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La crisis textil del Magreb amenaza con provocar una nueva oleada de emigración

Un tercio de los empleos del sector peligra por el auge de la penetración china

"Prepárense para acogerlos en España y en Europa". Mohamed Hafud, director general de Gentiane, una pequeña empresa de confección en Juribga (Marruecos), describe con amargura lo que, según él, sucederá en breve. La invasión textil china, en detrimento de las exportaciones magrebíes, va a destruir empleo en el norte de África. Los parados acabarán emigrando a Europa. La crisis textil apenas afecta, en cambio, a las empresas españolas instaladas en el Magreb, porque la mayoría de ellas carece de plantas propias y optó, en su día, por contratar con fábricas locales.

"Ha caído un 80% desde principios de año", afirma Hafud mientras revisa su carné de pedidos. "Mis clientes, casi todos británicos, dejan de comprarme para dirigirse a China", añade.

El acuerdo multifibras, que establecía contingentes para las exportaciones textiles de China, expiró el 31 de diciembre. Desde entonces las ventas chinas en la Unión Europea se han disparado entre un 51% y un 534%, según los productos. Mientras, las marroquíes han caído un 22%.

"Por ahora no he despedido a ninguna de las 250 trabajadoras de Gentiane", explica su director general, "y hemos establecido turnos más reducidos con las consiguientes rebajas salariales". El sueldo medio es, en su fábrica, de 250 euros mensuales, el doble de lo que ganan aquellos que trabajan a destajo, pero en negro, en los innumerables talleres semiclandestinos.

"Esto es difícilmente sostenible", asegura Hafud. "Tendré que despedir y esto será una catástrofe para Juribga", una ciudad que, junto con Jenifra y Beni Mellal, forma un triángulo de donde procede el 38% de los marroquíes detenidos en las costas españolas por la Guardia Civil.

"En Europa un parado cobra algo y tiene otras alternativas, pero en Marruecos el que pierde su puesto tiene una fuerte tentación de emigrar", afirma José Miguel Zaldo, copresidente del comité empresarial hispano-marroquí y antiguo industrial del textil.

Este sector proporciona empleo, en Marruecos, a unas 250.000 personas (700.000 si se añaden los que trabajan en negro, los distribuidores...). Representa el 40% del empleo industrial y genera el 35% de las divisas por exportaciones. En Túnez el textil absorbe a 300.000 trabajadoras y el 45% de las ventas en el extranjero. En Egipto emplea a 600.000 mujeres y equivale al 18% de las exportaciones.

El grueso de esta mano de obra trabaja para empresas extranjeras que han deslocalizado su producción pero rara vez poseen sus propias plantas como las que abrieron en Marruecos Cortefiel y Pulligan. "Ahora la deslocalización en Europa del Este y el Magreb ya no es la solución", sostiene Guillaume Sarkozy, presidente de la Unión de la Industria Textil francesa.

Dos años consecutivos

"Un tercio de los empleos en la zona [sur del Mediterráneo] está en grave peligro", advierteJean-François Limantour, presidente del Círculo Euromediterráneo del Textil. En una primera tacada, la destrucción de empleo "oscilará entre 20.000 y 50.000 puestos", vaticina el diario L'Economiste, de Casablanca.

2004 fue ya un mal año para la emigración porque la plaga de langosta arruinó a muchos campesinos de los países del Sahel que ahora sueñan con dar el salto a Europa. Este año corre el riesgo de ser aún peor.

"¿Qué nos podría salvar?", se pregunta Hafud. "Un fuerte recorte de las cargas fiscales, sociales y del precio de la energía", responde. Bruselas abrió la semana pasada una investigación sobre el auge de las importaciones chinas y podría tomar medidas de salvaguarda, aunque ayer anunció que primero intentará un acuerdo amistoso con Pekín.

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