Ratzinger asegura al inaugurar el papado que no impondrá sus ideas

Joseph Ratzinger recibió ayer los símbolos papales -el palio de lana y el anillo del pescador- en la misa inaugural de su mandato como Benedicto XVI. El nuevo Papa tendió una rama de olivo a quienes aún le califican como el teólogo conservador que dirigió la Congregación para la Doctrina de la Fe, heredera de la Inquisición. "Mi auténtico programa de gobierno es el de no hacer mi voluntad, ni seguir mis propias ideas, sino (...) la voluntad de Dios", proclamó en la homilía.

Benedicto XVI insistió en su homilía de la ceremonia de coronación en conseguir la unidad de católicos, ortodoxos y protestantes. En un discurso tejido de parábolas evangélicas, su primera mención fue para su antecesor: "¡Qué abandonados nos sentimos tras la partida de Juan Pablo II!". Pero el principal mensaje fue para anunciar que va a ponerse, "con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y la voluntad del Señor".

El Papa recibió la felicitación de 36 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos los reyes de España, y fue aclamado por miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro. El sábado por la noche, los reyes ofrecieron una cena oficial en la embajada a los seis cardenales españoles, en la que participaron también tres ministros.