PSOE e IU rechazan en el Parlamento la "payasada" del PP de reprobar a Maragall

Los grupos socialista y de Izquierda Unida rechazaron ayer en el Parlamento la reprobación del presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, por unas declaraciones en las que, en alusión al sistema de financiación, habló de la existencia de unos territorios "acostumbrados al subsidio", frente a otros "irritados por el uso que se hace de su sobreesfuerzo fiscal". El PP, promotor de la iniciativa, aseguró que afirmaciones como éstas "debilitan al Estado en vez de fortalecerlo" y culpó al PSOE de auspiciar la "crispación territorial" en España.

La proposición no de ley del PP reclamaba el "total rechazo y reprobación" de la Cámara a las declaraciones de Maragall porque "sugieren" que Andalucía "está acomodada a vivir del subsidio". Cuando a principios de abril el president hizo estas afirmaciones, los socialistas andaluces no se dieron por aludidos, por lo que ayer mantuvieron esa misma posición. Horas antes del debate, el consejero de Economía, José Antonio Gri-ñán, mantuvo en la sesión de control al Gobierno que Andalucía está menos subvencionada que Cataluña, un territorio con mayor cobertura de desempleo y de pensiones, y acusó al PP andaluz de "levantar la mano" y señalar a Andalucía "cada vez que se habla de comunidades subvencionadas".

Los planteamientos de los socialistas de estas dos importantes comunidades autónomas chocan continuamente a la hora de hablar de financiación y el PP aprovecha cualquier resquicio para ahondar en la brecha abierta entre Maragall y Chaves, como ocurrió ayer.

La portavoz del PP, Esperanza Oña, instó al presidente andaluz a pasar de las palabras a los hechos cuando opina en contra de las tesis del presidente catalán y aseguró que Chaves tiene una "dependencia absoluta" de Maragall y de su socio en el tripartito, Carod Rovira. Oña también reprochó al PSOE que en la etapa del Gobierno de Aznar el Parlamento andaluz reprobase a tres ministros y que ahora se mantuviera silente ante unas declaraciones que, según la proposición no de ley, "desprecian a los andaluces".

Ningún grupo coincidió de pleno con estos argumentos, aunque el PA apoyó parcialmente la iniciativa en los puntos en los que reclamaba al Gobierno andaluz expresar su "malestar" por las palabras de Maragall y a "censurarlo" en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

La portavoz de IU, Concha Caballero, justificó la negativa a apoyar la propuesta en que ésta era un intento de utilizar políticamente "un problema de Estado muy serio" para "convertirlo en una payasada". También estimó que "por respeto constitucional" no se debía reprobar a un presidente de una comunidad. "No es un ministro el que ha hablado. No se escandalicen con lo de subsidiada, porque esa palabra pertenece al vocabulario del señor Arenas", dijo. Caballero recordó que responsables del PP como Aznar y los ex ministros Michavila y Aparicio habían utilizado conceptos parecidos en referencia expresa a Andalucía. No obstante, la portavoz de IU consideró una "bofetada a la concepción equilibrada y solidaria del Estado" las palabras de Maragall, aunque, según dijo, "hay otras peores" como la de poner una fecha de caducidad a la solidaridad.

El socialista Ángel Gallego, que ironizó sobre "el proverbial rigor que caracteriza" a Oña, acusó a ésta de practicar el "ventrilocuismo" en el Parlamento al repetir argumentos dichos fuera de la Cámara por el presidente regional del PP, Javier Arenas, al que no citó. También instó al PP a buscar "un término hipocorístico" para Maragall y Carod, "sus demonios familiares". Como Griñán, el portavoz del PSOE aseguró que "hay más población subvencionada en Cataluña y Baleares" que en Andalucía y como Caballero, aseguró que el mito de la Andalucía subsidiada fue "creado por la derecha". "No hagan de plañideras de Andalucía, es un llanto falso", dijo Gallego,quien sostuvo que la iniciativa del PP buscaba "el frentismo" entre territorios. El diputado recordó las resoluciones del PSOE y las declaraciones de Chaves sobre las reglas que deben presidir las reformas y su oposición a que se fijen "límites a la solidaridad".