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Desde el Pacífico
Columna
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Mercado, tecnología y "periodismo de excelencia"

EL PERIODISMO DE calidad resulta caro. Presionados por el mercado, los medios tradicionales lo practican cada vez menos. Y ahora Internet, gracias al cual cualquiera puede volverse periodista, aparece como una amenaza más... o como una salvación.

La amenaza es obvia: por una parte, vemos cada vez menos la televisión y leemos menos periódicos; por otra, el éxito de los blogs, cuadernos personales en red, muestra que millones de personas encuentran audiencias para lo que dicen, lo cual diluye todavía más el interés para las fuentes establecidas de información.

El éxito de Craigslist.org muestra, además, la existencia de amenazas específicas. Lanzada en 1995 por Craig Newmark, un programador de San Francisco, ofrece anuncios clasificados gratis en 100 ciudades de 20 países, entre ellas Buenos Aires, México, São Paulo y, pronto, Madrid. Les quita de esta manera a los periódicos una de sus fuentes tradicionales de ingresos.

La emergencia del periodismo ciudadano invita a cuestionarse si no se está convirtiendo más bien en una "relación" gracias a la tecnología.
El periodismo de calidad resulta caro. Presionados por el mercado, los medios tradicionales lo hacen cada vez menos. Internet aparece como amenaza o solución.

Medios de comunicación y periodistas sienten el peligro. El 15 de abril la Universidad de California abordó el problema de manera nueva con un debate alrededor de la pregunta ¿quién pagará por un periodismo de excelencia en el futuro?, una manera de desplazar el debate de las angustias de empresas e individuos hacia la evolución de una función esencial para la democracia.

Un estricto análisis económico ayuda a entender mejor lo que está en juego, dijo Jay Hamilton, autor del libro sobre economía de los medios de comunicación All the news that's fit to sell. Hamilton explica la aparición del periodismo no partidista hacia fines del siglo XIX como un producto de las leyes de mercado: necesidad de llegar a un público más amplio. A la inversa, una línea ideológica es hoy día un "diferenciador de producto". Su enfoque económico le permite decir que los medios se tienen que alejar del periodismo serio porque es caro y porque no es lo que más interesa a jóvenes y amas de casa, el público más buscado por los anunciantes.

El peso de la tecnología en esta perspectiva no parece ser lo más importante y su análisis se complica debido al hecho de que cambia rápidamente.

"La discusión no será la misma dentro de cinco años", aclaró John Markoff, especialista en tecnologías de la información de The New York Times. Girará entonces alrededor del acceso a conexiones de banda ancha a partir de aparatos que caben en la palma de la mano. Pregunta también: "¿Cómo cambia el problema el tamaño de las pantallas? ¿Cuándo tendremos un soporte electrónico que permita leer el contenido de un periódico con la misma facilidad que cuando está sobre papel?".

En opinión de Dan Gillmor, autor de We the media, un libro sobre el "periodismo ciudadano", la tecnología puede contribuir a la solución. Cree por ejemplo que ciertas formas de periodismo de investigación pueden realizarse basándose en modelos "distribuidos" que Internet permite. "Uno de los problemas es cómo desagregar una investigación en trozos muy pequeños y volver a reunirlos después". Newmark se declaró convencido de que "el periodismo de participación funciona mejor". "Algún día llegaremos a un punto de inflexión", dijo.

La participación ciudadana que hace posible la tecnología está buscando su modelo económico; pero descansa, Hamilton lo reconoce, sobre motivaciones que escapan en parte a las leyes del mercado.

"Tal vez nos estemos dirigiendo hacia un mundo en el que el periodismo se convertirá en algo como el arte", explicó Katherine Fulton, ex periodista, presidenta del Monitor Institute y autora de un libro sobre el futuro de la filantropía. Dependería entonces de fundaciones y organizaciones sin fines lucrativos. Un modelo con el que no pagaríamos directamente por él, sino indirectamente. Fulton se pregunta si las noticias son "un producto o un servicio". La emergencia del periodismo ciudadano invita a cuestionarse si no se está convirtiendo más bien en una "relación" gracias a la tecnología.

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