Aprendices en un paraíso
40 jóvenes malagueños se forman como jardineros, albañiles o carpinteros en la Escuela-Taller de la Finca La Concepción
A 15 minutos del centro de Málaga, al pie del embalse del Limosnero, se alza majestuosa una selva tropical. Es el Jardín Botánico-Histórico La Concepción, un parque de 23 hectáreas en el que viven cerca de 5.000 plantas pertenecientes a más de 500 especies tropicales y subtropicales y unas 200 especies autóctonas, lo que lo convierte en uno de los espacios verdes de este tipo más importantes de Europa.
La finca cumple ahora, además, una función educativa y social que ha permitido a más de 325 jóvenes malagueños aprender un oficio y encontrar un trabajo como jardineros, carpinteros o albañiles. El proyecto cuenta con la financiación del Servicio Andaluz de Empleo y el Patronato Botánico Municipal de Málaga.
Esta escuela es un programa mixto de empleo y formación destinado a jóvenes de entre 16 y 25 años que han abandonado sus estudios y cuyo principal objetivo es lograr su inserción laboral. "En los dos años que dura el taller, los alumnos reciben una formación profesional adecuada a la ocupación que van a desempeñar. Esta etapa dura los seis primeros meses y está becada. Después, los alumnos complementan su formación en alternancia con el trabajo y la práctica profesional. En este tiempo son contratados por las entidades promotoras hasta que finaliza el taller, percibiendo el 75% del salario mínimo interprofesional", explica Francisco Díaz Bautista, director de la escuela-taller, mientras los 20 aprendices de albañiles reciben una clase de manejo de herramientas.
De los 40 alumnos de la sexta edición de la escuela-taller, nueve son disminuidos psíquicos, con una minusvalía del 65%. Este grupo de jóvenes supone un nuevo reto para los profesionales de la escuela, pues hasta el momento no habían contado con alumnos discapacitados. En la semana que lleva en marcha el módulo de jardinería, los nueve le han demostrado a su monitor, Rafael, que las plantas son lo suyo.Macarena Cortes, de 21 años, ya está segura de que su futuro está en el cuidado de plantas y jardines, una profesión muy demandada en la Costa del Sol debido a la proliferación de urbanizaciones de lujo, hoteles y campos de golf.
"El sitio es impresionante y trabajar con las plantas es un gusto", cuenta Macarena, que en estos siete días ha recibido un cursillo acelerado de catalogación de especies y de manejo de las herramientas más básicas. Mientras desbrozan las laderas que conducen a uno de los invernaderos, José Manuel Corpas y Jesús Aguilar, de 22 años, se suman al discurso de Macarena y confían en que su paso por este taller les ayude a despejar su incierto futuro laboral. "Si todo va como debe no habrá problema, porque a muchos de los chicos los fichan para trabajar incluso antes de que acaben los módulos y somos nosotros quienes tratamos de convencerles de que finalicen antes su formación. Tenemos un índice de inserción laboral cercano al 80%", explica el director.
Como la mayoría de los jóvenes proceden de zonas de la ciudad donde el fracaso académico es un mal endémico, en la escuela taller se cuida también la formación básica de los alumnos. Para ello se imparten módulos de alfabetización que les ayuden a conseguir el nivel necesario para desenvolverse en su futuro oficio o, en otros casos, retomar los estudios que un día abandonaron.
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