Javier cumple su sueño de montar en AVE
Javier Álvarez, de 26 años, postrado en una silla de ruedas por una parálisis cerebral de nacimiento, cumple hoy un sueño acariciado desde pequeño: viajar en el tren más rápido que existe en nuestro país, el AVE, y gratis. El joven escribió una carta manuscrita el pasado mes de noviembre a la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, donde relataba su situación personal y expresaba su "gran sueño".
"Me gustan mucho los trenes, mi ilusión sería montar en el AVE, pero tenemos muy pocos recursos, somos pobres. Tenga corazón y bondad conmigo y permítame viajar gratis", rezaba el texto de la misiva. Javier y sus padres subirán esta tarde al AVE en Atocha con destino a Sevilla y regresarán el próximo miércoles. Pero la paradoja es que tendrán que pagar los tres el billete en Talgo desde León a Madrid, al ser dos departamentos comerciales diferentes, Grandes Líneas y Alta Velocidad. Un fallo de coordinación derivado de la burocracia que se tratará de solucionar hoy, antes de que la familia Álvarez suba al tren.
Javier vive con sus padres y su hermana Sofía, de 22 años, en Vega de Infanzones, a unos 15 kilómetros de León, y todas las mañanas, con frío o calor, acude solo al viejo apeadero del pueblo, donde la hiedra y las zarzas se han adueñado de la pequeña casa del vigilante, cerrada desde hace más de un año. "Cuando me pitan los maquinistas se me quitan las penas. Me iría con ellos al fin del mundo", dice con una sonrisa entre sus labios. Su casa está "empapelada" con grandes posters de trenes. Javier se cartea con centenares de aficionados al ferrocarril de otras provincias. Uno de ellos le ha regalado un tren eléctrico, y en Algeciras es el socio número 4 de la Asociación de Amigos del Ferrocarril.
Desde hace 10 años, Javier apenas sale de casa, salvo para ir al apeadero. Sus amigos ya no viven en el pueblo, están casados y tienen hijos, y su mundo se reduce a su habitación y a sus sueños de viajar en trenes que le descubran nuevos mundos. También se pregunta por la supresión de las barreras psicológicas y arquitectónicas y la integración de la que hablan "los anuncios".-
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