Pamplona exhibe la colección única de las estampas de los 'Disparates' de Goya
Forman parte de una exposición con 33 obras del pintor aragonés y sus continuadores
La muestra Imaginación romántica y disparates, perteneciente a la Fundación Lázaro Galdiano, exhibe hasta el mes de junio en Pamplona 33 obras de Francisco de Goya (1746-1828) y sus continuadores. La exposición incluye la colección única de 13 estampas originales que el pintor conservó en la Quinta del Sordo y que años después de su muerte, en 1864, se convertirían en la inmortal serie inconclusa de los Disparates, llamada en su primera tirada Los Proverbios. Sólo una vez antes la colección íntegra había salido del museo madrileño.
En la muestra de Pamplona, patrocinada por Caja Navarra, se puede contemplar el único dibujo preparatorio de los disparates, de los 28 existentes, que se conserva fuera del Museo del Prado, Modo de volar, en sus versiones de aguafuerte (1819-24) y sanguina y aguada tinta roja (1812-1815). Al margen de las que actualmente se presentan en la sala de cultura Castillo de Maya de Pamplona sólo hay en el mundo otras cuatro pruebas de estado originales del pintor aragonés sobre los disparates, tres de ellas en Estados Unidos y una en la Biblioteca Nacional de Madrid.
El enorme interés por el arte del coleccionista navarro Lázaro Galdiano (1862-1947) le impulsó a adquirir decenas de obras de Goya y de sus discípulos más aventajados como Eugenio Lucas Velázquez (1817-1879) y su hijo, Eugenio Lucas Villamil (1858-1918) de quienes la colección presenta 10 óleos entre los que se encuentran Capricho alegórico, Aquelarre, El viático, El sermón, Interior, Ante el tribunal o ¡Viva el vino!
De Goya se exhiben El agarrotado (1778-80) y obras maestras como El Aquelarre (1797-98), el cuadro de brujas mejor pintado de todos los tiempos, a decir de muchos expertos. Se trata de un óleo que Goya creara para el duque de Osuna, alusivo a un famoso auto de fe acaecido en Álava en el siglo XVII, y que permite conocer la infinita influencia que Goya ejerció en los románticos españoles del siglo XIX.
Brujería
Comisariada por la profesora de la Complutense madrileña Mercedes Águeda, la muestra es una desbordante expresión sobre brujería. Goya jugó con la dualidad fantasía/realidad para utilizar la iconografía de seres inexistentes y construir imágenes en donde se da cuenta de vicios, críticas y costumbres de la época. Las imágenes tenebrosas de la Iglesia son asuntos comunes a Goya y sus seguidores artísticos. A partir de la primera década del siglo XIX aparecieron óleos atribuidos a Goya, de pequeño formato y escenas religiosas, cuyo destino no era la adoración del tema representado sino el reemplazo de una temática costumbrista por otra donde los interiores de iglesia reemplazaban a los interiores de tipo flamenco, las ceremonias religiosas sustituían a las composiciones de fiestas populares y las costumbres de sacerdote y religiosos eran susceptibles de un matiz crítico. Definidas por su pequeño tamaño, mucha pasta, colores oscuros y empleo de técnicas poco ortodoxas, también están presentes en la muestra de Pamplona. Entre ellas, Matrimonio desigual, atribuido a Goya al igual que lo está la versión que posee el museo del Louvre; Misa de parida, La comunión o Sacerdote ante el altar.
Cumbre de fantasía
Pero es, sin duda, la oportunidad excepcional de ver las planchas originales de los Disparates, la cumbre de su fantasía, dibujadas por Goya a partir de 1815 al aguafuerte y al aguatinta con leyendas manuscritas, uno de los motivos más destacables de la colección expuesta. La denominada técnica francesa estampó la serie con fondos infinitamente más oscuros que los imaginados por el pintor.
"Las láminas de los Disparates de la Fundación Lázaro Galdiano", señala Mercedes Águeda, "proceden de la colección del infante Sebastián Gabriel. En ellas se aprecian todos los pasos seguidos por Goya antes de la tirada definitiva, desde la belleza del simple aguafuerte antes de ser añadida la aguatinta, hasta pruebas con leyendas y sin leyendas, con retoques de otras técnicas o sin retoques". "Este conjunto adquiere así una gran importancia al conocer cómo se fue creando una imagen que Goya en algunos casos dejó inconclusa y con ello participamos en el acto de creación del que es, sin duda, el mejor grabador español de todos los tiempos", concluye la experta.
Estas obras de Goya conservan enigmas que no han sido resueltos por los expertos y son juegos de equívocos dibujados con magistral técnica donde caben casi todos los imposibles, y que quedan abiertos a la mente del espectador.
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