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Armstrong anuncia que se retira tras el Tour

El ciclista estadounidense dice que colgará la bicicleta el 24 de julio, "gane o pierda" el séptimo envite a la carrera francesa

Carlos Arribas

"Tras mucho pensarlo, he decidido que el próximo 24 de julio será el último día de mi carrera de 14 años. Gane o pierda, el próximo Tour de Francia será mi última carrera como ciclista profesional".

Con un pequeño discurso pronunciado ayer al anochecer (primera hora de la tarde en Estados Unidos), en una sala de congresos junto al caudaloso Savanah a su paso por Augusta (Georgia), Lance Armstrong, el último gran dominador del Tour, anunció su retirada del ciclismo profesional para dentro de, exactamente, 98 días. No dijo, como Merckx en su despedida, que era el día más triste de su vida.

"Mi tiempo ha llegado", añadió. Lo dijo sereno, tranquilo, hasta bromeando, como si se hubiera quitado un peso de encima.

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El ganador de seis Tours, el único que ha ganado más de cinco, confirmó, punto por punto, todo lo que se sospechaba, todo lo que se presentía, todo lo que se sabía de él. Que sin Tour no es nada, que como el viejo Scrap de One million dollar baby, la película de Clint Eastwood, sabe que todo boxeador, todo deportista, lleva marcado su último día como campeón, pero que sólo lo conoce cuando deja de serlo, que piensa que el próximo Tour, el que termina el penúltimo domingo de julio en los Campos Elíseos, es su último campeonato; que quiere creer que no es el que está de más, que no descubrirá demasiado tarde, como todos los grandes campeones que del Tour han sido, que las piernas le han engañado. U otros motivos. "Michael Jordan debió retirarse cuando logró el triple que le valió su último anillo de la NBA. Se equivocó intentando volver luego", dijo. "Yo no cometeré ese error. Los campeones se retiran en la cima".

Armstrong quiso retirarse después de ganar su sexto Tour, de quedarse solo en el pináculo del Tour. "Pero no lo podía hacer. No podía dejar a todo un equipo sin un nuevo patrocinador", añadió. El anterior sponsor, US Postal anunció que lo dejaba, y con el gancho de Armstrong entró en el ciclismo Discovery Channel. Y a ese nuevo sponsor le debe el tejano correr un Tour más.

El 24 de julio, el último día del Tour de 2005, Lance Armstrong, el ciclista que ganó seis Tours después de superar un cáncer de testículos, terroríficas sesiones de quimioterapia y una operación en el cerebro, tendrá 33 años, 10 meses y seis días. Jacques Anquetil se retiró a los 35, Eddy Merckx, antes de cumplir los 33, Bernard Hinault cinco días antes de cumplir los 32, Indurain, a los 32 y medio.

Todos ellos, todos los otros miembros del panteón del Tour, los pentacampeones, se retiraron después de fracasar en su último intento, y Merckx, dos veces.

Pero sólo Armstrong, entre todos ellos, ha sido capaz de plantarse el último día de su último Tour. Anquetil aún corrió tres temporadas más después de correr su último Tour; Hinault e Indurain, tres meses. Armstrong, nada, ni un minuto más. Pase lo que pase.

Con su anuncio, Armstrong, heredero de Indurain, precursor de aún no se sabe quién, se integra plenamente, se convierte en un eslabón más, único, de la cadena de la historia del ciclismo. Cuando colgó la bicicleta Anquetil, en diciembre de 1969, Merckx ya había ganado el primero de sus cinco Tours; cuando Merckx lo dejó, el 18 mayo de 1978, Hinault ya asomaba por el horizonte; el francés se rozó mínimamente con Indurain, de florecimiento tardío. "Y yo", dijo Armstrong, "gané un Mundial a los 21 años delante de Indurain". Indurain se retiró el 2 de enero de 1997, cuando Armstrong estaba en plena lucha contra el cáncer.

"La gran motivación de mi carrera y de esta decisión son mis hijos [Luke y las mellizas Grace e Isabelle]", dijo Armstrong. "Este año, cuando empezó la temporada, me marché a Europa y los eché más de menos que nunca. Están en una edad en la que cambian cada día y no quiero perderme momentos clave de su vida. Y ellos me han dicho que es el momento de volver a casa".

