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Apuntes

La Politécnica impulsa el aprendizaje ético en la formación superior

Un grupo de profesores extiende la educación para el cambio social

"Si no es a partir de los valores no hay posibilidad alguna de llevar a cabo un proceso educativo". Lo firma Pedro Ortega Ruiz, catedrático en Teoría e Historia de la Educación en la Universidad de Murcia. Esa afirmación sirve para definir un concepto que ha impulsado el trabajo de un grupo de profesores de la Universidad Politécnica de Valencia que investiga las metodologías para introducir valores morales, la ética, en la formación superior en las áreas científico-técnicas.

El Grup de Reserca en la Educació en Valors (Grevol), que dirigen los profesores Alejandra Boni y Félix Lozano. Es un equipo de Innovación Docente avalado por el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la Politécnica de Valencia que desde 2001 imparte talleres para que herramientas como los dilemas morales se incorporen a la formación de los profesionales y permitan incidir más en su educación para la ciudadanía. Lo que empezó como formación a otros profesores se convirtió en 2004 en un programa específico cuyas experiencias -basadas en una iniciativa de exploración en un nuevo modelo de formación que es única en el área científica de la Universidad española- compartirán en distintos foros en Los Ángeles, Sussex y Ancara.

"Los estudios recientes que se apartan del modelo tradicional sostienen que para que los estudiantes tengan un aprendizaje significativo de verdad hay que prestar atención a tres ámbitos: cognitivo, conitivo (de la actuación), y el de los sentimientos. No hay sólo que impartir conocimientos. Esa es una manera muy distinta de enfocar la enseñanza universitaria. El informe Bricall ya ponía esto en evidencia, pero la reflexión en España se ha despertado mucho más tarde", afirma Boni.

Profesores de disciplinas que van desde de la mecánica y la hidráulica a proyectos de ingeniería, estadística, idiomas o electrónica se han sumado al objetivo de saltar de una formación que mide el aprendizaje por las horas que el profesor dedica a impartir clase a un modelo nuevo que el Espacio Europeo para la Educación Superior -del que forman parte los responsables de Educación de los países europeos- pretende que se haya extendido y sea único en 2010. El Ministerio de Educación sacará en junio las primeras titulaciones de pre-grado sostenidas en una visión de la educación "que ponga al alumno como protagonista", dice Boni, y le permita trabajar en la enseñanza superior cuestiones que hasta ahora habían estado asociadas a la formación pre-universitaria.

"El objetivo de la formación es que confluyan una mayor competencia de los titulados frente al mercado y una formación humanista. La declaración de Salamanca, firmada por todos los responsables de los distintos sistemas educativos europeos, que periódicamente se reúnen para impulsar este proceso, recoge, entre otras cosas, que la formación tiene que tener un importante componente de educación para la realización personal, educación a lo largo de la vida, educación para la ciudadanía, respeto a la diversidad, educación con significación social. Él modelo tradicional se había olvidado de las emociones, de la dimensión de relación con los demás y con el entorno que tenemos", afirma Boní.

El dilema moral

La conciencia crítica y autocrítica que se pretende introducir como una práctica transversal en la formación de los profesionales de las áreas técnicas y científicas pasa por aplicar, por ejemplo, la herramienta del dilema moral. Un supuesto sería, por ejemplo, el de un agrónomo que tiene que desarrollar un proyecto en un vivero. Está presionado por los costes y en la ejecución del mismo descubre que quienes trabajan son inmigrantes indocumentados y que se utilizan materiales contaminantes. ¿Qué hacer? "No se trata de adoctrinar. No. Se trata de trasladar supuestos de la vida profesional para que en clase se los planteen, para que vayan superando niveles de conciencia moral. El máximo de superación sería llegar a considerar hasta el punto de vista de todos los implicados en un acto, incluso de aquellos que están por nacer. Eso tiene mucho que ver con las actuaciones en áreas de medio ambiente, por ejemplo, y de desarrollo sostenible. No están tan lejos de cada uno de los profesionales que van a ser los alumnos", apunta la profesora Alejandra Boni.

El dilema moral o las prácticas sirven, dicen Boni y Lozano, para introducir la ética sin trastocar los programas educativos. Los objetivos que se plantean están directamente relacionados con la educación para el cambio social que desde Europa se defiende y que tiene dos estudios que marcan la pauta: el proyecto Tuning (que entre las habilidaddes comunes apuesta por las de interacción social y cooperación, crítica o compromiso ético) y el proyecto Deseco (Definition and Selection of Competences) de la OCDE, donde la educación pasa por las responsabilidades sociales.

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