Consternación y tristeza
El jefe de la policía dice que hubo premeditación y que los culpables son 200 ó 300 'ultras' grabados por las cámaras
Con humo en los pulmones, Iván Córdoba todavía tenía motivos,al salir del vestuario, para lamentar el gol anulado al Inter. "La rabia de los seguidores es justa", dijo el central, "pero no justifica la reacción que han tenido".
El gol anulado a Cambiasso desencadenó la ira de la multitud de hinchas del Inter amontonados en la curva de San Siro que les asignaron ayer, en el derby europeo contra el Milan. Años de malos resultados, de mala suerte y de notables errores arbitrales encontraron una repentina válvula de escape en el lanzamiento de objetos al campo: botellas de plástico medio llenas, llaves, mecheros, paraguas, y bengalas, entre otros bienes muebles. Cerca de 30 bengalas fueron arrojadas a la hierba en una lluvia de humo y fuego que los más veteranos no recuerdan. "Jamás vi una cosa así en un derby", se lamentó el entrenador del Milan, Carlo Ancelotti.
Los hinchas actuaron deliberadamente para interrumpir el encuentro. El jefe de la policía de Milán, Paolo Scarpi, dijo que tiene identificados a todos los responsables: "Hay doscientos o trescientos envueltos en el asunto del lanzamiento de bengalas. Han sido grabados por las cámaras del estadio y están identificados: son los habituales radicales del Inter. El control de la entrada permitió confiscar muchas más bengalas en la entrada del estadio. La policía estaba presente e hizo su trabajo".
En Italia la policía siempre está presente. Eso no impide que sea el país de Europa occidental en el que los campos de fútbol son más inseguros. Esta misma temporada, la UEFA sancionó al Roma con el cierre del estadio Olímpico por dos partidos tras el lanzamiento de un objeto que hirió al árbitro sueco Anders Frisk. En el mismo campo, los seguidores del Lazio hacen una exhibición cotidiana de simbología nazi y fascista. La policía no ha logrado impedirlo.
Objeto de la violencia que despide el fútbol, los jugadores se sienten coaccionados por los hinchas violentos. Esto les impide expresarse con libertad en contra de hechos como los ocurridos ayer. Shevchenko dio ejemplo en este sentido. Sus declaraciones son suaves y sinuosas: "Siento una gran tristeza y disgusto. Y lo siento por el Inter, por la sanción que le pueden imponer. La noche se ha arruinado para todos".
Roberto Mancini, el técnico del Inter, dijo abiertamente que prefiere no tocar mucho el tema de la violencia: "No tengo nada que decir. Simplemente, estoy desolado. Estoy triste por el resultado y por los seguidores. El Milan ha marcado en su primera ocasión. Ésa es la historia de los derbies de este curso. Lo siento por Dida, que es un gran portero. Preferiría hablar únicamente de fútbol".
El colega milanista de Mancini, Ancelotti, fue por los mismos derroteros: "Estoy triste de que un partido de este nivel se termine así. Hasta la interrupción, tanto el encuentro como los seguidores habían sido muy correctos".
Lánguido en sus referencias a los seguidores vandálicos, Ancelotti prefirió bajar al césped, en donde su portero recibió el impacto de una bengala: "Dida se quemó por debajo del hombro derecho. No parece muy grave, pero no podía volver al terreno de juego [en su lugar entró Abbiati]".
"El partido ha sido muy equilibrado", prosiguió el entrenador del Milan; "el gol de Shevchenko nos ha ayudado mucho".
Clarence Seedorf, modelo de jugador sensible y heterodoxo, dijo estas palabras en el túnel de vestuarios: "Merecimos la clasificación. Está claro que hay que educar a la gente y facilitarle una mentalidad deportiva. Esto nos hace recapacitar porque todavía estamos lejos de acabar con las vallas en los estadios. Estoy convencido de que todavía es pronto para retirarlas y no sé si está aún lejano el día de que eso se pueda hacer". Está en lo cierto: San Siro no es Highbury.
Tras este inciso, el holandés analizó el encuentro truncado ayer: "Hemos merecido la clasificación porque controlamos el juego en el segundo tiempo con una mayor posesión del balón".
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