"A un campeón le abandona antes la cabeza que las piernas", dijo José Miguel Echávarri, el director de Indurain, el compañero de Anquetil. Se refiere a la motivación, a la fuerza interna que le empuja a un ciclista a someterse todos los años a tres meses de tortura. A Armstrong, todos los 1 de mayo, le cambia el carácter, también su físico, pues debe perder cuatro o cinco kilos antes del Tour. Se vuelve exigente hacia sí mismo y hacia los demás, insoportable. Comienzan sus sesiones de tortura, sus entrenamientos de intensidad, en los que sus muslos, sus riñones, sus pulmones, su alma reclaman piedad, y su mente se la niega. Este regreso a sus orígenes le regenera. Armstrong se vuelve implacable sobre la carretera, pues se siente con todo el derecho a recibir todos los dividendos de su inversión física y mental.

Y a todo ello, Armstrong, el campeón de los años más duros del ciclismo, debe añadirle la presión el agobio, que le rodean. Todos los titulares, todas las informaciones, ingentes, sobre el ciclista norteamericano, se dividen en dos grandes grupos: las laudatorias, las menos -en Europa ha sido de los campeones menos queridos- y las que se refieren a sus pretendidos flirteos con el dopaje -las más- las que hablan de los libros que supuestamente desvelan su lado oscuro, las que refieren las citaciones judiciales por las denuncias de antiguos empleados, de ex masajistas, por su soberbia con Filippo Simeoni, por sus relaciones con Michele Ferrari, el médico mito de la preparación fisiológica. El lado feo del ciclismo.

Y al lado de esa realidad, gris, triste, para hacer más difíciles sus elecciones, Armstrong ha vivido los últimos meses el deslumbramiento, el descubrimiento de nuevos rincones de la existencia. En enero, desde hace varios años, el equipo de Armstrong se concentra durante varios días en Solvang (California), pequeña ciudad de arquitectura medieval danesa -aunque fundada en 1991 por un grupo de profesores de Dinamarca- en medio del valle de Santa Inés, de viñedos de pinot noir, que se ha hecho famosa en todo el mundo por la gira enólogo-gastronómica-amorosa de Entre copas. Lance Armstrong, el Lance Armstrong de 2005, de 34 años, superviviente del cáncer y enamorado de la cantante Sheryl Crow, con su aire a Kevin Spacey, no desentonaría como personaje en esa película. Desentona más como ciclista.

"Hay algo de eso, algo no, mucho", confiesa una persona de su confianza. "Pero equipo le necesita, el equipo sin él se pierde".

"No puedo prometer que ganaré mi séptimo Tour: a todos los campeones les empuja el miedo a perder, ese miedo es el que les lleva a madrugar todos los días para entrenar. Y yo no quiero perder el séptimo", dijo Armstrong.

Armstrong, durante la conferencia de prensa.
Armstrong, durante la conferencia de prensa.ASSOCIATED PRESS

"Siempre seré un loco del ciclismo"

Lance Armstrong anunció su retirada con estas frases:

- "A partir del 24 de julio no hay ninguna posibilidad de que participe en una carrera profesional. Puede que aparezca en alguna carrera de aficionado, porque amo la bicicleta y mi compromiso con ella es de por vida".

- "Todo tiene un final: el cuerpo no puede seguir, seguir y seguir andando eternamente. Ahora me ha llegado el momento de parar".

- "El Tour es una carrera para ciclistas maduros, no para ciclistas viejos".

- "Siempre seré un loco del ciclismo, alguien que se levanta como espectador, en directo o delante del televisor, en los grandes momentos de la carrera".

- "Trabajo para ganar. Ésa es mi meta. No sé qué va a pasar este año porque aunque voy a dar lo mejor de mi mismo, hay una nueva generación de jóvenes ciclistas dispuestos a hacer del Tour una prueba muy emocionante y entretenida".

- "Este año, el Tour será diferente: yo tengo un año más y Jan Ullrich está en su mejor estado de forma de siempre a estas alturas del año".

- "Sigo amando lo que hago y no trabajo por conseguir o aumentar el récord de victorias del Tour, por el caché del triunfo. Lo que importa es que me sigo entrenando con pasión y que cuando vuelvo de entrenarme durante 6-7 horas cada día pienso, 'qué carrera tan bonita".

- "Bruyneel es el mejor director deportivo que podía tener, el mejor de todos los tiempos, porque no creo que haya habido ninguno que haya conseguido tantas victorias en el Tour como él [Echávarri y Guimard también han ganado seis Tours]".

- "[Bruyneel] fue el único que creyó en mí en 1998. Vino y me dijo: 'puedes hacerlo [ganar el Tour] y yo te voy a ayudar a lograrlo'. Con ese objetivo juntó a un grupo de gente y de marcas clave".

- "Que me baje de la bicicleta no quiere decir que me desentienda del equipo: quiero ayudar a que surja otro estadounidense capaz de ganar el Tour y trabajar con la cantera. El Discovery Channel puede ser un equipo ganador sin mí".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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