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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Reacción desmesurada

He tenido la enorme suerte de poder vivir en varios países durante mi época de estudiante. Siempre he sido económicamente independiente gracias a las becas y al trabajo que he desarrollado en las universidades donde he estudiado. Bueno, y gracias a que he compartido piso o, cuando me decidí a vivir sola, a que he podido alquilar estudios que, aunque pequeños -el primero no debía de tener ni 20 metros cuadrados-, disponían de todo lo necesario para una joven estudiante como yo.

El primero de esos minipisos, en Bélgica, era más bien una habitación de grandes dimensiones, entre 15 y 20 metros cuadrados, equipada con todo lo que un estudiante necesita: cama, armario, escritorio, silla, estantería, minicocina, ducha y lavabo. El servicio era compartido con el inquilino de la habitación de al lado y se encontraba en el pasillo común. El segundo estudio se encontraba en Londres y era algo más grande, quizás de 25 metros cuadrados. Lo recuerdo con especial cariño porque fue la primera "casa" que compartí con mi ahora marido. Tenía techos altos y una terraza preciosa que, todo hay que decirlo, disfrutamos más bien poco. Estaba amueblado de una manera muy ingeniosa, por lo que teníamos hasta un sofá-cama para invitados. De ahí nos fuimos a Alemania, donde vivimos en una casa algo más grande en régimen de alquiler. Ahora bien, como ocurre casi siempre en Alemania, la lavadora y el tendedero eran compartidos con el resto de los inquilinos del edificio.

Después de dos años en Alemania volvimos a España, donde vivimos en un piso alquilado en Madrid por el que pagamos el mismo alquiler que pagábamos en Alemania, lo cual no tendría nada de especial si no fuera porque los salarios en España son un 30% más bajos que en Alemania. Con estas condiciones de alquiler y el precio de compra de la vivienda, no me extraña nada que los jóvenes lo tengan difícil a la hora de emanciparse. Dada esta dificultad, de consecuencias socioeconómicas importantes, no puedo entender la desmesurada reacción a la propuesta de la ministra de Vivienda de poner en el mercado pisos de tamaño reducido para los jóvenes con el objetivo de paliar en la medida de lo posible este problema. Tertulia-nos y comentaristas de todos los colores se espantaban en la radio porque se va a poner a familias en semejantes cajas de zapatos. Si yo lo he entendido bien, son casas para jóvenes, solos o en pareja, no para familias con hijos. Es algo común en otros países, donde también lo normal es que los jóvenes se independicen al entrar en la universidad. Y créanme, cuando por fin tienes tu casita, esos 30 metros cuadrados son tu castillo.

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