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Crónica:FÚTBOL | 35ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Osasuna y Mallorca aburren

Farinós marca desde casi el medio campo tras un fallo de Sanzol y Milosevic evita el triunfo balear

Una defensa y un portero sin confianza pueden ser un aditivo suficiente para amenizar un partido plomizo, pero esencial. Sólo se necesita un momeno para dar vida a los muertos e insuflar ganas y anhelos de permanencia a un Mallorca a punto de ser desconectado de las máquinas. Y Sanzol se puso manos a la obra. Como los malos toreros, primero escuchó dos avisos en sendas salidas lentas y miedosas hasta que, en un tercer despeje, apremiado por el joven Víctor, raseó la pelota y la orientó hacia el círculo central. Farinós, que no es el mismo que deslumbró en el Valencia, demostró que la clase no se llega a perder nunca. El medio centro, sin pensarlo, empalmó el despeje a pocos metros de la línea medular y lo colocó entre los tres palos con suavidad mientras Sanzol observaba asombrado.

OSASUNA 1 - MALLORCA 1

Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cuéllar, Flaño, Clavero; Muñoz, Puñal (Pablo García, m. 71); Ortiz (David López, m. 62), Aloisi, Moha (Iván Rosado, m. 62); y Milosevic.

Mallorca: Moyá; Cortés, Ballesteros, Iuliano, Poli; Campano, Pereira, Farinós, Tuni (Jorge López, m. 84); Víctor (Arango, m. 66) y Luis García (Okubo, m. 89).

Goles: 0-1. M. 34. Farinós, golpeando el balón desde casi el medio campo tras un pésimo despeje de Sanzol. 1-1. M. 84. Milosevic cabecea a la red un centro llegadp desde la derecha.

Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Farinós.

13.194 espectadores en el estadio de El Sadar.

El gol de Farinós rompió uno de los partidos más flojos que se recuerdan en El Sadar, que ya es decir. Como respuesta, Muñoz cabeceó dentro del área y obligó a Moyá a realizar un paradón con la compañía de sus centrales despejando el cuero. El entendimiento entre la meta y la zaga, inexistente en el cuadro navarro.

Tras la breve revolución llegó de nuevo el sopor y volvieron a primar las miserias del fútbol. Una media vuelta de Milosevic, un amago de internada de Moha, un cabezazo de Cuéllar o una carrera de Víctor y Luis García en los contragolpes mallorquinistas. Entre medio de estos restos, el páramo. ¿Jugadas trenzadas? ¿Ideas en el ataque? ¿Presionar y bascular al equipo? Puros jeroglíficos en sánscrito para dos conjuntos menores.

Aguirre y Cúper, zorros en su oficio, discurrieron de manera divergente. El técnico argentino, seguro de que la estructura de su plantel no podía dar más de sí, decidió dejarlo todo al azar de las individualidades ofensivas y los contragolpes. Es decir, dispuso de Arango, recibido con una enorme ovación por el caballeroso público. El mexicano, por su parte, tiró de David López y Pablo García para salir desde el medio del campo y del infrautilizado Iván Rosado para dar más mordiente a los suyos.

Los parches no pudieron cambiar la cara del encuentro, que seguía entre indolente y cansado. Mientras el Mallorca se frotaba las manos encerrado en un cascarón de doble línea defensiva, Osasuna se estiraba tímidamente con la posesión plena del balón, pero con poca garra. Así, con pocos, miserias y restos, los rojillos fueron ganando en confianza hasta que Milosevic se aprovechó de un pase desde la derecha para rematar de cabeza a placer.

A falta de cinco minutos, el partido se volvió loco. Primero, un remate al palo de Aloisi; luego, David López sacó en la raya un remate de Okubo. Polémico punto final a un encuentro aburrido que puede sentenciar el futuro del Mallorca.

Milosevic y Ballesteros pugnan por el balón.
Milosevic y Ballesteros pugnan por el balón.LUIS AZANZA

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