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Carlos y Camilla pedirán perdón por sus pecados tras la boda

Los novios se casan hoy en una ceremonia civil, breve e íntima

La boda de Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowles, que se celebra hoy en el Consistorio de Windsor, será una ceremonia civil de menos de 20 minutos ante una selecta concurrencia de 23 invitados entre los que no estarán los padres del novio. La reina Isabel y su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, se limitarán a asistir a la posterior bendición religiosa en la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, durante la cual Carlos y Camilla pedirán perdón por los pecados del pasado; es decir, por sus respectivos divorcios.

Los novios no estarán solos a la hora de la penitencia. La lectura del pasaje del libro de oraciones de 1662 elegido para confesar sus "múltiples pecados y debilidades" la harán al unísono junto a los 200 invitados que asistirán a la ceremonia religiosa. Después compartirán, junto a la reina y el resto de invitados, un refrigerio frugal -pero exquisito, al decir de los ayudantes del príncipe- a pie derecho y sin cubiertos. Otra simbólica muestra de que la boda es más un trámite que una celebración.

Carlos y Camilla, la pareja de hecho más famosa del reino, se casan por los papeles: su relación, que empezó hace 35 años y ha sobrevivido a sus respectivos y fracasados matrimonios, empezaba a ser un problema de protocolo que amenazaba con desestabilizar de nuevo a la Monarquía británica. Aceptada la relación por el público y santificado el matrimonio por el Estado, con la renuente anuencia de la Iglesia de Inglaterra, sólo el tiempo dirá si Camilla, que a partir de hoy será la duquesa de Cornualles, será aceptada en su día como reina por los británicos, si es que llega alguna vez el día en que Carlos sea coronado rey.

La reina no asistirá a la boda porque ésta ha sido trasladada al Ayuntamiento de Windsor para evitar que, si se celebraba en el castillo como estaba previsto, el resto del pueblo británico e incluso los extranjeros tuvieran derecho también durante tres años a casarse en las mismas dependencias. La ausencia de la reina parece confirmar tanto la altanería de los Windsor como el desdén que la madre siente por la relación del heredero y Camilla, que muchos británicos siguen considerando que está en la raíz del fracaso del matrimonio de Carlos con Diana de Gales.

En todo caso, la soledad del príncipe ayudará a dar al enlace civil el bajo perfil que quería la familia. Sólo 23 personas, además de los contrayentes y los funcionarios municipales, asistirán al acto en el Guildhall, el salón consistorial de Windsor, que tenía que haberse celebrado ayer pero se aplazó 24 horas para no coincidir con los funerales de Juan Pablo II.

Carlos y Camilla partirán del castillo de Windsor a las 12.25 (13.25 en la Península) a bordo de un Rolls-Royce Phantom VI utilizado por la reina desde 1978. En menos de cinco minutos llegarán al Guildhall. Tras recibir unas breves explicaciones, pasarán al salón de actos para celebrar el matrimonio civil. Los hijos mayores de la pareja, el príncipe Guillermo y Tom Parker Bowles, actuarán de testigos. A las 12.55, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles saldrán rumbo de nuevo a Windsor tras posar brevemente para los fotógrafos en el exterior del Ayuntamiento.

A las 14.30 empezará la ceremonia religiosa de dedicación y oración, que será oficiada por el arzobispo de Canterbury. A las 15.45 empezará la recepción y dos horas después la pareja partirá en luna de miel a Escocia.

La policía británica refuerza la seguridad en Windsor, en la víspera de la boda.
La policía británica refuerza la seguridad en Windsor, en la víspera de la boda.ASSOCIATED PRESS

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