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Columna
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El Estatuto

Existe un enfrentamiento entre el president Camps y la oposición sobre la fecha para aprobar el Estatuto. Para el señor Camps, el día 25 de abril sería la fecha ideal, "por su simbolismo". Recuerda este día la derrota de Almansa tras la cual, el primer Borbón, el francés duque d'Anjou, que reinó como Felipe V, abolió nuestros fueros. Es muy de agradecer que la derecha valenciana del cap i casal recurra a los símbolos históricos. Sería más de agradecer que se acordase de todos esos símbolos y en toda circunstancia. Y que se olvide de lo que sus antecesores hicieron de negativo durante la transición, y recuerde lo que hicieron de positivo, ¡durante el franquismo!, por lo que se refiere a la lengua y su unidad. Y puesto que todavía están a tiempo de estudiar detenidamente la reforma del Estatuto, ya que antes del día 25 es imposible su probación definitiva, bueno sería que PSPV y PP, si no quieren rebajar al 3% el mínimo de votos necesario para acceder a las Cortes y mantener el 5%, que éste sea imputable, no al total de votos obtenidos en todo el País Valenciano, sino a los votos emitidos en cada provincia. Son los electores de cada circunscripción electoral los que deciden con sus votos quiénes quieren que sean los representantes de su provincia. De no ser así, puede darse el caso de que en una provincia, una opción política obtenga el 10% o el 15%, por ejemplo, de los votos de esa circunscripción, pero que esos porcentajes no alcancen a representar el 5% del total emitidos en la Comunidad. Con lo cual, la voluntad expresada por el 10% o el 15% de los electores no queda reflejada en las Cortes. El número de escaños correspondientes a esos porcentajes son adjudicados a otras opciones políticas. Principalmente a los dos partidos mayoritarios. Tal vez, por eso, no les interesa modificar el sistema. Son los que se adjudican los escaños de las opciones políticas que no llegan al 5% del total de los votos. Aunque en su provincia hayan superado ese porcentaje con creces. Castelló es la más perjudicada por tener el menor número de habitantes.

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