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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una larga cadena de ecos

Jordi Gracia

Por supuesto que no es la historia de un abrigo lo que cuenta esta novela, aunque haya un abrigo de astracán al principio y al final, como marco novelesco para un conjunto de historias menores, leves y quizá incluso demasiado sintéticas. Aluden a estados casi siempre difusos de unos cuantos personajes vinculados entre sí por razones de parentesco o a veces azarosos. La intuición central del libro pudiera arrancar de algún experimento de Italo Calvino, o algún uso literario muy propio de su mundo: la novela va engarzando sus distintas historias personales a través de hilos accidentales que llevan de unos a otros personajes, estableciendo una cadena de ecos en la que el final narrativo de un episodio da paso a otro con un pequeño pretexto de enlace. El resultado es un mosaico de vidas en fases biológicas y morales muy distintas pero nunca tratadas con el escalpelo crudo del analista ni tampoco con la lupa microscópica del entomólogo que explora y ahonda. Recrea sus vidas a menudo cogiéndolos por detrás, o de perfil, subrayando la marginalidad de la perspectiva para que el resultado completo tienda a evidenciar la desconexión de todo y de todos, y al mismo tiempo la convivencia de todo con todos, como si la voluntad literaria última fuese mostrar la radiografía sutil de un grupo humano visto por un espía capaz de saber el origen y las circunstancias vitales de aquello que nos rodea: hallar alguna causalidad en el caos. El potencial de pesadilla o de análisis se desatiende, quizá, a favor de la mera insinuación sin dramatismo, lo cual es por otra parte marca de la casa de una escritora como Puértolas, siempre reacia a la dramatización teñida de rojo sangre. El efecto buscado es el de la red invisible que formamos todos, y es invisible porque nuestras perspectivas son individuales, limitadas y desinformadas.

HISTORIA DE UN ABRIGO

Soledad Puértolas

Anagrama. Barcelona, 2005

237 páginas. 15 euros

Casi todas las historias tien

den a ser breves apólogos sin lección moral, apenas retratos a pluma de situaciones decepcionantes o infelices, de insuficiencia o falta de ilusiones. Es verdad que en medio brillan algunos buenos hallazgos narrativos, en algunas de esas historias que atrapan por sí mismas pero no por su papel en el conjunto de la novela, como si su destino último hubiese podido ser un relato autónomo antes que un pedazo más de un rompecabezas mayor sin forma prevista. La pareja que experimenta peligrosamente con ese día de libertad mutua al mes, o ese personaje que viaja a Nueva York para asistir a una hermana enferma y lee allí por azar una carta confesional que nunca se envió tienen fuerza novelesca por sí mismas y ponen a jugar las mejores virtudes de la novelista, aunque no sé si llegan a justificar la novela completa: las nimiedades que corroen la vida cotidiana quizá han acabado contaminando a la misma novela, no siempre alzada sobre ellas en términos de intensidad moral o emocional.

Soledad Puértolas.
Soledad Puértolas.EFE

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Sobre la firma

Jordi Gracia
Es adjunto a la directora de EL PAÍS y codirector de 'TintaLibre'. Antes fue subdirector de Opinión. Llegó a la Redacción desde la vida apacible de la universidad, donde es catedrático de literatura. Pese a haber escrito sobre Javier Pradera, nada podía hacerle imaginar que la realidad real era así: ingobernable y adictiva.

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