Hombres contra el machismo
A Juan Antonio Ramírez Cordero no le hacen gracia los chistes machistas. Cada 25 de noviembre procura sumarse a la manifestación que se convoca en su ciudad contra la violencia hacia las mujeres si no está de servicio en la Policía Local de Jerez de la Frontera (Cádiz), un entorno donde el humor sexista y la sorna ante lo diferente circulan sin demasiadas cortapisas. El agente Ramírez resulta diferente.
Tan raro como los movimientos de hombres igualitarios, un fenómeno que ya no es novedoso, pero que sigue siendo inusual. La crudeza con la que está aflorando la violencia machista en los últimos años, sin embargo, ha reforzado el activismo de algunos hombres que abogan por un mundo de iguales, como refleja la creación de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige), fundada en 2001 en Málaga. Tras sesiones de reflexión sobre nuevos modelos de masculinidad, los participantes decidieron crear una organización que encarnase su "compromiso formal" de luchar "activamente" por una sociedad sin discriminación por razón de sexo.
"No se puede reír un chiste sexista ni ser cómplice con un maltratador, aunque se comporte bien en la oficina", dice el presidente de Ahige, Antonio García
La Diputación de Sevilla es uno de los pocos organismos públicos españoles que financia un proyecto dirigido específicamente a los hombres
Militantes antisexistas
Frente al carácter recogido de los grupos de hombres, reacios a salir a la palestra, Ahige defiende el aldabonazo público, el paso al frente, sobre todo para combatir la violencia machista. "No basta decir que yo no soy un maltratador, ni basta con no ser sexista, hay que ser un militante antisexista", exponía el presidente de Ahige, Antonio García, en unas jornadas celebradas en Sevilla. El activismo de los socios se exhibe en encuentros entre hombres y mujeres, talleres sobre la corresponsabilidad doméstica, la autoestima, la paternidad o la violencia machista y conferencias como la que García concluyó en Sevilla: "No se puede reír un chiste sexista ni ser cómplice con un maltratador, aunque se comporte bien en la oficina".
De alguna manera, Juan Antonio Ramírez, el policía que no ríe gracias machistas, representa ese nuevo modelo masculino, alejado de la visión patriarcal y apegado a otros valores. Hace cuatro años se integró en un grupo de hombres, que se cita una vez al mes en domicilios de Jerez para conversar sobre cuestiones dispares, casi siempre íntimas: la pareja, la paternidad, la sexualidad... la próstata. Siempre desde la experiencia personal. "Es un lugar de encuentro donde expresamos dudas, sentimientos y emociones con total naturalidad", sintetiza. En este tiempo ha evolucionado también en su convivencia doméstica: "Al principio haces las cosas por quedar bien, no te sale de forma natural, me ha costado menos hacer las cosas que asumirlas".
Un grupo de hombres no es un grupo de homosexuales, como algunos barruntan con malicia. La orientación sexual ni une ni separa en estos foros privados donde los hombres se miran hacia dentro. Para Juan Antonio Ramírez, de 43 años, casado, padre de dos hijos de 12 y seis y policía local, representa el universo de lo íntimo, el lugar donde dar rienda suelta a su sensibilidad sin sentirse atacado con chascarrillos. "En mi círculo se habla de trabajo o fútbol, pero no de uno mismo; cuando planteas un problema se evaden con ironía", compara. Con su apreciación coincide otro de los integrantes del grupo, José Manuel Jiménez Gutiérrez, de 43 años, casado, dos hijos y director de acción social de Cáritas en Jerez: "Es un espacio donde hablas de cosas que no puedes en otros espacios".
Mientras que las mujeres batallan desde hace décadas por ocupar el territorio público, los hombres exploran con timidez el terruño privado. Los primeros grupos de hombres creados para reflexionar sobre la identidad masculina surgieron en la década de los setenta en California (Estados Unidos) y en varios países escandinavos. En España nacieron en 1985, en Valencia y Sevilla. Dos décadas después se han fundado grupos en Barcelona, Madrid, Granada, Málaga, Jerez y otras ciudades. Buscan nuevos referentes de identidad, aunque el cuestionamiento de la masculinidad está precedido, en opinión del profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, Miguel Lorente, de una reflexión sobre la violencia.
