Encanallamiento de la vida politica
Tiene que ser realmente duro para un magistrado en excedencia,como ocurre con el actual secretario general del PP en Andalucía, Juan Ignacio Zoido, verse forzado a basar su discurso político en "extrañas coincidencias" a la hora de denunciar posibles casos de enchufismo en la Junta. Aquel que por mor de su profesión estaba llamado a buscar la verdad y nada más que la verdad, tiene ahora que manejarse con simples sospechas sin tener siquiera el valor de acusar de forma directa si es que, a su juicio, se han producido irregularidades en la contratación de personal por parte de la administración autonómica. Su incorporación al PP-A fue saludada por algunos como el signo claro de la nueva etapa que se abría en esta formación al situar en primera fila a un hombre como él, rodeado de cierta fama de persona seria y solvente. Sin embargo, apenas comenzada esta legislatura, ya se encuentra desenvolviéndose en el barro, haciéndolo, además, con una notable torpeza a la que no es ajena su falta de experiencia en este ámbito asumiendo, en fin, un papel realmente desagradable e inapropiado para su perfil.
De igual modo debe ser, igualmente, desagradable el papel jugado por el portavoz del PP-A, Antonio Sanz defendiendo a capa y espada lo indefendible como es la metedura de pata de la número tres de su partido, Esperanza Oña, al acusar en falso de enchufismo a la consejera de Gobernación, Evangelina Naranjo. En el PP culpan del patinazo de la alcaldesa de Fuengirola a un simple error al dar por buena algunas coincidencias que surgían de nombres de funcionarios de la Junta. No debe ser cierto lo que piensan algunos, cargados de maldad desde luego, al atribuir este fallo a una maniobra de Sanz para propiciar el ridículo de quien llegó a la dirección del Grupo Popular criticando abiertamente la labor que se había hecho con anterioridad demostrando desprecio e ignorancia, en definitiva, hacia al trabajo efectuado tanto por Sanz como por Teofila Martínez. Es tal la lealtad que tiene Sanz hacia su partido que resulta imposible atribuirle una actuación tan artera pero lo cierto es que a partir de ahora, Oña, la gran esperanza de su principal mentor, Javier Arenas, va a tener que moverse con más cuidado en el Parlamento andaluz si no quiere convertirse en el hazmerreír de la Cámara por su falta de rigor.
También ha de ser complicada la labor de Zoido con ese rastreo de nombres en una búsqueda a la desperada por encontrar algo con lo que dañar a los socialistas. Puede que en el camino se encuentre con otras coincidencias de apellidos de personas ligadas a otras instituciones, locales y provinciales, y que resultan ser familiares de dirigentes del PP. Incluso podría toparse con hermanos de destacados responsables de su propio partido haciendo negocios con organismos que están siendo sometidos ahora a una severa investigación tras detectarse importantes irregularidades cometidas, presuntamente, por sus rectores, nombrados en su día por un gobierno del PP. Ya puestos a aventar sospechas, pensarán los socialistas, cualquier cosa podría servir.
Es lo que se llama el "encanallamiento" de la vida política andaluza, con el protagonismo destacado de un Arenas, todo un ex vicepresidente del Gobierno, anclado como líder de un partido que se encuentra en uno de sus peores momentos y que observa como el otro ex vicepresidente, Rodrigo Rato, es, nada más y nada menos, que director del FMI. El ambiente está lo suficientemente crispado como para que el resto de fuerzas políticas se dejen llevar por esta fatal dinámica que aleja a la clase política de la ciudadanía. Sería todo un error, máxime cuando la agenda política está cargada de previsiones de trascendencia con un debate territorial de por medio que requiere la máxima atención así como la reforma del Estatuto, asuntos de Estado, que para afrontarse debidamente se requiere un clima político bien diferente.
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