"Las viviendas mínimas son una solución"
Pregunta. ¿Por qué se han especializado en vivienda mínima?
Respuesta. Por casualidad. Había un concurso [premio FAD-Habitácola 2004] para hacer una vivienda mínima y decidimos presentarnos. Había que hacer la vivienda en un cubo de 25 metros cuadrados y cinco metros de altura. Y ganamos. A partir de ahí se nos propuso participar en el proyecto APTM, que propone los seis apartamentos mínimos que se han expuesto en la feria Construmat de Barcelona.
P. ¿Tiene mayores retos proyectar estas viviendas?
R. No hemos querido hacer una vivienda convencional con 30 metros cuadrados, sino plantear una nueva proporción de vivienda diseñada desde el principio para resolver los usos y el problema que tiene un sector de la población. Se trata de una especie de casa mueble, equipada, para que cuando comas disfrutes de 30 metros de comedor, cuando duermas disfrutes de 30 metros de dormitorio,... Es decir, un espacio vacío sin uso concreto y a la vez capaz de transformarse a través del deslizamiento del mobiliario. Lo único cerrado es el baño.
P. La polémica ha evidenciado que es mucha la gente vive en pisos así de pequeños.
R. Pero mal diseñados. Los pisos pequeños no son un problema, son una solución a un problema que hay. Planteamos una nueva tipología. En Valencia, por ejemplo, el mínimo para viviendas de protección oficial es de 24,90 metros cuadrados. Es un debate falso.
P. ¿Les ha beneficiado o les ha perjudicado la politización de este debate?
R. Nos ha beneficiado porque más gente conoce el proyecto, pero se ha creado un debate político-social que ha dejado un poco de lado la exposición de arquitectura de Construmat.
P. La Organización de Consumidores y Usuarios ha dicho que esto no son casas sino infraviviendas.
R. Es que no lo han entendido. Éstas son casas para un determinado tipo de gente, en régimen de alquiler, y no se plantean como definitivas. Son fácilmente construibles y desmontables. Si se entendiera el concepto de alquiler de solar, es decir aprovechar los solares en los que no se va a construir en un plazo largo de tiempo, se podrían construir estas viviendas y luego quitarlas. Son de estructura metálica, con paneles sandwich como cerramientos y se construyen en dos semanas. Se integrarían muy bien en una ciudad, tanto en los solares vacíos como en zonas nuevas.
P. ¿No es indigno vivir en una de estas casas, como se ha repetido?
R. Al contrario. Tienen cuatro metros de altura. La amplitud visual en mucho mayor que en una vivienda normal. Nos parece más digna una vivienda de 30 metros cuadrados con cuatro metros de altura que una vivienda de 40 con dos y medio de altura, como se están haciendo. Entendidas en el concepto temporal y de uso, las viviendas mínima son una solución.
P. ¿A qué público irían destinadas?
R. Hay unos colectivos que son potenciales consumidores de estas viviendas. Estudiantes desplazados, estudiantes Erasmus, trabajadores desplazados, gente divorciada que quiere una casa fácil de limpiar y para dormir, jóvenes...
P. ¿Cuánto cuesta una de estas viviendas?
R. Es un prototipo y no se puede calcular el precio real, aunque su precio estaría en torno a 600 euros el metro cuadrado, que comparado con los 3.000 y 4.000 euros que se están pagando en Valencia... Saldría entre 18.000 y 24.000 euros. Pero lo ideal es que lo promueva alguien y tenerla en régimen de alquiler.
EN DOS TRAZOS
Jorge Cortes (Valencia, 1980) y Borja García (Valencia, 1980), junto a Sergio García-Gasco (Madrid, 1980), son amigos desde hace tiempo y forman un equipo de arquitectura muy productivo (www.enproyecto.net). Tras ganar como estudiantes el premio FAD-Habitácola con un proyecto de vivienda mínima, su participación en la feria Construmat con la exposición del prototipo, y la apuesta del Ministerio de Vivienda por estos pisos, les ha cambiado la vida. Ahora viven una etapa estimulante en la que los promotores empiezan a interesarse por sus sugerentes proyectos.
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