Steinberg se rinde en el Real ante el enigma de Richard Strauss

Le atrae precisamente el enigma de Richard Strauss, esos porqués que el gran genio musical dejó sin resolver y que agrandan estos días sus interrogantes en el Teatro Real, donde Pinchas Steinberg, director atípico y entusiasta, dirige hasta el 9 de mayo La mujer sin sombra, "su ópera más complicada", asegura, para la que ha aumentado a 130 los músicos en el foso: "Han demostrado estar abiertos a todo y hemos podido probar muchas cosas".

Ha contagiado un vitalismo, un amor por la música de Strauss que se agradece y que se ha hecho notar con unas críticas espectaculares. La orquesta titular del Teatro Real crece en cada representación y se empieza a notar el trabajo de su responsable, Jesús López Cobos. Steinberg está muy satisfecho con el resultado: "Quise 10 ensayos con la orquesta solamente y han dado fruto", afirma.

Durante esas sesiones cambió algunos clichés. "Las orquestas latinas tienen que adaptarse a los lenguajes alemanes. Cuando pides sonido forte, no es fuerte, es denso; cuando pides piano, no es bajo, consiste en acariciar la música", dice. Ya es raro querer ensayar tanto. "Yo lo exijo siempre", asegura. "Hay que hacer un trabajo grande a muchos niveles". Lo malo es dar gato por liebre. "No soy un director moderno, que es alguien que antes de aprender el oficio se atreve a dirigir grandes orquestas. Ellos hacen de la música algo visual y la música está hecha para los oídos. ¿Hemos tocado fondo con esto? No lo sé. Lo que está claro es que hoy, los Furtwängler, Welter, Erich Kleiber, hasta Solti, habrían fracasado", asegura.

Son los restos de la sombra de Herbert von Karajan, con quien Steinberg trabajó cuando era violinista en la Filarmónica de Berlín y que, a juicio de Steinberg, inició una senda difusa: "Fue un gran director de ópera, pero tenía una vertiente esteticista que no me convencía; cuando había que morder con la emoción, no mordía".

Su versión de La mujer sin sombra está impactando. "Es una ópera que demuestra el genio de Strauss. Música atonal, vestida con romanticismo. Después de ésta y de Electra o Salomé, Strauss vuelve atrás. ¿Por qué?". No lo sabe, es uno de sus enigmas. "Sabemos pocas cosas sobre él. Las lecturas que se han hecho son equivocadas", afirma.