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Reportaje:EL FIN DE UN PAPADO | El legado de Wojtyla

¿Qué quiso decir el Papa?

Vaticanistas y eclesiásticos discuten si Juan Pablo II habla de dimisión en su testamento

El testamento de Juan Pablo II fue entregado, antes de su publicación, a los vaticanistas de las principales agencias informativas: poco antes de las 14 horas del jueves se les encerró en una habitación, se les dio el texto y se les concedió media hora para leerlo, con el fin de que lo difundieran al mismo tiempo y no hubiera "exclusivas". Todos ellos, una vez liberados del embargo informativo, encabezaron sus despachos con la noticia de que Juan Pablo II había considerado la hipótesis de que una salud declinante le obligara a renunciar. Era algo obvio, que se desprendía del texto.

Por la tarde, ante la repercusión de una noticia de gran importancia, porque demostraba que incluso un papa tan tenaz como Karol Wojtyla dudaba de que el pontificado tuviera que durar hasta el fallecimiento, desde algunos teléfonos vaticanos se difundió una interpretación distinta, basada en que una expresiva frase latina subrayada en las informaciones, "Nunc dimittis", no guardaba relación con dimisión alguna. Lo cual era muy cierto, porque se trataba del arranque de un conocido himno del Evangelio de Lucas, "Nunc dimittis servum tuum, Domine", traducido como "Ahora, Señor, puedes ya dejar ir a tu siervo", en la popular Nácar-Colunga y referido a la muerte.

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Esa interpretación fue difundida ayer de forma vigorosa por medios episcopales, como el italiano Avvenire. Pero el "Nunc dimittis" era una cortina de humo, porque las frases importantes venían a continuación: "Aquel que es único Señor de la vida y de la muerte, Él mismo me ha prolongado esta vida, en cierto modo ha vuelto a dármela. Desde aquel momento pertenece aún más a Él. Espero que Él me ayudará a reconocer hasta cuándo debo continuar este servicio. Espero que hasta que pueda realizar el servicio petrino en la Iglesia, la Misericordia de Dios me preste las fuerzas necesarias para ello" (según la traducción al español a partir de la traducción italiana del original polaco, efectuada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede). Resulta difícil entender que Juan Pablo II, al pedir auxilio divino para "reconocer hasta cuándo", se refería a la muerte.

En cambio, numerosos eclesiásticos entendieron de muy distinta manera el famoso cántico de Simeón, según el relato del Evangelio de San Lucas (2,29-32). El anciano había recibido la revelación de que no moriría "antes de haber visto al Cristo del Señor", y cuando ello ocurre en el templo pronuncia el "Nunc dimittis servum tuum, Domine".

Jesús de las Heras, director de la revista Ecclesia y ex director de la Oficina de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española, recogió en el Vaticano el testamento del Papa en la tarde del jueves y lo leyó detenidamente en el avión de regreso a Madrid. "En todo momento entendí que depositaba su vida en el Señor porque ya había cumplido su misión, la que unos párrafos más arriba le indica el cardenal Wyszynski: llevar a la Iglesia al Tercer Milenio. Juan Pablo II cumple esa tarea y dice, como Simeón después de ver que ha nacido Jesús: Señor, según tu palabra, puedes dejar a tu siervo ir en paz, he cumplido, ahora ya me puedo morir. ¿Está pensando en ese momento en una dimisión? Mi opinión es que, llegado al tercer milenio, lo que pide es que se escriba la voluntad de Dios". Jesús de las Heras advierte, además, de que los sacerdotes suelen rezar con mucha frecuencia este cántico de Simeón.

La misma interpretación hace el jesuita Pedro Miguel Lamet, ex director de Vida Nueva, cuya voluminosa y esperada biografía sobre el Papa enterrado ayer, titulada Juan Pablo II, Hombre y Papa, se publica este fin de semana.

Lamet no descarta, sin embargo, que el Pontífice polaco estuviera pensando también en el retiro cuando escribió, un párrafo más adelante de la cita a Simeón, que el Señor le ayudará a saber "hasta cuándo" debe ejercer el servicio para el que ha sido llamado. "Hay en ese párrafo una cierta ambigüedad que permite pensar también en la idea de la dimisión", reconoce.

La foto facilitada por el Vaticano muestra el ataúd de zinc, dentro de un tercero de madera, antes de ser sepultado.
La foto facilitada por el Vaticano muestra el ataúd de zinc, dentro de un tercero de madera, antes de ser sepultado.

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