Mason Adams, el jefe de 'Lou Grant'
El nombre de Mason Adams, que falleció el pasado 26 de abril en Nueva York a los 86 años, quizá resulte irrelevante para la mayor parte de los aficionados. Pero si se menciona la serie televisiva Lou Grant, muchos recordarán al gruñón, pero bondadoso, Charlie Hume, a quien prestó su físico durante varias temporadas.
Y es que Adams era uno de tantos eficientes actores secundarios, refugiados en el medio televisivo, que acompañaron, sin hacer demasiado ruido, las vidas de varias generaciones de espectadores. En alguna ocasión se ha referido la anécdota en la que un colega de la universidad definió a Mason Adams como "el actor sin rostro". Y aunque pueda ser cierto que su aspecto cotidiano limitase su carrera, también le propició una especial cercanía con los espectadores, además de la posibilidad de interpretar "personajes medios", esos que no resaltan de manera especial en la pantalla, pero que logran convertirse en casi íntimos. Y también tal vez por ello, Adams potenció siempre su voz, una formada y profunda voz de tenor, de la que hizo su principal seña e identidad como intérprete y que le sirvió para convertirse en toda una estrella en el medio radiofónico estadounidense.
Adams nació en Nueva York el 26 de febrero de 1919. Tras estudiar Teatro y Arte en la Universidad de Wisconsin y ejercer como profesor en su ciudad natal, alcanzó una continuada notoriedad en la llamada edad dorada de la radio en Estados Unidos, en especial a raíz de su intervención en la soap opera Pepper's young family, que se mantiene en antena nada menos que 14 años, entre 1946 y 1960. Adams alternaba su trabajo en infinidad de seriales, e incluso logró interpretar personajes de villano, como el Hombre Atómico en Superman. La década de los años cuarenta también le vio debutar en Broadway, en el espectáculo Get Hawai old man, aunque su labor radiofónica siempre permanecería en primer plano.
Mason Adams no desembarcó en el cine hasta el año 1975, en una mediocre comedia titulada La prostituta feliz. Tras su trabajo en la no menos insulsa Demons, de Larry Cohen, se sumergió de lleno en la televisión, el medio en el que lograría sus mayores éxitos y una pertinaz continuidad laboral.
Con casi 60 años, se consagró gracias a la serie Lou Grant, que le haría popular también en España, y en la que se entregaba a fondo en a su interpretación del periodista de L. A. Tribune Charlie Hume, personaje que le valdría tres propuestas para el premio Emmy. Desde entonces, series y telefilmes serían su entorno habitual, en una lista casi interminable, adornada por apariciones estelares en producciones tan diversas como la muy comercial Vacaciones en el mar y la serie de culto El ala oeste de la Casa Blanca.
Por si fuera poco, la cara del "actor sin rostro" acompañó al público estadounidense durante varios años en los anuncios de la marca Smucker. Y el cine volvió a acogerle, siempre en papeles secundarios, y en películas un tanto mediocres como El final de Damien, en 1981, y Operación Soldados de Juguete, en 1991.
Cabe reseñar, sin embargo, su extraordinaria y potente interpretación de villano de primer orden en la popular FX efectos mortales, en 1986, con la que rompía su imagen amable y paternal, y una notable intervención en la comedia dramática Touch, dirigida por Paul Schrader en 1997.-
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