Mejorando el presente, ganando el futuro
La autora explica que el impulso a la productividad ha impregnado las medidas adoptadas y señala como retos la inflación, la temporalidad, la dependencia energética y el sector exterior.
Transcurrido un año de la toma de posesión del primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, parece oportuno ofrecer a los lectores unas reflexiones desde el ámbito de responsabilidad que me corresponde, sobre el rumbo marcado en materia de política económica.
La acción política ha estado y estará marcada por nuestro principal objetivo: los ciudadanos. Por ello, las primeras medidas se han encaminado en restablecer el talante democrático basado en el debate y el diálogo sin crispación, en un clima marcado por el afán de escuchar y el respeto por la opinión ajena. Por ello, el Congreso y el Senado han recuperado el protagonismo que nunca debieron perder, como representantes de los ciudadanos, y como foro de debate político desde la pluralidad y sin cortapisas.
Ahora se ha puesto el énfasis en mejorar la competencia en mercados claves
En el ámbito económico, ha sido un año en donde la política socialista ha garantizado más y mejor crecimiento, con el doble objetivo de fomentar la competencia en beneficio de los consumidores y de desarrollar una auténtica política social que extienda la igualdad de oportunidades a los más necesitados.
Durante los años de Gobierno del Partido Popular, este país experimentó un crecimiento económico asentado en factores coyunturales y, por tanto, no sostenibles a largo plazo. Nunca más volveremos a entrar en la zona euro y, por tanto, jamás volveremos a beneficiarnos de una caída tan importante de los tipos de interés, aunque sigan bajos en el futuro. Como tampoco podremos rentabilizar para siempre el tipo de cambio con el que entramos en la Unión Económica y Monetaria, muy favorable para nuestras exportaciones. No seguiremos recibiendo indefinidamente la ingente cantidad de dinero que la UE puso a nuestra disposición a través de los Fondos de Cohesión, aquellos que consiguió el Gobierno socialista cuando José María Aznar nos acusaba de pedigüeños, porque, afortunadamente, nuestro país ha sabido hacer buen uso de ellos y, ahora, estamos en una posición que avanza rápidamente hacia el liderazgo europeo, mientras la ampliación requiere un nuevo reparto en beneficio de los menos desarrollados.
Por tales razones, el Gobierno está centrado en impulsar la productividad como elemento clave para lograr mayores tasas de crecimiento sostenible. Sólo produciendo bienes y servicios de mayor calidad, con trabajadores cada vez más cualificados, con empresas más competitivas en mercados abiertos y con un sector público eficiente, alcanzaremos mayores niveles de bienestar para nuestros ciudadanos. Ésta es la misión que ha comenzado a abordar nuestro Gobierno durante este año y a la vista de las grandes líneas trazadas podemos albergar confianza en nuestro futuro.
Durante este primer año, el Gobierno ha tenido que abordar alguna cuestión urgente que el PP había abandonado de una manera irresponsable, como la situación de los astilleros públicos. El presidente del Gobierno se comprometió a encontrar una solución consensuada que garantizara la viabilidad de la empresa y no abandonar a ningún trabajador a su suerte. Pues bien, hoy podemos afirmar que José Luis Rodríguez Zapatero cumplió. Baste este ejemplo para adivinar cómo el Gobierno afrontará negociaciones difíciles e importantes en nuestro país. Pero no sólo fue Izar, las deudas pendientes con la Junta de Andalucía y Renfe, o la puesta en marcha de nuestros acuerdos para garantizar la sostenibilidad medioambiental en el marco del Protocolo de Kioto, fueron otras cuestiones candentes heredadas y que el Ejecutivo socialista ha sabido conducir a buen puerto con agilidad y eficiencia.