En un artículo publicado en la revista Meridiam, Lorente sostiene que "deben ser los hombres quienes se posicionen de manera clara contra la desigualdad y la violencia de otros hombres, pero si se hace en nombre de la masculinidad se puede caer en el mismo error de siempre, en la consecución de un mecanismo que contribuya a la modificación de lo existente sin arrancarlo de raíz de las conductas sociales".
Hablar por sí mismo
A pesar de la heterogeneidad de los grupos de hombres, casi todos suelen coincidir en la discreción, en la falta de identidad pública como colectivo porque temen que les obligaría a jerarquizarse. Cada uno habla por sí mismo y nunca en nombre del grupo, aunque la violencia hacia las mujeres está trastocando el ocultamiento inicial. José Manuel Jiménez no duda en aprovechar su presencia en una tertulia radiofónica jerezana para lanzar mensajes igualitarios. El representante de Cáritas lleva años manifestándose el 25 de noviembre contra la violencia machista, si bien no se considera un "paradigma" ni un "modelo" de hombre igualitario.
Conmocionados tras el asesinato de la granadina Ana Orantes, quemada por su ex marido, el grupo de hombres de Sevilla colgó en su web un manifiesto de condena. "Los hombres tenemos mucho que decir porque nos conocemos", señala con cierta ironía el sociólogo Hilario Sáez, uno de los integrantes del grupo sevillano. "La prioridad es la protección de la víctima, pero debemos hacer campañas de sensibilización para que no se tolere la violencia", defiende. Sáez gestiona el programa de Hombres por la Igualdad y contra la Violencia de Género, que se desarrolla en la Diputación de Sevilla desde 2003. Es uno de los pocos organismos públicos españoles que financia un proyecto dirigido específicamente a los hombres dentro de sus políticas de igualdad. El que desbrozó en 1999 el camino fue el Ayuntamiento de Jerez de la mano de José Ángel Lozoya, coordinador del primer programa institucional sobre políticas de igualdad que contempló a los hombres. Lozoya, invitado a numerosos foros para exponer su labor al frente del programa Hombres por la Igualdad, considera que la escasez de experiencias institucionales obedece a la "debilidad del movimiento" de hombres igualitarios, cierta "desconfianza" de algunas feministas y al "retraso" político para entender que la igualdad requiere "la implicación de los hombres". Hace una semana organizó una "planchada pública" de hombres para defender el reparto de tareas domésticas en pleno centro de Jerez, donde también se celebraron las primeras jornadas estatales sobre masculinidad. Allí se eligió un lema ante la violencia machista: El silencio nos hace cómplices.
La prevención de la violencia machista en las escuelas
LUIS BONINO, un psicoterapeuta que abrió en 1993 en Madrid el Centro de Estudios de la Condición Masculina, fue uno de los organizadores de la campaña del lazo blanco (que arrancó en Canadá tras el asesinato de 13 estudiantes por "feministas" a manos de un compañero) en España, junto a la Fundación Mujeres, que se desarrolló a finales de los noventa en Gijón. El objetivo de lo que bautizaron como Programa Mercurio era sacudir las conciencias masculinas. Con el lema Si eres hombres no lo permitas, se emitieron una serie de anuncios publicitarios durante las retransmisiones de fútbol para combatir la complicidad ante los malos tratos. Pero las iniciativas dirigidas a sensibilizar a los varones son aún escasas en España.
"Si se estima que hay un 10% de hombres maltratadores y pongamos que un 1% de hombres concienciados, tenemos un 89% de una mayoría silenciosa a los que hay que ganar y sobre los que hay que incidir", reclama Bonino. La prevención de las actitudes violentas desde la escuela resulta una medida crucial, a juicio del psicoterapeuta, que ha observado en sus encuentros con escolares que los varones tienden a "ignorar, minimizar o culpabilizar a las chicas".
El especialista defiende, además, que se elaboren campañas específicas para chicos que incluyan la defensa de la igualdad y la no violencia, de la misma forma que la sensibilización en las mujeres debe incidir en la detección de los signos de maltrato. "No hay que esperar a meterlos en la cárcel, debemos visibilizar al agresor", expone.
Bonino apoyará el próximo 14 de abril, en Zaragoza, el nacimiento de una plataforma de hombres contra la violencia, impulsada por cinco profesores sorprendidos tras el estudio que realizaron en centros de educación de adultos donde observaron que los hombres minimizaban el maltrato hacia las mujeres. Será un nuevo colectivo que se suma a la red que están tejiendo los hombres contra los que emplean la violencia para imponer su voluntad.
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