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Los técnicos de Vandellòs piden el cese de los directivos por ocultar información

Los trabajadores ven necesario un nuevo sistema de refrigeración para evitar más incidentes

Los trabajadores de la sala de control de la central nuclear de Vandellòs (Tarragona) han exigido al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que destituya al equipo directivo de la planta por haber ocultado información y por gestionar tarde y mal la corrosión en un sistema de refrigeración de la central, detectada en 1993 y que se rompió en 2004 sin que se hiciera nada por evitarlo. Los técnicos piden la sustitución integral del sistema de refrigeración por otro de nueva construcción. El CSN ha abierto un expediente y la central se enfrenta a una multa millonaria.

La Asociación de Personal con Licencia de Operación de Control (APLOC, que agrupa a los técnicos de las salas de control las centrales de Vandellòs y Ascó) señala al gerente, al jefe de la central, al jefe de servicios técnicos y al jefe de mantenimiento mecánico. Les responsabiliza del incidente de Vandellòs, el mayor de la industria nuclear desde 1992. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) asegura que la central primó "la producción sobre la seguridad" y que "retardó y ocultó" al consejo información sobre la corrosión.

Estos trabajadores han trasladado a la presidenta del CSN, María Teresa Estevan Bolea, su "pérdida de confianza" en la actual gerencia de la planta nuclear, propiedad de Endesa e Iberdrola (compañías que forman la Asociación Nuclear Ascó Vandellós, ANAV, propietaria de ambas plantas). Los técnicos se han puesto a disposición del consejo para colaborar en un futuro con el propio CSN y la "renovada dirección de ANAV" en aras de la seguridad.

En un duro manifiesto, APLOC ratifica el contenido del demoledor informe del CSN que acusó a Vandellòs de primar la producción por encima de los criterios de seguridad de la planta, y aboga no sólo por una renovación de la directiva, sino también por la sustitución integral del sistema de refrigeración por otro de nueva construcción y con un diseño que impida futuros fallos.

Corrosión desde 1993

La planta de Vandellòs paró su reactor el 25 de agosto de 2004. En una de las dos tuberías de refrigeración exterior apareció una fuga de agua. En ese mismo punto y en mayo había aparecido un rezume de agua. La central conocía desde 1993 que el sistema tenía un problema de corrosión generalizada, pero no hizo nada. Este sistema toma agua del Mediterráneo, la usa para reducir el calor de sistemas internos, y finalmente la devuelve al mar sin más variación que unos grados más de temperatura.

En agosto pasado, tras la rotura de la tubería, la central puso en marcha su propio comité de seguridad y reparó la fuga. Este comité dio luz verde al día siguiente al arranque de la central. La planta había realizado mediciones del espesor de la tubería que ocho meses más tarde el CSN juzgó insuficientes. Antes de conectarse a la red, la central remitió sus comprobaciones del sistema averiado al consejo, que, sin revisarlas, autorizó a la planta a subir la potencia del reactor. "El CSN se fía siempre de lo que dice la central", explican en APLOC.

El informe del Consejo de Seguridad Nuclear, de marzo de 2005, afirma que Vandellòs ocultó desde 1993 la corrosión del sistema y explica que en el año 2002 rescindió el contrato a la empresa que venía revisándolo desde entonces. Los informes de la nueva firma encargada de la supervisión reflejan "con menor detalle" la gravedad del problema y los controles pasaron de ser anuales a realizarse cada tres años.

Los operadores de la central de Vandellòs consideran que el 25 de agosto -en plena temporada alta de demanda energética- los responsables de la central deberían haber parado la planta para realizar los mismos exhaustivos cambios en el sistema de refrigeración que se están llevando a cabo hace un mes, cuando la central paró para cambiar combustible.

Habitualmente estas recargas de combustible suelen durar entre tres y cuatro semanas, aunque la que prevista ahora está condicionada por la reparación del sistema de refrigeración y ni la propia planta, ni el CSN ni los técnicos se atreven a fijar fecha para el arranque del reactor.

Multa millonaria

Fuentes de la central reiteran que su prioridad en estos momentos es poner fin a las anomalías y que no forzarán la puesta en marcha de la planta hasta certificar el correcto funcionamiento. Cada día que Vandellòs está parada, ANAV deja de ingresar alrededor de 600.000 euros. Además, el CSN le ha abierto un expediente y la central se enfrenta a una multa millonaria.

Hasta hoy, los únicos que han admitido su responsabilidad en lo ocurrido son los directivos de la central. Niegan haber ocultado información, pero admiten un deficiente control sobre el sistema de refrigeración. "No podíamos informar al CSN de lo que no sabíamos. Subestimamos el problema de corrosión, por eso no informamos", dicen fuentes de ANAV. Otras fuentes de la propia central critican también la postura actual de APLOC porque, a su juicio, es también su responsabilidad velar por la seguridad de la planta y, el 25 de agosto, cuando apareció la fuga, los trabajadores de control podrían haber forzado la reparación del sistema de refrigeración.

La presidenta del CSN, María Teresa Estevan Bolea, arremetió contra los directivos de ANAV la semana pasada en su comparecencia en el Congreso. Dijo que el CSN "ha perdido la confianza en la central" por la "falta de cultura de seguridad". Rehuyó cualquier responsabilidad del órgano colegiado que preside, inmerso en una crisis por las discrepancias entre sus consejeros. Reconoció que las inspecciones del CSN deberían ser menos de "llevar papeles" y más de inspeccionar sobre el terreno.

La central nuclear de Vandellòs, en Tarragona.
La central nuclear de Vandellòs, en Tarragona.JOSEP LLUIS SELLART

Un suceso a revisión

Los cuatro consejeros del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) han dimitido de sus comisiones por la gestión de la presidenta del organismo, María Teresa Estevan Bolea, que envió al Congreso, al Senado y al Ministerio de Industria (del que depende el consejo) un informe sobre Vandellòs que omitía cualquier responsabilidad de la central y el historial previo de degradación.

Los cuatro consejeros del CSN (propuestos por PSOE, PP y CiU) le obligaron a publicar el original, el más duro que ha emitido nunca el CSN contra una central. El propio CSN, a instancias de los consejeros enfrentados a la presidenta, prepara un informe para determinar el grado de responsabilidad del consejo.

Igualmente, el CSN revisará la calificación de gravedad del incidente de Vandellòs, que inicialmente situó en el nivel 1 de la escala internacional de sucesos (que va de 0 a 8). La Asociación de Personal con licencia de Operación de Control (APLOC, que agrupa a los técnicos) se muestra favorable a elevar la calificación a nivel 2, y critica que sectores ecologistas como la organización Greenpeace haya pedido considerar el incidente como de nivel 3.

El único suceso ocurrido en las plantas atómicas de la península que ha merecido la calificación de 3 fue el accidente de la otra planta de Vandellòs (la I), en 1989, que terminó con el cierre de la central. El último incidente clasificado nivel 2 fue el ocurrido en la central nuclear de Trillo (Guadalajara) en 1992.

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