Pochettino rompe al Zaragoza
El central del Espanyol, junto a Tamudo, decisivo en la escalada europea del equipo catalán
Un regalo. Eso es lo que hizo ayer, por falta de convicción en sí mismo, el Zaragoza. Ni siquiera apretó cuando redujo distancias con el gol de Villa y media hora por delante hasta la conclusión del partido. El Espanyol, necesitado de puntos para certificar su presencia en alguna competición europea, lo aceptó de buen grado.
No hizo grandes cosas el conjunto blanquiazul, pero sí lo suficiente para noquear a un rival antes de enfilar hacia el túnel de vestuarios en el descanso. Tamudo, que volvió a ser el delantero definidor y tabla salvavidas, y Maxi fueron los goleadores, pero la actuación de Pochettino, que fue el central que exigía la ocasión, seguro, contundente, decantó la balanza. Tamudo, con sus tantos, se convierte en el segundo máximo goleador de la historia del conjunto barcelonés con 87 goles en sus nueve temporadas tras los 111 de Marañón.
ESPANYOL 3 - ZARAGOZA 1
Espanyol: Kameni; Jarque, Pochettino, David García, Domi (Sergio Sánchez, m. 15); Ito, Alex; Maxi, Dani (Fredson, m. 65), De la Peña (Corominas, m. 76); y Tamudo.
Zaragoza: Luis García; Ponzio, Álvaro, Toledo, Aranzabal; Cani (Oscar, m. 52), Movilla, Generelo (Galletti, m. 23), Zapater (Piti, m. 72), Savio; y Villa.
Goles: 1-0. M. 33. Centro de David García que remata Tamudo. 2-0. M. 42. Maxi quiebra a Luis García y marca a placer. 2-1. M. 60. Villa, a pase de Oscar. 3-1. m. 90. Tamudo aprovecha un pase de Maxi.
Árbitro: Megía Dávila. Amonestó a Ponzio, Aranzabal y De la Peña. Expulsó por doble amonestación a Álvaro (m. 80).
30.195 espectadores acudieron a Montjuïc.
La duda que se planteaba el aficionado periquito antes del encuentro residía en cómo respondería su defensa, retocada y plagada de caras nuevas por las diversas sanciones que acarreaban dos de los teóricos titulares, Lopo e Ibarra. Pero Mauricio Pochettino, el central blanquiazul más veterano y, por tanto, más experimentado, resolvió la incógnita por la vía rápida. Acostumbrado a mandar, organizar la defensa y sacar la línea para provocar el fuera de juego, el argentino se multiplicó cuando más lo necesitó su equipo. No sólo se mostró inexpugnable por arriba, cosa habitual en él, sino que desestabilizó al Zaragoza con su colocación. Sobre todo a Villa, el ariete maño por excelencia. Si el jugador llegaba desde atrás con el balón controlado, Pochettino retrasaba su posición para que no le desbordase por velocidad. Si, por el contrario, el jugador esperaba de espaldas el balón, el central se pegaba a él como si de su sombra se tratase. El delantero, así, no podía revolverse, de hecho, casi no podía ni andar un paso por el área.
Pochettino y el debutante Sergio Sánchez, que salió por Domi -sufrió traumatismo craneoencefálico por un encontronazo fortuito con el centrocampista zaragocista Generelo-, le ganaron la partida. Villa, no obstante, también supo aprovechar el único fallo de coordinación entre los dos centrales para marcar su gol. Insuficiente, sin embargo, para remendar el agujero.
Salió con frescura el Zaragoza en los primeros compases, cuando Pochettino todavía se desgañitaba en recolocar a sus compañeros. Pero una vez pasados los primeros 10 minutos, el Espanyol se adueñó por completo del partido. La antítesis de Pochettino fue Delio Toledo, lateral reconvertido a central debido a la sanción de Milito y que desde febrero no pisaba un campo de fútbol a causa de una lesión.
Raúl Tamudo, gracias a su garra, lucha y oportunismo, lo mareó a su antojo y volvió a demostrar que es el único hombre del Espanyol capaz de resolver un partido por si mismo. Cazó el ariete con la cabeza un balón que colgó con temple David García e inauguró el marcador. Se movió hacia el lado opuesto a la trayectoria de Maxi, que realizó una brillante galopada, para dejarle un espacio magnífico al argentino, que definió con acierto. Y sentenció al aprovechar un pase de Maxi y cruzar el balón ante la salida desesperada de Luis García. Suficiente para ganar.
El Zaragoza apenas existió; ni supo sacar el balón cuando los de Lotina presionaron, ni Movilla removió el cuero, ni Savio, que es la mejor baza aragonesa, el más desequilibrante, apareció. Y el Espanyol, que no necesitó a Iván de la Peña, apagado y reconvertido a la banda, se bastó con Pochettino, Maxi y Tamudo para vencer, ante su asombro, con pasmosa facilidad. El Zaragoza dejó escapar un tren europeo en el que el Espanyol se acomoda entre los mejores dentro del amplio pelotón que pelea a rebufo del Barcelona y del Real Madrid.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.