Carnaval de las culturas en berlín

Más de cien grupos con 4.500 integrantes presentaron ayer en un desfile de carnaval, en el barrio berlinés Kreuzberg, a las culturas extranjeras de los inmigrantes que viven en Alemania. El afán de experimentar el sabor exótico de la samba, la salsa, el candombe y el flamenco, y sus ganas de sacudirse a todo tipo de melodías populares, también orientales y africanas, reunió en la décima edición del Carnaval de las Culturas a lo largo de cinco kilómetros a 700.000 personas. Las calles en el sitio más multicultural de Alemania estaban inundadas de puestos de venta de bebidas y comidas de todas partes del mundo. Junto al kebap de los turcos -el mayor grupo de inmigrantes que vive en la capital alemana (unos 300.000)- predominaba la caipirinha. Incluso se veía a mujeres musulmanas con velo vendiendo la bebida alcohólica brasileña. Muchos de los promotores de las culturas que desfilaban alegremente con banderas de ultramar, y con algún extranjero al frente, tenían la piel pálida y el cabello muy claro, pero llevaban coloridos disfraces, adornos de plumas y mucho maquillaje. Algunas de las bailarinas cubrían sus cuerpos con ligeros biquinis de lentejuelas pese a las bajas temperaturas norteeuropeas que no superaban los 15º C. Los grupos son cada vez más profesionales. Los participantes se reúnen meses antes e incluso durante todo un año para entrenar los ritmos que sus líderes llevan en la sangre. Los grupos brasileños dirigidos por naturales del país suramericano animaron como ningún otro. Y entre los artistas que decoraron los carros destacó el berlinés Jim Avignon. En el desfile culmina el Carnaval de las Culturas, que dura tres días y que mezcla marcha nocturna en los clubes y bares del barrio de Kreuzberg y la fiesta callejera familiar. En su décima edición, el desfile dejó de manifiesto que la diversidad de las culturas, de estilos musicales y edades ya atrae a tantas personas como lo hacía en sus mejores épocas el Love Parade, la gran cita de los amantes del tecno que nació en Berlín. Este año los ravers no podrán celebrarlo en Alemania por falta de financiación.-