Por otra parte, este Gobierno ya ha aprobado su primer Presupuesto dejando patente sus prioridades de gasto. El impulso a la productividad impregna todas las medidas. Un incremento superior al 25% en inversión en I+D+i civil, un crecimiento sin precedentes en el número de alumnos becados y la apuesta por las infraestructuras, siendo el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT) buena prueba de ello, hecho desde el rigor y la planificación para dar un salto cualitativo desde el sistema radial de comunicaciones hacia una verdadera red mayada, potenciando el papel de las infraestructuras como instrumento de cohesión y solidaridad interterritorial.
Asimismo, la estabilidad presupuestaria es elemento fundamental de nuestra política económica. No en vano se ha conseguido la calificación más alta de todas las instituciones financieras para nuestra deuda pública, que ha reducido su peso en el PIB, con lo que liberamos recursos para destinarlos a nuestras prioridades de gasto. Más dinero para subir las pensiones mínimas y el salario mínimo, para implementar una verdadera política activa de vivienda que facilite el acceso a la misma por parte de los más necesitados, para mejorar la educación y, todo ello, en un entorno de mayor seguridad pública, con un compromiso de transparencia en la gestión, ofreciendo a los analistas y a la oposición más y mejor información para que puedan desempeñar mejor sus tareas de control y análisis.
Tras los Presupuestos, el primer paquete de medidas del Plan de Dinamización de la Economía. En él se ha puesto el énfasis en mejorar la competencia en mercados claves como el energético, el financiero y el de las telecomunicaciones, otorgando más poder e independencia a los organismos reguladores e impidiendo participaciones cruzadas entre empresas del mismo mercado, que sólo contribuyen a consolidar su posición de liderazgo. También se flexibilizan los requisitos de creación y gestión de las sociedades de capital riesgo para impulsar la inversión privada en I+D+i, y se promueve la creación de una Agencia de Inversiones Extranjeras, al tiempo que se avanza en el diseño de una Administración Pública más eficiente para los ciudadanos. A tal fin, se prevé la elaboración de una ley sobre agencias públicas que exija mayor transparencia a los organismos públicos y, tras ella, la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y de la Calidad de los Servicios, que está llamada a ser una institución clave para diseñar un Estado más eficiente.
En términos cuantitativos, como balance de este primer año, cabe señalar los siguientes: si se cerraba el último año del PP, 2003, con un crecimiento de la economía española de un 2,5%, durante 2004 lo hacía por encima del 2,7%, creando más de 72.000 empleos, con una fuerte aceleración en el último semestre. Si terminábamos el año 2003 con 40.300 parados más, 2004 ha concluido con 93.000 menos, a pesar de la subida del paro en el primer trimestre.
En fin, los españoles estamos ante un momento decisivo y no podemos seguir contando con factores coyunturales. Tenemos ante nosotros retos importantes como corregir la inflación, mejorar nuestro mercado laboral acabando con la temporalidad injustificada y con la inseguridad laboral, reducir nuestra dependencia energética y reconducir el saldo negativo del sector exterior. Recientemente se han presentado medidas encaminadas a fomentar nuestras exportaciones y mejorar la competitividad de nuestros productos; está en marcha la reforma del Mercado de Trabajo, la Reforma Fiscal, el Plan de Fomento Empresarial, y todo ello con un único fin: asegurar el crecimiento de nuestra economía hoy y mañana para garantizar los recursos necesarios para construir una sociedad más justa y solidaria.
En este primer año hemos comprobado cómo la prioridad del Gobierno y las necesidades del país van de la mano, obteniendo ya buenos resultados. No cabe duda de que nuestra economía va razonablemente mejor que en el pasado, a pesar de que la oposición se empeñe en negar lo evidente. El PP se ha dedicado más a los insultos, algunos en forma de vídeo, que a proponer alternativas y hacer críticas argumentadas. Ésa es su forma de ser. Nosotros hicimos otra oposición y defendemos otra forma de gobernar. Los ciudadanos lo saben y lo valoran y, pueden estar seguros, el futuro será aún mejor.
Inmaculada Rodríguez-Piñero es secretaria de Política Económica y Empleo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.