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Reportaje:

Una pelea de amantes causó el fuego fatal

La disputa entre el portero del hotel de París y su novia originó el incendio que ha causado 24 muertos

El incendio que se declaró la madrugada del pasado viernes en el hotel Paris-Opéra de la capital francesa y segó la vida de 24 personas de origen inmigrante, la mayoría niños, no tuvo su origen en un cortocircuito del vetusto cableado eléctrico del edificio ni en el microondas de la habitación del primer piso en la que se preparaban los desayunos.

Fue una disputa entre dos amantes, un gesto despechado y un cúmulo de casualidades lo que convirtió en una tea el viejo hotel del París haussmaniano y provocó el pánico entre las casi 80 personas allí alojadas, de modo que muchas se tiraron al vacío por las ventanas. Fátima, la novia del portero de noche, una mujer de 31 años, confesó ayer por la mañana a la policía ser la autora "involuntaria" del incendio. Había sido denunciada por una llamada anónima.

Fátima es la novia de Nabil Dekali, el hijo de los gerentes del hotel, que trabajaba como portero de noche. Se veían a menudo y utilizaban la habitación del primer piso donde se preparaban los desayunos como nido de amor. El jueves tenían una cita. Ella improvisó una cama en el suelo y encendió una decena de velas, supuestamente, para crear un ambiente más íntimo. Pero aquella noche Nabil estaba borracho, explicó Fátima a la policía. También tomaba drogas, porque la policía ha encontrado "restos de droga dura". La cosa se torció. Según la Fiscalía se produjo una "violenta disputa que ella imputa al estado de ebriedad de su compañero".

Tras la pelea, Fátima decidió marcharse del hotel, pero antes de salir de la habitación, de un manotazo, tira al suelo un montón de ropa que cayó sobre las velas encendidas. "Llevada por la ira tiró varios montones de ropa sin prestar atención a las velas situadas en el suelo", relata la nota policial. La Fiscalía de París abrió ayer una nueva investigación judicial por "incendio causado involuntariamente, homicidios y heridas involuntarias".

Las telas prendieron de forma inmediata y las llamas se propagaron con gran rapidez. La antigüedad del edificio, la estructura de madera, el hecho de que sólo hubiera una salida y una única escalera que actuó como chimenea avivando el incendio, todos estos elementos, se unen para convertir el hotel Paris-Opéra en una tea en cuestión de minutos. Nabil reaccionó tarde y fue presa de las llamas. Desde entonces se encuentra en estado de coma.

Los expertos de la policía no se explicaban cómo no habían podido establecer el origen del incendio, ya que cuando es accidental, normalmente enseguida se hace evidente. Decidieron investigar en el entorno de los trabajadores del hotel, uno de los muchos que en París alojan a familias con problemas de vivienda y reciben 56 euros por persona al día del Ayuntamiento o de otras organizaciones privadas. El establecimiento había sido inspeccionado el pasado 24 de marzo por los técnicos municipales que no encontraron ningún fallo importante en cuanto a seguridad; sólo aspectos menores que no implicaban el cierre del establecimiento.

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Varios testigos indicaron que Nabil Dekali estaba borracho la noche en que se produjo el incendio. Su amiga Fátima, comprobó la policía, también había pasado por allí, ya que sacó dinero de un cajero automático muy cercano al hotel. El domingo, una llamada anónima alertaba a los agentes de que deberían interesarse por ella. El lunes fue detenida e interrogada. Ayer por la mañana confesaba.

La agencia France Presse habló ayer hablar con la hermana de Nabil, Ryma Dekali. "El sábado", dijo, "Fátima me llamó por teléfono y me dijo que el día del incendio había cenado en el hotel y que después se había marchado". Al día siguiente se vieron y Ryma recuerda que "estalló en sollozos" y que le dijo: "Si me hubiera quedado, también me habría quemado".

Nido de pulgas

El origen del incendio añade más horror a una tragedia que ha puesto sobre la mesa la miseria que se esconde tras las elegantes fachadas de las grandes capitales europeas, en este caso París. El hotel, situado en el distrito noveno, muy cerca de la Ópera Garnier y del Café de la Paix, justo detrás de los bulevares diseñados por Haussman, era un nido de pulgas y cucarachas, en el que se hacinaban familias de inmigrantes sin vivienda, de la más diversa procedencia, a la espera de acceder a un alojamiento más o menos digno. Tenía seis pisos, 32 habitaciones y capacidad para 61 personas, pero el día del incendio había casi 80.

Ayer, el número de víctimas mortales era ya el doble de los 12 que se contabilizaron la mañana del incendio. El último balance eleva a 24 el número de personas muertas y a más de 50 el de los heridos. De los heridos, 27 siguen hospitalizados, 14 de los cuales en estado grave. La última víctima mortal, fallecida ayer, es una mujer que estaba embarazada en el momento del incendio. Por la mañana dio a luz a un niño muerto y ella le siguió horas después.

Vista del techo del hotel Paris-Opéra tras el incendio del pasado viernes, que causó la muerte de 24 personas.
Vista del techo del hotel Paris-Opéra tras el incendio del pasado viernes, que causó la muerte de 24 personas.EFE

Protestas ante el hotel

La calle de la Provence, donde se halla la carcasa chamuscada del hotel Paris-Opéra, está de nuevo abierta al tráfico. Los parisinos que salen de las galerías Lafayette se detienen frente al inmueble e intentan imaginar lo que vivieron los clientes del hotel la madrugada del pasado viernes. Más allá del horror, de las historias que cuentan los vecinos, el incendio ha generado una fuerte crítica a los sistemas de acogida social y a las condiciones tolerantes que las autoridades tenían para con los propietarios del hotel a quienes proporcionaban clientes de cuya factura -56 euros por persona y día- se hacían cargo.

Desde que se produjo la tragedia, cada día hay una manifestación. Una multitud se congregó el lunes frente al hotel para protestar contra los servicios sociales franceses y parisinos.

La organización Derecho al Alojamiento denunció que el modelo del hotel Paris-Opéra se repite en cientos de viejos establecimientos que sobreviven gracias a estos clientes que les propician las administraciones. Su portavoz, Jean-Baptiste Eyraud, anunció la creación de un colectivo de ayuda a las víctimas, para ayudarlas a hacer frente a las necesidades más inmediatas como pagar los funerales o las repatriaciones de los cadáveres. De los 24 muertos, casi la mitad eran niños y bebés de familias africanas de inmigrantes sin papeles.

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