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Condenado a seis años un menor por carbonizar a dos amigas en Vizcaya

El culpable, de 16 años, actúo por celos

La madrugada del 23 de noviembre de 2004, un joven de 16 años llamado Ekaitz prendió fuego al cobertizo donde descansaban dos amigas suyas -Sandra, de 17 años, y Ana María, de 16- y otro muchacho, Javier Araujo, de 20. El suceso ocurrió en El Bullón, un barrio obrero de Santurtzi (Vizcaya), y estuvo provocado por los celos: aquella noche, Ekaitz había intentado convencer a Ana María para que volviera a ser su novia, pero ella, harta de recibir malos tratos, le dijo que no. Sandra y Ana María murieron carbonizadas y Javier consiguió escapar con quemaduras de segundo y tercer grado en el 26% de su cuerpo.

El juzgado de menores de Bilbao acaba de condenar a Ekaitz a seis años y cuatro meses de internamiento. La sentencia fue dictada el viernes después de que la Fiscalía se pusiese de acuerdo con la defensa, que admitió como determinantes las pruebas aportadas por la policía vasca. La Ertzaintza localizó a Ekaitz unas horas después del crimen, durmiendo en su casa. Sólo acertó a decir en su defensa que él no quería matarlas, "sólo asustarlas, en especial a Ana María".

El juez también estableció el pago de una indemnización -cuya cuantía aún se desconoce- a las familias de las víctimas y al joven que resultó herido. Una amiga de las fallecidas declaró ayer: "Me parece una barbaridad que sólo lo hayan condenado a seis años. Qué barato le ha salido matar a dos niñas tan buenas, con toda la vida por delante... Seguro que en dos años ya vuelve a estar en la calle".

Los jóvenes utilizaban el cobertizo como lugar de esparcimiento -allí tenían una videoconsola, un televisor y un equipo de música-, si bien en los últimos tiempos también servía de refugio a Ana María. La muchacha se encontraba bajo la tutela de la Diputación de Vizcaya después de que su madre adoptiva hubiera renunciado a su custodia. Inocente y rebelde a la vez, según sus amigas, Ana María prefería dormir en el cobertizo que en el centro de acogida.

Unos días después del crimen, Patricia, la hermana melliza de Sandra, declaró a este periódico: "Por Ekaitz, Ana María cambió hasta su forma de vestir. Una vez que se dejó un hombro al aire la llamó de todo. También la pegaba, pero ella se lo perdonaba todo porque estaba muy falta de cariño".

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