La curiosidad de los periodistas fineses
El primer ministro finés, Matti Vanhanen, tenía las maletas listas para asistir al funeral de Juan Pablo II en Roma cuando se vio rodeado por la prensa local. La curiosidad de los periodistas no tenía relación con el último adiós al pontífice, sino un comunicado de prensa de su esposa, Merja, que informada que el matrimonio llegaba a su fin después de 20 años de vida conyugal. Vanhanen acudió a Roma en representación de su Gobierno. A su regreso se encontró que los dos hijos de matrimonio, una chica de 14 años y un niño de 11, se quedaban en la casa paterna. La separación fue una bomba publicitaria, pues el primer ministro, de 50 años, un hombre, por naturaleza, tímido, tenía hasta ahora, como hombre público, todos los papeles limpios. Su esposa, Merja, continúa desarrollando su trabajo de auxiliar de vuelos en la compañía aérea nacional, Finnair, como si nada pasara. Para el primer ministro, en cambio, la separación ocurre en un momento muy complicado. Por un lado están los hijos; por otro, sus responsabilidades políticas, más aún cuando su nombre es uno de los presidenciables en las elecciones que tendrán lugar dentro de un año. Presionado por la prensa, el primer ministro sólo atinó a declarar : "Mi esposa quería la separación. En la vida de las personas también ocurre este tipo de hechos". Las estadísticas demuestran que uno de cada tres matrimonios finlandeses terminan en separación. Vanhanen, además de primer ministro, es parlamentario, presidente del Partido del Centro, concejal en Nurmejärvi, un pequeño pueblo ubicado a 60 kilómetros de la capital, entre otras muchas obligaciones.-
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