El 1 de mayo en el siglo XXI

"El Deutsche Bank anunció en marzo un incremento de los beneficios de un 87% y el despido de 5.000 trabajadores para seguir siendo competitivo". Increíble.

Pero tan cierto como que en el 2004 las grandes compañías aumentaron sus beneficios más que en los últimos 30 años. El pasado ejercicio, representaron casi el 40% del PIB de la zona euro.

¿Y los salarios? Después de 25 años de moderación salarial, la pérdida de poder adquisitivo también es espectacular. Motivo de la huelga general en Francia de marzo. Y sin embargo, no se ha logrado que el paro desaparezca.

Tres efectos paralelos a los grandes beneficios: uno, la inversión y el empleo no crecen en la misma proporción; dos, se atiende a la creación de valor de sus acciones y al reparto de dividendos, y tres, los salarios de los directivos se disparan y los del resto de los trabajadores se estancan en términos reales. A todo esto, de los 2.800 millones de trabajadores en el mundo, la mitad gana menos de dos dólares al día y 550 millones recibe menos de un dólar (datos OIT).

El maná de los grandes beneficios crea mayor desigualdad. La acumulación de unos pocos es el origen de tanta injusticia. En la mesa de Lázaro ya no caen ni las migajas. Competitividad, flexibilización del mercado laboral, para abaratar despidos y favorecer la movilidad: desarraigo, precariedad, economía sumergida, accidentes laborales...

¿No son suficientes motivos para celebrar el 1º de mayo, salir a la calle y gritar que la dignidad de la persona no puede ser pisoteada.