Las consecuencias de infravalorar al 'dragón'
Empresarios y sindicatos reclaman fondos al Gobierno para acometer un gran ajuste
No será por no haberlo sabido con suficiente antelación. Lleva años el sector textil español advirtiendo de "que viene el lobo". Cuando el 1 de enero de 2002 se liberalizó el 51% del comercio mundial, al levantarse las restricciones a guantes, parcas y anoraks, panas, ropa para bebé, chándales, ya avisó de que lo peor estaba por llegar. Hace casi dos años, patronos y trabajadores -que hace años que van de la mano- entregaron un documento al Gobierno del PP con unas conclusiones demoledoras: la destrucción de 112.000 puestos de trabajo en cinco años, el 42% del empleo del sector, "si no acaba siendo mucho peor", señala un dirigente sindical.
Sólo en el periodo 2002-2004 han desaparecido casi 800 empresas en España, que han acarreado la supresión de alrededor de 35.000 puestos de trabajo. Las crisis de Levi's, Sáez Merino, Ignacio Carner o Cortefiel son las más recientes y de mayor impacto en la larga lista de empresas españolas afectadas por la obsolescencia tecnológica y, sobre todo, por las importaciones asiáticas. Algunos ocasos, similares a los de la legendaria Puigneró, que tras la masiva llegada de tráileres repletos de trapos asiáticos a la céntrica calle barcelonesa de Trafalgar no tuvo más remedio que echar el cierre.
El director general de Mango, Enric Casi, defiende el modelo de compra a los países en vías de desarrollo por una mera cuestión de coste
En el primer trimestre de este año la producción de la confección ha caído un 8,7%, y en el resto de actividades del sector, un 12,4%. El Centro de Información Textil y de la Confección (CITYC) estima en 5.000 los puestos de trabajo perdidos. Comisiones Obreras calcula que son 20.000.
Hasta que el lobo, disfrazado esta vez de dragón asiático, no ha llamado a la puerta, pocos se han percatado de la magnitud de la tragedia. La invasión de prendas textiles procedentes de China entre enero y marzo es abrumadora. Las importaciones de pantalones se ha multiplicado por 11, al pasar de un millón de unidades en los tres primeros meses de 2004 a 12 millones en el mismo periodo de este año. En paralelo, el precio medio de la unidad se ha reducido más de un 43%, de 4,9 euros a 2,77 euros, según datos de la Comisión Europea (CE).
Los pantalones son una de las nueve categorías de productos que ha empezado a investigar la Comisión. En otra de ellas, los jerseys, las entradas crecieron un 639%, hasta 5.000 unidades, y los precios bajaron un 40,5%. Los incrementos fueron del 400% en blusas, del 336% en camisetas y polos, del 250% en camisas para hombres y del 205% en medias y calcetines.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué España no se ha preparado, a sabiendas de lo que se venía encima? "Infravaloramos el potencial de China. No hemos calibrado bien la intensidad del tsunami, pensábamos que sería de seis grados y está resultando ser de nueve", señala Salvador Maluquer, responsable del área internacional del Consejo Intertextil, la patronal española.
Y no será porque no había señales de alerta. Tal como recuerda el presidente de Pulligan y de la Agrupación Española del Género de Punto, Joan Canals, "China ha comprado en los últimos tres años más del 80% de la máquina textil de todo el mundo". Otra sospecha: la acumulación de contenedores en el puerto de Shanghai colmados de prendas "días antes de la hora cero [1 de enero de 2005]". Y otra más: la ocupación en Estados Unidos de almacenes por parte de emprendedores chinos, relata Maluquer.
¿Hay mercado para tanto producto? Parte de las importaciones chinas son para su posterior exportación por parte de los buques insignia de la moda española: Inditex y Mango, cuyo director general, Enric Casi, defiende el modelo de aprovisionarse en los países en vías de desarrollo por una mera cuestión de coste, en contra de los industriales españoles, que se sienten amenazados. Pero Mango es un gran almacén donde la ropa entra por una puerta y sale por otra.
Empresarios -liderados por el presidente del Consejo Intertextil, Adrià Serra- y sindicatos exhortan al Gobierno a que proporcione recursos financieros para acometer una gran reconversión y conducir el sector hacia productos de mayor valor añadido. "Para transformar una empresa, tiene que estar abierta", remacha el secretario general de la federación textil de CC OO, Joaquim González.
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