No se lo han quitado de la cabeza".

En Madrid aprovechará para ultimar detalles del rodaje de su próxima película. "Se titula Vantage point, es un thriller que ocurre en 15 minutos pero visto desde cuatro puntos de vista diferentes. La película empieza cada cuarto de hora. Me interesa jugar con el tiempo y tendrá mucha acción", asegura. Sus influencias en este caso son tanto cinematográficas como literarias: "Está basado en Rashomon, de Kurosawa, pero también tiene que ver con el cine de Tarantino, de González Iñárritu y sus Amores perros y 21 gramos, que me gustaron mucho, pero también con Crónica de una muerte anunciada, la novela de García Márquez".

Pete Travis, director de la película <i>Omagh</i>, en Madrid.
Pete Travis, director de la película Omagh, en Madrid.MANUEL ESCALERA

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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