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100.000 personas acuden a la pradera de San Isidro

Gallardón promociona Madrid 2012 con una carpa publicitaria en la pradera de San Isidro

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, aprovechó ayer la tradicional fiesta madrileña de San Isidro para promocionar ante los fieles la candidatura de la capital a los Juegos Olímpicos de 2012. Junto al lugar donde se erige la ermita del santo, en la pradera de san Isidro, el regidor ordenó levantar una carpa promocional de la candidatura olímpica. Los fieles acudían, indistintamente, a una y otra instalación. Primero bebían agua del santo y luego recogían un sombrero de paja con el logotipo de Madrid 2012 en la carpa municipal. El alcalde sólo entró en este último recinto.

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Colas. Una para ver en la ermita las dos falanges de la mano derecha de san Isidro en señal de devoción. Otra para esperar a beber el agua de la ermita, que atesora un legendario poder curativo. Y muchas diferentes para conseguir una rosquilla del santo o un bocadillo. Por si fueran pocas, a las tradicionales esperas y aglomeraciones que todos los años se producen en la pradera del santo en su día grande, este año se incorporó una nueva fila. La candidatura de Madrid 2012 montó una carpa en la que desde primera hora de la mañana se apelotonaron cientos de personas. ¿Ganas de información? "No, ganas de regalo", contestaba un hombre.

El obsequio estrella era un sombrero de paja, tipo Indiana Jones. Algunos esperaron más de dos horas sólo por el sombrero (se repartieron más de 2.000), los globos, las pegatinas, los alfileres y los separapáginas con el logo de Madrid 2012. "Cuando me toque llegar, ya se han pasado los Juegos Olímpicos", se quejaba un chaval, el último de la larga riada de personas.

Dentro de la carpa había una exposición que mostraba en paneles las infraestructuras olímpicas de la capital. Fuera, una pantalla gigante bombardeaba con las imágenes de promoción y frases lapidarias como "Los dioses están con nosotros", emitidas con una voz de ultratumba que llegaba hasta el último rincón de la pradera.

Las ganas de conseguir que Madrid sea olímpica hicieron que ayer todos los políticos se encomendaran, no a los dioses, sino a san Isidro. Y también ocurrió un milagro. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que no suele acudir a la pradera a celebrar con los madrileños la fiesta, se plantó, cerca de las dos de la tarde, en pleno meollo. El regidor pasó raudo y veloz por la carpa de Madrid 2012 donde, refiriéndose al poder del santo y a la candidatura olímpica, soltó entre la avalancha de gente: "¡Aquí lo vamos a conseguir, ahora mismo!". No estuvo dentro ni un minuto. Luego salió y se encontró con un buen grupo de agentes de movilidad, que habían acudido a la fiesta para pedir que mejoren sus condiciones laborales. Se llevó una buena pitada. Y él se comprometió a reunirse con ellos "la semana que viene, sin falta". "Tenéis mi palabra", les dijo antes de marcharse.

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Izado de bandera

Unas horas antes, el alcalde había acudido a la izada de la bandera de España en la plaza de Colón y después a la misa en la colegiata de San Isidro. La presidenta regional, Esperanza Aguirre, acompañó al alcalde a la ceremonia religiosa, pero no a la pradera.

La ermita dedicada a san Isidro y a su esposa, santa María de la Cabeza, fue construida en 1725 y es la única en la que se celebran misas semanales por el rito mozárabe. San Isidro fue un labrador del siglo XII que, según cuenta la creencia popular, de un golpe con la aguijada hizo brotar agua de un lugar seco. Su fama de milagrero ha servido siempre a los políticos que han acudido a la pradera para pedirle algún favor.

En 2001 el entonces alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, le pidió que no hubiese más hundimientos después de que en tres meses la ciudad hubiese registrado dos derrumbamientos de viviendas. En 2002 le tocó el turno al entonces secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, que rogó "un giro a la izquierda" para la región y la capital. En 2003 las protagonistas fueron las petiones para las elecciones locales, y ya el año pasado empezaron las primeras peticiones olímpicas.

Entre las numerosas colas y la masa de personas que subía y bajaba por el paseo Quince de Mayo, más de 100.000 personas se congregaron ayer en la pradera al lado del Manzanares para venerar al patrón de Madrid, justo el día en el que el FC Barcelona celebra el título de liga.

Muchos hombres llevaban puesta la tradicional parpusa, que competía entre las cabezas con el gorro de paja de Madrid 2012. Ellas iban vestidas de chulapa o con el traje goyesco, con la redecilla en el pelo. Había pocos organillos, y sí mucha música tecno y de reggaeton. Numerosos inmigrantes se acercaron hasta la pradera para disfrutar también de la fiesta, de los inevitables puestos de gallinejas y entresijos, de las berenjenas de Almagro, del chorizo al infierno o del "pantumaca", traducción libre del catalán pa amb tomaquet.

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