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Reportaje:

El turismo visto desde un caleidoscopio

El primer certamen dedicado al sector en Valencia se clausura con menos visitantes de los esperados y falta de definición

TCV es el nombre del certamen dedicado al Turismo en la Comunidad Valenciana que ayer clausuró su primera edición en Feria Valencia. Al entrar en el recinto ferial, lo primero que sorprende al visitante es la confusión que supone descubrir que sus pasos se entrecruzan con los de quienes acuden al Salón del Caballo, que también se clausuró ayer.

Una vez en los pabellones dedicados al turismo, señalizados bajo la meliflua sigla de TCV que recuerda a cualquier empresa de transporte, el visitante se sumerge en un caleidoscopio de colorines.

En una de las alas, los pabellones institucionales: consejerías, empresas públicas, patronatos, ayuntamientos, agencias oficiales de turismo y otros entes que ocupan el 60% del espacio. En la opuesta, los privados: empresas de transporte, agencias de turismo, hoteles, líneas aéreas, publicaciones, etc.

"La feria se ha salvado pero podía haber sido un desastre" dice uno de los expositores

Un recorrido por los distintos puestos de exhibición permite al ojo ver como se construyen y deconstruyen imágenes difícilmente comparables entre sí. El pabellón institucional es una especie de macedonia, donde por un lado conviven los puestos de pequeñísimos pueblos valencianos que venden sus pequeñas excelencias a golpe de mistela, pan quemado, rollos y musicas tribales. Es la parte más familiar: alcaldes, reinas de las fiestas y amigos presumen de ardor patrio en un ambiente relajado.

En un rincón, las agencias oficiales de turismo de un puñado de países europeos -Polonia, Hungría, Holanda, Grecia, etc.- venden sus propios valores sin ocultar su disgusto por su ubicación.

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La opinión generalizada es que al certamen, que ha durado cuatro días, ha acudido menos público del esperado, seguramente por una deficiente promoción de la feria.

"Mucho aburrimiento. La gente viene a ver si tienes algo gratis, pero contratar nada", explica una de las personas que atienden en el espacio reservado a las agencias de viaje del pabellón de Benidorm, uno de los más llamativos gracias a su estructura de piezas de colores.

Mientras, en el puesto de Torrevieja, las dos mesas de casino montadas para promocionar el juego atraen a los curiosos, el puesto instalado por Cataluña va a tiro hecho. "En estos certámenes la gente ya sabe a lo que va", explica Roser Cedó, "para ser el primer año no está mal montada esta feria y a nosotros nos ha ido bien. Hemos dado mucha información sobre Pirineos, turismo familiar en Port Aventura, BTT y senderismo". Roser reconoce que incluso han tenido la posibilidad de entablar contacto con alguno de los pocos tour-operadores extranjeros que han acudido a TCV.

"Nosotros tenemos una caravana y hemos venido a recoger información de una parte del País Vasco que nos falta por ver y de Asturias", afirma un matrimonio que tiene claro lo que busca.

Para Begoña Sanchis que se encarga del puesto de promoción de Oliva -playas y cámpings, fundamentalmente- los pabellones de internacional son muy pobres y no hay ningún producto estrella en el certamen, aunque a esta población de La Safor no le ha ido mal.

Michael Keller, de la firma Interhome dedicada a buscar gente que quiera alquilar su segunda residencia, la feria "no está mal, pero esperaba más gente".

Son los actores privados los que están menos contentos con este primer certamen. La responsable del puesto de Hoteles Silken cree imposible que se amortice la inversión: "Muy poca gente y prácticamente ningún tour-operador. Me han dicho que cuando quiera puedo ir recogiendo. Ya ves los de T-3 Hoteles empezaron a guardar sus cosas esta mañana", sentencia.

El presidente del grupo de agencias de viaje Avantours, Germán López-Guitián, cree que la feria se ha salvado "pero podía haber sido un desastre". "La feria es conveniente y necesaria, por eso hemos decidido apoyarla, pero la promoción ha sido una calamidad; el público extranjero no se ha visto y presencia política, ninguna", resume.

Las líneas aéreas de bajo coste y Trasmediterránea no se quejan. Joan Font, de la compañía naviera, reconoce que mantiene el interés del público con sorteos y que el certamen le ha permitido contactar con un buen grupo de mayoristas de las Islas Baleares. "Contentos, aunque esperaba más gente", sentencia.

El caleidoscopio que ha sido este certamen también permite descubrir pabellones abandonados, sin nadie que atienda, ni productos que ofrecer. Tan sólo publicitando islotes italianos, revistas inservibles y productos de difícil catalogación.

Al salir, las bolsas y los folletos de colores se mezclan en el aparcamiento con los jinetes que llevan sus fustas y sus botas nuevas de montar a caballo. Valencia ya tiene su feria de turismo.

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