Las notas perdidas de Julio
La madre de Anguita Parrado recuerda a su hijo en la presentación del informe de Reporteros sin Fronteras
Antonia tiene una foto de su hijo en la guerra de Irak. Julio Anguita Parrado, inclinado, apuntando en un cuaderno mientras escucha atentamente a un rehén. Una entrevista conseguida cuando viajaba empotrado a las tropas norteamericanas, algunos días antes de que un misil le quitara la vida. Antonia tiene también en casa las pertenencias recuperadas de su hijo en aquel viaje profesional sin retorno. Pero no hay ninguna nota, ninguna entrevista a los rehenes. La madre de Julio Anguita Parrado está convencida de que Estados Unidos se quedó con esas palabras, que censuró las informaciones nunca publicadas de su hijo.
Antonia Parrado aprovechó la presentación anoche del último informe de Reporteros sin Fronteras en Cádiz para denunciar el recorte de libertad de prensa que, a su juicio, persiste en el país norteamericano y también para criticar la guerra. "Fue injusta e ilegal. Mi hijo quería contar lo que allí pasaba pero tenía muchas ganas de vivir. No se marchó para jugársela". El petate de Julio llegó lleno de cosas pero no había ningún escrito. Según su madre, a pesar de viajar con los militares estadounidenses no se lo pusieron fácil. "Le quitaron el teléfono. La última vez que me llamó fue el mismo día del misil. Lo hizo desde el móvil de un compañero alemán".
Antonia insistió en que su hijo quería contar cosas pero que le frenaban las cortapisas impuestas. Por eso, muchos amigos, compañeros y parientes sabían que, cuando regresara, podría relatar más detalles, animado por haber tenido la noticia de primera mano. Pero el petate regresó vacío de palabras. La madre de Julio Anguita Parrado fue una de las invitadas a la presentación del informe de Reporteros sin Fronteras 2004 en Cádiz. Un acto que, simultáneamente, se realizaba en otras cuatro ciudades españolas. El acto gaditano tuvo también las presencias de la presidenta del Parlamento andaluz, María del Mar Moreno, el portavoz del Gobierno andaluz, Enrique Cervera, la periodista Carmen Gurruchaga, de la directiva del organismo, y el jefe de fotografía de EL PAÍS en Andalucía, Pablo Juliá.
El pasado año fue, según el documento presentado, el peor año para el periodismo en número de profesionales fallecidos desde 1995, con un total de 53 bajas. Fueron víctimas de la guerra. También de crímenes por haber realizado su trabajo. O de secuestros que acabaron trágicamente. Víctimas de los enemigos de la libertad, a los que María del Mar Moreno definió como jinetes del Apocalipsis. Entre ellos, situó la manipulación informativa desde el poder que trata de conseguir la conquista ideológica. "La libertad de prensa nos hace ciudadanos. Una sociedad que no puede ver lo que está pasando está amenazada", dijo.
El acto de ayer sirvió también para presentar el último catálogo de fotografía dedicado a Jeanloup Sieff, con el que Reporteros sin Fronteras tratará se reunir fondos para seguir luchando por la libertad de prensa en el mundo. La madre de Julio Anguita Parrada se reconoció identificada con la profesión. Su intervención la arrancó con una confesión. "Yo no soy periodista pero estaré vinculada para siempre con el periodismo".
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