Mundaka busca su ola perdida

El misterio de la ola ha trastocado la apacible vida de los 1.800 vecinos de Mundaka. Su principal reclamo turístico, el surf, se encuentra en el alero desde hace año y medio porque el mar no se porta como antaño. "En todo ese tiempo sólo ha habido dos días con olas buenas", se lamenta Iker Erauzkin, empleado de la única tienda de surf de la localidad.

La polémica se ha abierto por la hipótesis lanzada por el club local de este deporte: los dragados en la ría de Urdaibai para que salgan los botes construidos en la empresa Astilleros Murueta han cambiado las corrientes y se han cargado la famosa ola, la de mayor calidad en Europa para hacer surf.

Sin embargo, como reconocen los propios surfistas, es sólo una hipótesis sin ningún estudio que la respalde. El Patronato de Urdaibai, el órgano que gestiona la reserva de la biosfera, ha convocado una reunión para la próxima semana con quienes puedan aportar algo, desde el propio Patronato al Ayuntamiento y la Demarcación de Costas, pasando por la Federación Vizcaína de Surf, la UPV, el Instituto Azti e incluso la Dirección de Meteorología.

Un profesor de Harvard se ofrece a elaborar un estudio oceanográfico

"Hay que tener un poco de calma", reclama Xabier Arana, director del Patronato de Urdaibai, quien recuerda que "la ola no es estable ni permanente". Este organismo ha elaborado un estudio de sedimentación de la ría, que "no indica que haya nada raro", confecciona un informe sobre las corrientes e incluso ha realizado un seguimiento de la desembocadura con fotos aéreas. "En la reunión vamos a juntar toda la información y ver qué se puede hacer", agrega Arana.

Henry Hunte es un joven californiano, casado con una vecina de Bermeo, que desde 1989 acude varios meses al año a Mundaka para practicar surf. Esta mañana tampoco ha montado olas y se ha tenido que ir a la cercana playa de Bakio, donde ahora se juntan las tablas que hasta hace un año poblaban el agua en Mundaka. "¡Hay tantas opiniones!", exclama. Henry duda que haya motivos naturales. "Cada vez que se ha hecho alguna obra, la ola se ha puesto mal".

La preocupación es evidente. Nick Levery, oceanógrafo, profesor de la Universidad de Harvard y asiduo veraneante en Mundaka, se ha prestado a elaborar un estudio. En la hostelería la queja surge sin dificultad. "Si no sale la ola, se nos va el encanto", afirma Joana Dundiz, empleada del Hotel Mundaka, uno de los cuatro del municipio y otro símbolo de la atracción del surf. Bermeo, con nueve veces más vecinos, sólo cuenta con un hotel.

Dundiz coincide en que no hay estudios técnicos y critica la actitud del Ayuntamiento. "Ha dicho que fuera de las verjas [en las rocas de la costa] no se hace responsable. Creen que Mundaka no vive del turismo".

La alcaldesa, la peneuvista Miren Nekane Garaio, rechaza entrar en polémicas: "Cada uno dice una cosa, pero especular no conduce a nada". Y enfatiza que hay "estamentos superiores". "A mí", agrega, "lo que me preocupa es si la ola está bien o mal y cómo buscar una solución, si es que existe".